Después de esta experiencia tomé la decisión de ingresar al seminario
Mihai es católico bizantino y en estos momentos se encuentra como seminarista estudiando en Roma |
Precisamente de este país es el
seminarista Mihai Sona,
un joven de 23 años que en estos momentos gracias a una beca de la Fundación CARF está
estudiando en Roma en la Facultad de Comunicación Social e Institucional de la
Universidad de la Santa Cruz.
Un
país preso del comunismo durante décadas
Natural de la ciudad de Cluj, en
Transilvania, es católico bizantino, es decir, de la Iglesia greco-católica
rumana, en comunión con Roma, y recuerda que Rumanía “ha estado bajo la cortina de hierro del
comunismo y por ello ha sufrido muchísimo”. La tradición
del país está ligada al cristianismo oriental y aunque hay un número importante
de católicos de diferentes ritos la mayoría del país es cristiana ortodoxa.
“En Transilvania, de donde vengo yo,
siempre ha habido una gran diversidad de población: no solamente rumanos, sino
también húngaros, alemanes y judíos. Las confesiones cristianas han sido varias
y siguen siéndolo aún hoy.
Católicos romanos, greco-católicos, ortodoxos, calvinistas y luteranos: todos
vivimos juntos y este es un ejercicio que siempre intentamos hacer, en lo bueno
y en lo malo”, relata este seminarista.
Con la caída
del comunismo, Mihai asegura que la situación social, cultural y religiosa
cambió en todo el país y la libertad religiosa se ha convertido en uno de los
grandes regalos que han recibido.
El
catolicismo en Rumanía
Para conocer mejor el catolicismo en
Rumania, este joven señala que “existen
tres iglesias locales: la Iglesia Católica Romana de Rumanía
con la mayoría de fieles en el sur del país y en el este de Moldavia; la
Iglesia Católica Romana de mayoría húngara, a la cual también hacen
referencia otras pequeñas comunidades como los polacos, eslovacos, etc.; y la
Iglesia greco-católica rumana unida a Roma, cuya mayoría está en Transilvania”.
Con esta diversidad en la Iglesia y
teniendo en cuenta la mayoría ortodoxa y la presencia de comunidades
protestantes, Mihai Sona recuerda que “cada
Iglesia hace su deber de llevar el mensaje del Evangelio a todos,
pero para hacerlo debe tener en cuenta que existen también las otras Iglesias y
que el camino hay que hacerlo juntos: es un reto para todos”.
Sobre la visita de Francisco al país
cuenta que el anuncio fue
recibido con gran alegría por parte de las distintas Iglesias Católicas
pero también por la Iglesia Ortodoxa y por el propio Estado.
El
grito de "unidad" ante San Juan Pablo II
“Aún queda en la memoria colectiva el
viaje de San Juan Pablo II, que fue un éxito porque, por primera vez después de
44 años de comunismo, cuando la gente estaba dividida por la ideología
marxista, todo el mundo
gritaba: “¡Unitate!”, ¡Unidad! Y ese deseo de unidad se ha
manifestado y realizado en ver a San Juan Pablo II que se encontraba con el
patriarca ortodoxo Teoctist”, evoca este joven que aún no había nacido cuando
se produjo aquel histórico viaje.
Sin embargo,
para este joven “el viaje
del Papa Francisco representará un encuentro del rebaño rumano con el gran
Pastor, el sucesor de San Pedro para cada comunidad católica.
El Papa estará en cuatro lugares, donde se encontrarán los católicos de todas
las Iglesias locales que mencioné: en Bucarest, Blaj, Șumuleu Ciuc y Iași. En
Blaj, que es el centro de la Iglesia greco-católica, el Santo Padre beatificará
a siete obispos greco-católicos que dieron su vida por la fe y la Iglesia
católica durante el régimen comunista. Un evento muy esperado por la Iglesia
greco-católica local”.
Acerca de su llamada, Mihai afirma que su
"vocación al sacerdocio viene como una llamada por parte de nuestro Señor.
De niño sentía curiosidad por las cosas que pasaban en la Iglesia y traté de ser sacerdote para mi abuela,
que no podía ir a la Divina Liturgia”.
Una
vocación dentro de otra vocación
Durante la adolescencia llegó a alejarse
de la Iglesia, pero al acabar la Secundaria sintió una fuerte llamada de Dios.
“Antes de tomar la decisión de ingresar al seminario quería estudiar
Periodismo, porque sabía que me encantaba escribir. Pero el Señor tenía otro
plan, siempre mejor que el que yo tenía. Y así sucedió que, en un día de
Cuaresma de 2014, cuando
estaba en un retiro y me encontraba solo dentro de la capilla, sentí una
atracción muy fuerte hacia el altar que nunca había advertido antes.
Después de esta experiencia tomé la
decisión de ingresar al seminario”, insiste.
Su gran deseo antes de la llamada a la
vocación religiosa era ser periodista. “Descubrí que el deseo de estudiar
Periodismo que ya tenía en la escuela secundaria se podría realizar a través de
mis estudios de Roma, tomando forma en la Universidad de la Santa Cruz,
y más precisamente en la Facultad de Comunicación Social e Institucional”,
revela. Y todo ello por la beca concedida por CARF
gracias a la cual “el Señor nunca ha retirado los regalos que me dio: me tomó de la mano y me amó como un
padre”.
Javier Lozano
Fuente: ReL