Así lo demuestra el estudio “La calidad del
sueño y el papel de amortiguación del estrés de la participación religiosa: un
análisis de moderación mediada
Jonathan
Emmanuel Flores Tarello-(CC BY-NC-ND 2.0)
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La mayor parte de nuestros
insomnios son por darle vueltas a las cosas: los negocios, los hijos, las
deudas, los exámenes, el dinero, la salud, las amistades.
Algo en nuestro
interior, mientras damos vueltas en la cama, nos pide calma. Y la calma no llega.
Hasta que nos acordamos de Dios.
Un
estudio publicado recientemente en el Journal for the Scientific Study of
Religion (JSSR) demuestra lo anterior, es decir que una fe
fuerte podría ser la clave para una buena noche de sueño. O para una buena vida
con descanso nocturno reparador.
Los investigadores
descubrieron que “aquellos que creen en la salvación y sienten que tienen una
relación inquebrantable con Dios”, tienden a dormir más tiempo (las necesarias
7 u 8 horas de sueño profundo, se duermen más rápido, alcanzan un buen sueño, se
relajan y se sienten más descansados por la mañana gracias a la horas de sueño
disfrutadas.
El
estudio, que lleva por nombre “La calidad del sueño y el papel de amortiguación
del estrés de la participación religiosa: un análisis de moderación mediada”,
fue realizado por la Escuela de Sociología de la
Universidad de Arizona (Estados Unidos) y publicado por el
JSSR.
Terrence
D. Hill, profesor asociado de la Escuela de Sociología de la Universidad de
Arizona y coautor del estudio dijo que, en realidad, los hallazgos de esta
investigación multidisciplinaria, “no le sorprendieron”.
Hill
subrayó que “si crees que un poder superior está ahí fuera cuidándote, entonces
lo que estás pasando ahora es temporal. Estas experiencias mundanas son
temporales”. Según este investigador, las creencias religiosas firmes ayudan a
sentir menos estrés y ansiedad al dar un sentido de esperanza a la vida, al
reducir la tristeza y al tener un mejor estado anímico. Todo ello ayuda pues a
dormir mejor y a tener buenas noches.
El autor principal del
estudio es Christopher G. Ellison, profesor de sociología en la Universidad de
Texas en San Antonio. Su investigación, explicó Hill, “también muestra que la
religión puede promover indirectamente el sueño al protegerse contra otros
factores de riesgo, en este caso, el estrés”.
Según
la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, las personas tienden a estar
demasiado estresadas a la hora de ir a la cama. Les cuesta dormir cuando no
pueden dejar de pensar en sus preocupaciones y frustraciones. La falta de
relajación hace que experimenten tensión muscular. El sosiego no llega, aumenta
la frecuencia cardíaca, lo que también agrava tensión física y la fatiga.
La
religión puede ayudar con estas tensiones al reunir a personas que comparten
creencias comunes de manera regular, lo que genera solidaridad y un sentido de
propósito compartido. Los miembros de la Iglesia también tienden a prestarse
asistencia mutua y promover prácticas de afrontamiento positivas, según el
nuevo estudio. En definitiva, la ayuda recibida y la actitud positiva con la
que afrontan y comparten la vida quienes tienen fe es reconfortante y evita
desvelos
“Por
todas estas razones, es plausible que los feligreses regulares experimenten
menos agitación a raíz de los eventos negativos de la vida y, en última
instancia, una mejor calidad de sueño”, dice el informe.
Comunidad, solidaridad, oración
El estudio también encontró,
sin embargo, que uno no necesariamente necesita una comunidad religiosa para
reducir el estrés. Una práctica religiosa no organizativa, como la lectura
frecuente de las Escrituras, la oración y la meditación, también puede reducir
el estrés y facilitar un sueño sano y reparador, siempre que el individuo se
sienta seguro en el apego a Dios y el lugar de la persona en la vida eterna.
“Los
creyentes pueden ser incapaces de comprender por qué les ha sobrevenido una
desgracia, pero, sin embargo, pueden dormir mejor por la noche sabiendo que el
universo está bajo la vigilancia de una deidad que, al final del día, sigue muy
preocupado por el bienestar del mundo y sus habitantes”, concluye el estudio.
Si
eres de los que disfrutan del tesoro de la fe, no te olvides de tu ángel de la
guarda antes de ir a dormir pues él también contribuirá a que tengas unos
dulces sueños.
Con información del Servicio
Religioso de Noticias (RNS)
Fuente: Aleteia