El
Papa Francisco recibe a los participantes del Encuentro por el 50 aniversario
de la muerte del Cardenal Agustín Bea y asegura que el testimonio de maestros
judíos y católicos que enseñan juntos “vale más que muchos discursos”
El Papa Francisco recibe a los participantes del Encuentro por el 50 aniversario de la muerte del Cardenal Agustín Bea (Vatican Media) |
En
el 50 aniversario de la muerte del Cardenal Agustín Bea sj, el Papa Francisco
se reúne con algunos miembros del Centro de Estudios Judaicos "Cardenal
Bea" de la Universidad Gregoriana, así como del Consejo Pontificio para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, del Instituto Bíblico Pontificio y el
Centro para el Estudio del Cristianismo en la Universidad Hebrea de Jerusalén,
en la Sala del Consistorio del Vaticano. Para el Papa Francisco este encuentro
es una oportunidad para “volver a visitar esta distinguida figura y su
influencia decisiva en algunos documentos importantes del Concilio Vaticano
II”, como por ejemplo, las relaciones con el judaísmo, la unidad de los
cristianos, la libertad de conciencia y la religión.
En
su Discurso, el Papa ha expresado que el Card. Bea no solo debe ser recordado
por lo que hizo, “sino también por la forma en que lo hizo” y asegura que es un
modelo en el que inspirarse para el diálogo ecuménico e interreligioso, y de
manera eminente para el diálogo "intrafamiliar" con el judaísmo.
Además, ha recordado las 3 palabras con las que el Presidente del Congreso
Judío Mundial, Nahum Goldmann, le describió: "comprensivo, lleno de bondad
humana y valiente". Tres aspectos esenciales – ha puntualizado – “para
quienes trabajan por la reconciliación entre los hombres”.
En primer lugar, la
comprensión hacia los demás
“El
cardenal Bea estaba convencido de que el amor y el respeto son los primeros
principios del diálogo” ha explicado el Santo Padre a los participantes, pues
Bea decía que "el respeto nos enseñará también la forma correcta de
proponer la verdad"; “es cierto” – dice el Papa – “no hay verdad fuera del
amor, y el amor se expresa en primer lugar como la capacidad de acoger,
abrazar, llevar consigo mismo: "Com-prenderse".
El segundo aspecto: la
bondad y la humanidad
El
Papa Francisco ha destacado también la capacidad del Cardenal Bea de “crear”
vínculos de amistad y vínculos fundados en la fraternidad que nos une. Por
tanto, es notoria su “comprensión” que acepta al otro y su “bondad” que
descubre y crea vínculos de unidad.
Por último, su
temperamento valiente
El
tercer aspecto que el Papa ha querido describir es su temperamento valiente.
“El cardenal Bea tuvo que enfrentar muchas resistencias en su trabajo por el
diálogo, e incluso siendo acusado y difamado, continuó, con la perseverancia de
quienes no renuncian al amor” ha explicado Francisco, asegurando que no era “ni
optimista ni pesimista”, sino “realista” sobre el futuro de la unidad: “por un
lado consciente de las dificultades, por el otro convencido de la necesidad de
responder al sincero deseo del Señor de que los suyos sean "una sola
cosa"”.
El camino ya recorrido
Subrayando
el fructífero camino emprendido en el diálogo entre judíos y católicos después
de Bea y su escuela, el Papa dice que el Centro de Estudios Judaicos
"Cardenal Bea" es un hito en este proceso: “cuando la Santa Sede
pidió a la Universidad Gregoriana que lo estableciera, les confió convertirse
en "el proyecto más importante de estudios judíos de la Iglesia
Católica"”. Y dirigiéndose a los docentes de los diversos centros,
Francisco ha asegurado que: “El diálogo va adelante a dos voces, y el
testimonio de maestros judíos y católicos que enseñan juntos vale más que
muchos discursos”.
¿Cómo continuar el camino?
Hasta
ahora, el diálogo judeo-cristiano a menudo se ha llevado a cabo en un campo
reservado para especialistas – ha dicho el Papa – declarando que “la
profundización específica y el conocimiento son esenciales, pero no son
suficientes”, pues “junto a este camino debemos tomar otro, más amplio, el de
difundir los frutos, para que el diálogo no siga siendo la prerrogativa de unos
pocos, sino que se convierta en oportunidades fructíferas para muchos”.
Por
último, exhorta a que la amistad y el diálogo entre judíos y cristianos vaya
más allá de las fronteras de la comunidad científica: “Sería bueno, por
ejemplo, que en la misma ciudad los rabinos y los párrocos trabajaran juntos,
con sus respectivas comunidades, al servicio de la humanidad sufrida y
promoviendo formas de paz y diálogo con todos”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
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