Las
frases de Francisco son motor para que mejoremos nuestra actitud ecológica y
nos unamos a otras personas en el reto de recoger basura de forma voluntaria
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El 14 de mayo de 2015, el Papa Francisco
removió el mundo con la publicación de la encíclica “Laudato Sì”. Con
ella promueve una ecología integral, que no
deja fuera a nadie. Se trata de cuidar la “Casa Común”.
La preocupación ecológica está
presente en la vida pública desde los años 60-70, en que Alemania ve surgir el
primer partido ecologista. Desde entonces, cada vez los datos comprueban que
vamos a peor, aunque la ciencia avanza y estudia el fenómeno para aportar soluciones
a medio y largo plazo, y la opinión pública se hace eco de esta
preocupación.
Hace falta un golpe de timón
decidido para que se frene el calentamiento global, para que no sigamos
destruyendo la capa de ozono, para que cuidemos de todas las personas sin dejar
a nadie de lado…
Las redes sociales han planteado
estos días un nuevo reto: el #trashtag, que
consiste en recoger basura y mostrar con imágenes cómo has contribuido a
mejorar el planeta. Unos recogen basura en la playa, otros limpian los bosques,
otros ayudan en barrios depauperados de grandes ciudades…
El Papa Francisco ha tenido que ver con esta movida. Lleva 6 años, desde que comenzó el
pontificado, hablando de ecología y de cuidar la Casa Común. Una revolución de
la que los cristianos formamos parte activa.
Ya se ha visto que no se trataba
de un tema menor ni de una “moda”. Francisco
es una de las voces mundiales que sigue recordando nuestro
compromiso con la obra creada por Dios. Tú, ¿qué puedes hacer hoy por mejorar
la situación del planeta? ¿Reciclas? ¿aprovechas? ¿ahorras?
La “Laudato Sì” se lee de un
tirón, pero para comenzar recordamos aquí algunos fragmentos clave:
Ejemplos prácticos para comenzar
“La educación en la responsabilidad
ambiental puede alentar diversos comportamientos que tienen una incidencia
directa e importante en el cuidado del ambiente, como evitar
el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los
residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado
a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo
vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias. Todo esto es parte de una generosa y
digna creatividad, que muestra lo mejor del ser humano. El hecho de reutilizar
algo en lugar de desecharlo rápidamente, a partir de profundas motivaciones,
puede ser un acto de amor que exprese nuestra propia dignidad.”
Educar, valora lo bello
“No debe descuidarse la relación que hay
entre una adecuada educación estética y la preservación de un ambiente sano. Prestar
atención a la belleza y amarla nos ayuda a salir del pragmatismo utilitarista.
Cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es
extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso. Al mismo tiempo, si se quiere conseguir
cambios profundos, hay que tener presente que los paradigmas de pensamiento
realmente influyen en los comportamientos. La
educación será ineficaz y sus esfuerzos serán estériles si no procura también
difundir un nuevo paradigma acerca del ser humano, la vida, la sociedad y
la relación con la naturaleza. De otro modo, seguirá avanzando el paradigma
consumista que se transmite por los medios de comunicación y a través de los
eficaces engranajes del mercado.”
San Francisco de Asís y la
naturaleza salvaje
“San Francisco (de Asís), fiel a la
Escritura, nos propone reconocer la naturaleza como un espléndido libro en el
cual Dios nos habla y nos refleja algo de su hermosura y de su bondad: A través
de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se conoce por analogía al
autor (Sb 13,5), y su eterna potencia y divinidad se hacen visibles para
la inteligencia a través de sus obras desde la creación del mundo (Rm 1,20).
Por eso, él pedía que en el convento siempre se
dejara una parte del huerto sin cultivar, para que crecieran las hierbas
silvestres, de manera que quienes las admiraran pudieran elevar su pensamiento
a Dios, autor de tanta belleza. El mundo es algo más que un problema a resolver, es un
misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza”.
Protegemos la Casa que
compartimos
“El desafío urgente de proteger nuestra
casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la
búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas
pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su
proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La
humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa
común. Deseo
reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados
sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección
de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con
vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en
las vidas de los más pobres del mundo.”
Por una solidaridad
universal nueva
“Necesitamos una solidaridad universal
nueva. Como dijeron los Obispos de Sudáfrica, se
necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado
por el abuso humano a la creación de Dios. Todos podemos colaborar como
instrumentos de Dios para el cuidado de la creación, (Conferencia de los Obispos Católicos del
Sur de África, Pastoral Statement on the Environmental Crisis, 5 septiembre
1999), cada uno desde su cultura, su experiencia, sus iniciativas y sus
capacidades.”
Dolors Massot
Fuente: Aleteia