Tareas
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Esta
semana me ha tocado la limpieza de los baños. Lo que peor llevo de esta
tarea... ¡son los guantes!
El
de la mano izquierda me queda fenomenal, y no da ningún problema. Pero, el de
la derecha, ¡da más guerra que 300 espartanos!
Por
extraño defecto de fábrica, el guante derecho se va cayendo, volviéndose sobre
sí mismo, como enroscándose. Ya no es solo el engorro de estar a subirlo de
nuevo, ¡hay que dedicarse a darle la vuelta!
Y,
claro, cuando tienes un mogollón de baños por limpiar, la broma acaba
hartando...
Siempre
termino mi “semana de baños” con la paciencia quemada. Esta vez, tras un primer
día tan desastroso como siempre, comencé a pedirle una solución al Señor.
De
pronto, en mi celda, lo vi: ¡¡una muñequera!!
La
verdad es que queda rarísimo, pero ahí estoy yo, super feliz, con mi guante y,
encima, la muñequera, que no se sabe si voy a hacer los baños o a jugar al
tenis...
Orando
esto, me he dado cuenta de que vivir con Cristo no supone que cambien las
cosas: los baños no se limpian solitos, tu trabajo es el mismo de ayer y
convives con las mismas personas...
A
veces soñamos con la solución fácil; es decir, que Jesús fuese algo así como una
“varita mágica para quitar los problemas”. Pero el Señor no nos saca del mundo,
¡sino que quiere entrar en tu mundo!
Él
es como mi muñequera. Aparentemente, nada ha cambiado, ¡pero no te imaginas qué
diferencia! Lo mismo sucede con Cristo: Él te sostiene, te alienta, te da Su
fuerza, y así, te regala hacer lo mismo de siempre... con alegría, con
entusiasmo.
A
veces puede parecer extraño, como la muñequera en el guante, pero el Rey de
reyes quiere compartir contigo cada paso, ir contigo a la compra, al trabajo,
¡o a limpiar los baños! Y es que, con Cristo, servir es reinar.
Hoy
el reto del amor es que te pongas una muñequera. ¡Sí, ponte algo en la muñeca!
Puede ser una pulsera, una esclava, una goma, ¡o incluso una cuerda! Hoy será
tu señal para recordarte que Cristo va a tu lado. A lo largo de la jornada,
cuando la veas, dile al Señor: “¡Vamos a hacer esto juntos!” Descubrirás que es
lo mismo... pero muy distinto. ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma