Un
aroma con historia
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Bueno,
en realidad no era aroma. Ni siquiera era un “olor”. Propiamente hablando, solo
puedo decir que era lo más pestilente y repugnante que puedas imaginar. Lo peor
de todo es... que era Jubi.
Prefiero
no saber dónde rayos se metió. Nuestra beagle se había convertido una masa
marrón con patas, y daba náuseas a metros de distancia.
-¡¡Sentenciada,
Jubi!! ¡¡Al agua de cabeza!!
De
nada le sirvieron los ojitos de cordero degollado, ni los gimoteos
lastimeros...
Mientras
la enjabonábamos por tercera o cuarta vez, empezamos a comentar el hecho:
-La
cuestión es que parecía orgullosa de venir así de sucia...
-Sí,
como si quisiera que la felicitásemos...
-¿Tú
crees que es una forma de llamar la atención?
-¿Llamar
la atención? ¿Y a santo de qué?
Total
que, acabado el baño, me puse a investigar. Encontré que eso de revolcarse en
cosas apestosas es un comportamiento normal, heredado de los lobos. Cuando un
lobo va a cazar, se “perfuma” para que la presa no le descubra por el olor.
Curiosa técnica de camuflaje...
Cuando
lo comenté, Joane me dijo que era cierto: ¡Jubi había estado toda la mañana
persiguiendo a un pájaro! Como era de esperar, no lo pilló, ¡aunque es evidente
que utilizó todos (absolutamente todos) sus recursos!
Esta
anécdota me hizo orar mucho sobre lo fácil que puede resultar juzgar cuando no
conocemos la historia del otro. Puede que su comportamiento nos resulte
extraño, extravagante o, tal vez, insoportable. Es muy sencillo criticar, pero,
¿quién sabe lo que ha vivido esa persona, la historia que tiene?
Sí,
hay uno que lo sabe: Jesús. Y Él, que nos conoce mejor que nosotros mismos...
nos ama.
Hay
un salmo que me impresiona muchísimo. Es el salmo 32, que dice: “Él modeló cada
corazón, y comprende todas sus acciones”.
El
Señor no comprende solo las acciones buenas... ¡las comprende todas! Nuestro
Dios es misericordioso, ¡¡y comprensivo!! Hagas lo que hagas, en Él siempre
encontrarás un abrazo de ternura, y una mano tendida para ir más allá de tu
pasado y de tu historia. ¡Con Él hay esperanza!
Hoy
el reto del amor es llevar en tu corazón los sentimientos de Jesús. Es cierto
que nosotros no somos como Él: ¡no lo sabemos todo de las personas que tenemos
al lado! Y, sin embargo, sí podemos tratar como nos trata Él: disculpando,
perdonando, acogiendo. Por muy apestoso que te resulte el “olor” de esa
persona, ¡el “jabón” del amor puede limpiarlo y perfumarlo todo! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
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Fuente:
Dominicas de Lerma