En la introducción al libro Una
decisión de los padres: ¿Tener más hijos?, del padre Pedro Carlos
Velasco Suárez, editado en 1996 por Sabiduría Cristiana (Segunda edición 2015)
el entonces obispo auxiliar de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio define en
tres características lo que para él es paternidad responsable.
“La expresión ‘paternidad
responsable’ -reseña el hoy Francisco– se ha convertido en
clásica en nuestro lenguaje y apunta hacia una certera dirección: la
vida es un don que hay que recibir, cuidar y entregar… todo con generosidad”.
Ser responsable en la paternidad, y también en la maternidad, como aclara,
supone tres cosas:
- “Animarse a participar de ese derroche de gratuidad con que Dios quiso manifestarse Padre”.
- “Supone también, junto al cansador trabajo cotidiano de cuidar el hogar, la capacidad de hacer sitio para la ternura, el ocio, y el diálogo paciente y comprensivo, aun en las necesarias situaciones de límites”.
- “Supone mirar la historia:
saber que el santo pueblo fiel de Dios camina hacia adelante y sabe mirar
al Tiempo de Dios para anclar allí su esperanza, salvándose de las
aprisionantes garras del momento. Supone esa sabiduría
de atreverse a comenzar siempre de nuevo, teniendo
confianza en la imagen divina que sella a toda alma: así lo hizo Dios,
quien-además de habernos creado tan maravillosamente- se entregó de lleno
(y se entrega a cada momento) para recrearnos más maravillosamente… Todo
eso es paternidad responsable”.
En la presentación del libro,
Bergoglio reflexiona además sobre el Evangelio de Jesús como el Evangelio de la
Vida. “Él fue enviado al mundo para que tuviéramos vida, y vida abundante. San
Pablo, anonadado ante este misterio de generosidad, no duda en proclamar que se
trata de un derroche de gratuidad del Padre”, escribe.
“Únicamente
quien tiene entrañas de padre o madre puede llegar a vislumbrar todo lo que
implica de donación y oblación el hecho de dar vida a otra persona.
Y dar la vida como la da Dios, cuidándola a cada instante, haciéndose
cargo de ella hasta el punto de arriesgar y entregar la propia”,
continúa.
Paternidad
y maternidad, reflexiona, “no es solamente promesa de espera, alegría y
sorpresa primeriza, sino también constancia cotidiana, gozo
entre los propios hijos fraguado en el trabajo, cruz y muerte silenciosa,
confianza y abandono en manos de Aquel que quiso mostrarse como Padre con
entrañas de misericordia y –a la vez- como madre incapaz
de olvidarse de su niño. Todo esto, y mucho más, está contenido en ese
brevísimo apóstrofe: Evangelio de la Vida”.
Francisco deseaba en aquel
entonces que el libro del Padre Velasco Suárez “ayude a todos aquellos que
quieren seguir apostando a la vida y al tiempo, en un momento en que –desde
tantos sitios distintos- están en oferta y al alcance de la mano los productos
de la cultura del momento y de la muerte”.
La
obra es una sintética reseña distribuida en ocho capítulos del magisterio de la
Iglesia sobre la paternidad responsable. En la segunda edición, el autor
explica que se podría haber dejado todo “tal cual, porque estos temas son para
siempre, así como es perenne y no cambia la naturaleza humana”, aunque agregó
palabras y enseñanzas de Juan Pablo II y del cardenal Joseph Ratzinger.
Si
hubiese que hacer una tercera edición, poco cambiaría, puesto que como escribe
el padre Velasco Suárez “el hombre sigue siendo hombre, y Dios
sigue siendo nuestro Padre Dios”.
Aunque
quizá haya que agregar algunas reflexiones propias de la presentación del libro
al cuerpo central. Acaso lo que más ha cambiado en estos casi 25 años fue el
posible eco de las palabras del entonces obispo auxiliar de Buenos Aires.
Fuente: ACI