No dejarte vencer por tus pasiones, no esperar
convertir tu corazón a Dios
El Papa Francisco celebra la Misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta (Vatican Media) |
El Santo Padre invitó – en su homilía de la Misa
matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta – a hacer cada día
un examen de conciencia, un breve balance de las acciones que se llevan a cabo
porque “ninguno de nosotros está seguro acerca de cómo terminará su vida”
Detenerse, tomar conciencia de los propios
fracasos, saber que el fin puede llegar en cualquier momento y no vivir repitiendo
que la compasión de Dios es infinita: una justificación para hacer lo que uno
quiere. El Papa Francisco, en su homilía en la Misa de la mañana celebrada en
la capilla de la Casa de Santa Marta, retomó “los consejos” contenidos en el
Libro del Eclesiástico, exhortando a cambiar el corazón y convertirse al Señor.
Domina las
pasiones
Francisco puso de manifiesto que “la sabiduría es
cosa de todos los días”, que nace de la reflexión sobre la vida y del hecho de
detenerse a pensar cómo se ha vivido. Proviene del escuchar sugerencias, como
las del Eclesiástico, que se asemejan a las indicaciones “de un padre a un
hijo, de un abuelo a un nieto”.
No sigas tu instinto, tu fuerza, complaciendo las
pasiones de tu corazón. Todos tenemos pasiones. Pero ten cuidado, domina las
pasiones. Tómalas en tus manos. Las pasiones no son malas, son, digamos, la
“sangre” para llevar a cabo muchas cosas buenas, pero si no eres capaz de
dominar tus pasiones, ellas te dominarán a ti. Detente, detente.
No pospongas
tu conversión
Aludiendo a la relatividad de la vida, el Papa
citó el versículo de un Salmo que dice: “Ayer pasé – dijo Francisco – y vi a un
hombre; hoy volví y ya no estaba”. No somos eternos – subrayó el Pontífice – no
podemos pensar en hacer lo que queremos, confiando en la infinita misericordia
de Dios.
No seas tan imprudente, tan atrevido como para
creer que te saldrás con la tuya. “Ah, me he salido con la mía hasta ahora, me
saldré con la mía...”. No. Te saliste con la tuya, sí, pero ahora no lo
sabes... No digas: “La compasión de Dios es grande, me perdonará mis muchos
pecados”, y así yo sigo haciendo lo que quiero. No digas eso. Y el consejo
final de este padre, de este “abuelo”: “No esperes a convertirte al Señor”, no
esperes a convertirte, a cambiar tu vida, a perfeccionar tu vida, a quitarte
esa hierba mala, todos la tenemos, a quitarla... “No esperes a convertirte al
Señor y no la pospongas día tras día porque la ira del Señor estallará de
repente”.
5 minutos
para cambiar el corazón
“No esperar para convertirse”: es la invitación
del Papa con la que exhorta a no retrasar el cambio de la propia vida, a tocar
con la mano los propios fracasos y decepciones que cada uno tiene, y a no tener
miedo, sino a ser más capaces de dominar lo que nos apasiona.
Hagamos cada día este pequeño examen de conciencia
para convertirnos al Señor: “Mañana intentaré que esto no vuelva a suceder”.
Sucederá, tal vez, un poco menos, pero has logrado gobernarte a ti mismo y no a
ser gobernado por tus pasiones, por las muchas cosas que suceden, porque
ninguno de nosotros está seguro acerca de cómo terminará la propia vida y
cuándo terminará. Estos cinco minutos al final del día nos ayudarán, nos
ayudarán mucho a pensar y a no posponer el cambio del corazón y la conversión
al Señor. Que el Señor nos enseñe con su sabiduría a seguir por este camino.
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
Vatican News