El
chispazo
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unos días me encontraba en lo alto de una escalera tratando de cambiar un
fluorescente. Saqué el anterior, y coloqué el nuevo. Pero qué sorpresa cuando
le di al interruptor y... ¡no se encendía! Tan solo salía una “pizca” de luz en
los extremos del tubo, pero nada...
Fui
a buscar ayuda, e inmediatamente me dijeron:
-Eso es el cebador, que tienes que cambiarlo a la vez.
-Eso es el cebador, que tienes que cambiarlo a la vez.
“El
cebador...” una palabra que no había oído en mi vida, y mucho menos con
referencia a algo de electricidad...
Así
pues, me puse a estudiar qué tenía que ver aquel pequeño chisme del tamaño de
un pulgar con la luz.
Pues
bien, resulta que para que un fluorescente brille, necesita que el gas que
lleva en su interior esté a temperatura elevada. Y aquí viene su necesidad del
cebador. Este aparato produce una chispa que hace que se eleve la temperatura.
En otras palabras: el cebador le da el impulso que necesita para comenzar a dar
luz.
En
seguida me di cuenta de lo que me quería enseñar el Señor. Me llamaba la
atención que el tubo estaba en perfectas condiciones para dar luz, tenía todo
lo necesario: el gas, la corriente llegaba hasta él... sin embargo, le faltaba
ese impulso para terminar de dar luz.
Del
mismo modo comprendí que dentro de nosotros se esconde un tesoro, dentro de
cada uno hay vida: “porque el Amor de Dios ha sido derramado en vuestros
corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5, 5). ¡Cristo ha puesto
en ti todo lo que necesitas para dar luz!
Pero
nos sucede que muchas veces nos apocamos, pensando precisamente lo contrario:
que nos falta un poco de “vidilla”, que no somos capaces... y ese mismo
pensamiento nos deja paralizados.
Y
es que también nosotros necesitamos ese “chispazo” que nos entone para
entregarnos. Y ese chispazo es la oración, es la fe en Cristo, es saber con
certeza que tienes vida, mucha vida para dar, porque Él ya te la ha regalado, y
tomar la determinación de comenzar a descubrirla dándola.
Hoy
el reto del amor es dar vida. Que todo tu ser irradie lo que llevas dentro,
desde el buen humor, una sonrisa, estar dispuesto a todo sin guardarte tu
tiempo y, sobre todo, apostar siempre, siempre por seguir amando. “La fe se
activa por el amor” (Gal 5,6). ¡Activa tu Fe! Te sorprenderá descubrir todo lo
que Cristo ha puesto en ti.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma