En 1980 murió una testigo moderna del amor de Cristo por las
almas
El 21 de octubre de 1924, nació una niña
fuera del matrimonio y se llamó María. Por entonces, María no recibió un
apellido porque su padre biológico (que era un hijo ilegítimo) se negó a
casarse con la madre de María y, en vez de eso, la abandonó.
Por suerte para María, la
persona más influyente en la vida de la joven sería su abuela, Cornetto Cesira.
Ella enseñó a María todo lo que pudo sobre Dios. Cinco años después, la madre
de María se casó con Giuseppe Bolognesi y María recibió el apellido de su padrastro.
Cuando María tenía 8 años, ella
y su madre contrajeron meningitis. Su madre estaba próxima a la muerte por esta
temible enfermedad, pero María empezó a recuperarse.
María tenía edad de prepararse
para su Primera Comunión y la monja que le enseñaba le dijo que Jesús le
concedería un deseo si ella se lo pedía. La niña deseó que su madre mejorara, y
así fue, se recuperó completamente de la enfermedad.
Llena de emoción y amor por
Jesús, María hizo su Primera Comunión el 22 de mayo de 1932. En su diario escribió: “Lloré de alegría. Por fin, mi pequeño corazón
también guarda a Jesús Eucarístico. He pedido muchísimas gracias: amar a todo
el mundo, incluso a mis enemigos. Volví a casa, otras familias tendrían un
almuerzo en su casa, pero en mi hogar no había nada para comer; aun así, yo
estaba muy muy feliz”.
Del 21 de junio de 1940 al 1 de
abril de 1942, María manifestó un comportamiento extraño y muchos dieron fe de
que se trataba de una persecución demoniaca. No podía acercarse a iglesias ni a
cualquier otro edificio religioso. El agua bendita le parecía repulsiva. Una
vez, al llegar a un puente que cruzaba el río para llegar a la iglesia, hubo
personas que vieron cómo su falda era tirada desde atrás mientras María luchaba
por avanzar. No había viento soplando en aquel momento, pero María no podía
continuar cruzando el puente.
María empezó también a sudar
sangre, sufrió neumonía, reumatismo y una lista aparentemente interminable de
otros males. También desarrolló problemas cardiacos. Los médicos estaban del
todo perplejos ante el número de aflicciones que experimentaba la adolescente.
Ella, por su parte, se compartió con Jesús, le ofreció su enorme sufrimiento.
María recibió su primera visión
de Jesucristo durante la Semana Santa de 1942. Era un 2 de abril, Jueves Santo,
cuando Él se le apareció y le dio tres anillos con cinco rubíes; los anillos
representaban la Trinidad y los rubíes las cinco llagas. Jesús le prometió que
aprendería a leer y que su madre se arrepentiría de sus pecados y volvería a la
Iglesia. El 11 de abril, con permiso de su consejero espiritual, el padre
Bassano Paiato, empezó a vestir un hábito negro.
Además de padecer muchísimo
dolor y sufrimiento a lo largo de los años 1940, María también sufrió a quienes
empezaron a ridiculizarla y a burlarse de sus visiones “falsas”. Entre ellos el
mismo clero. El 5 de marzo de 1948, tres criminales la atacaron y golpearon, la
ataron, la amordazaron y la dejaron sangrando en la nieve.
En vez de comprensión y
compasión, cayeron más burlas sobre esta sierva de Jesús. Al principio, ni
siquiera la policía la creyó y la acusaron de “fingir” el ataque para llamar la
atención. Pronto se demostró su error y todos los cargos contra ella fueron
retirados.
Hacia finales de la década de
1940, María empezó a sufrir artritis, colitis, desarrolló apendicitis y casi se
quedó ciega. La llevaron a Rovigo y a Padua para que se tratara y allí ayudaba
a cuidar de huérfanos y visitaba a los enfermos en los hospitales.
El 25 de enero de 1954, se abrió
una herida en su mano derecha. Era el principio de los estigmas para María. En
agosto de 1954, aparecieron las llagas en los pies de María y el Viernes Santo
de 1955 recibió la llaga de su lado izquierdo. Eran exactamente las 3 p.m.
María Bolognesi sufrió graves
dolencias físicas toda su vida. Jesús se le apareció varias veces mostrándola
el Paraíso y, en noviembre de 1957, tanto el Cielo como el Purgatorio. Su
primer ataque cardiaco fue en 1971 y su salud continuó empeorando cada vez más.
El 30 de enero de 1980, María Bolognesi falleció.
María fue beatificada el 2 de
mayo de 2013. El papa Francisco dijo: “La
beata María Bolognesi pasó su vida al servicio de los demás, en especial los
pobres y enfermos, soportando un gran sufrimiento en profunda unión con la
Pasión de Cristo. ¡Damos gracias a Dios por su testimonio del Evangelio!”.
Beata María Bolognesi, por
favor, reza por nosotros.
Kathleen Hattrup
Fuente:
Aleteia