La
alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la
Iglesia. La importancia del discernimiento en el mundo del amor y de la familia
2018-02-28 Amoris Laetitia |
El
Papa Francisco considera la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia “como
una propuesta para las familias cristianas, que las estimule a valorar los
dones del matrimonio y de la familia, y a sostener un amor fuerte y lleno de
valores como la generosidad, el compromiso, la fidelidad o la paciencia. En
segundo lugar, porque procura alentar a todos para que sean signos de
misericordia y cercanía allí donde la vida familiar no se realiza perfectamente
o no se desarrolla con paz y gozo”.
Para
el Papa, estimular valores, ser signos de misericordia, es posible si existe la
actitud del constante discernimiento. Esto, porque en los principios generales
“cuanto más se afrontan las cosas particulares, tanta más indeterminación hay”,
porque las normas generales “no pueden abarcar absolutamente todas las
situaciones particulares” (AL 304).
En
la Exhortación el Papa rescata la ambigüedad de la vida y encuentra en el
discernimiento el instrumento que nos acerca a la voluntad de Dios en las
diferentes situaciones. Discernir es buscar y encontrar en la vida interior y
en lo que nos ocurre en lo exterior, la presencia y los designios de Dios. Es
el ámbito de la conciencia. Ya San Pablo advierte sobre la acción del Espíritu
en nosotros: “No extingan el Espíritu; no desprecien las profecías: examínenlo
todo y quédense con lo bueno” (1Tes 5, 19-21).
El
Papa insiste en que, si bien es importante y esclarecedor contar con
principios, en la Exhortación no se busca desarrollar una “fría moral de
escritorio”, pues a la hora de hablar de temas delicados, nos sitúa en “el
contexto de un discernimiento pastoral cargado de amor misericordioso, que
siempre se inclina a comprender, a perdonar, a acompañar, a esperar, y sobre
todo a integrar. Esa es la lógica que debe predominar en la Iglesia, para
«realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más
contradictorias periferias existenciales» (AL 312).
El
discernimiento abre las puertas a una actitud profundamente humana: la escucha
y la comprensión. Esto es aplicable a las diferentes situaciones que viven los
seres humanos en el presente. No se trata de presentar soluciones empaquetadas
ayer, a los problemas de hoy. De esta manera, se puede afirmar que no hay una
familia, un individuo, una comunidad ideal. En Amoris Laetitia existe
la realidad: hombres, mujeres, comunidades con sus más o sus menos, con
alegrías, dramas y sueños (AL 57).
Esta
realidad es un llamado a la renovación de la Iglesia. Renovación que tiene su
origen en algo tan humano como es la misericordia.
La
Exhortación no pretende ser doctrinal, sino pastoral, que busca ayudarnos a
crecer lentamente en el amor y el discernimiento es un instrumento
indispensable para generarlo.
El
Papa, afirma en el número 3 de la Exhortación: “Quiero reafirmar que no todas
las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con
intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una
unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes
maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias
que se derivan de ella”.
Manuel
Cubías – Ciudad del Vaticano
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