El Papa se dirige también a los jóvenes católicos chinos, exhortándoles a colaborar en la construcción del futuro del país y llevar a todos, con entusiasmo, la alegría del Evangelio
En
un “Mensaje a los católicos chinos y a la Iglesia universal”, el Papa Francisco
explica las razones que llevaron a la firma del Acuerdo Provisorio con la
República Popular China: promover el anuncio del Evangelio y alcanzar la unidad
de la comunidad católica
El Mensaje del Papa inicia animando a los
católicos chinos, que, afirma, están “cotidianamente presentes” en su oración.
Francisco recuerda las palabras de Jesús, como lo hizo en su momento Benedicto
XVI en la carta del 27 de mayo del 2007: “No temáis, manada pequeña” (Lucas 12,
32).
Remolino de opiniones que han creado confusión y dudas
El
Papa explica inmediatamente el asunto: “En los últimos tiempos, han circulado
tantas voces contrastantes sobre el presente y, sobre todo, sobre el futuro de
las comunidades católicas en China. Soy consciente que tal remolino de
opiniones y consideraciones pueda haber creado tanta confusión, suscitando en
muchos corazones, sentimientos opuestos. Para algunos, surgen dudas y
perplejidad; otros tienen la sensación de sentirse como abandonados por la
Santa Sede y, al mismo tiempo, se hacen la pregunta conmovedora sobre el valor
de los sufrimientos que se enfrentan para vivir en fidelidad al Sucesor de
Pedro. En muchos otros, por el contrario, prevalecen expectativas y reflexiones
positivas, animadas por la esperanza de un futuro más sereno por un fructífero
testimonio de fe en suelo chino ". Una situación - subraya - que se ha
acentuado con el Acuerdo Provisorio entre la Santa Sede y la República Popular
China sobre el nombramiento de los obispos, firmado en días pasados en Pekín.
Admiración
por los católicos chinos, testimonios del Evangelio hasta dar la vida
Francisco
expresa su "sincera admiración", que "es la admiración de toda
la Iglesia Católica", por el don de la fidelidad de los católicos chinos,
"de constancia en la prueba, de la confianza profundamente arraigada en la
Providencia de Dios, incluso cuando ciertos eventos se han demostrado ser
particularmente adversos y difíciles. Tales experiencias dolorosas pertenecen
al tesoro espiritual de la Iglesia en China y de todo el Pueblo de Dios
peregrino en la tierra ". Por lo tanto, afirma que el Señor, "a
través del crisol de las pruebas, nunca deja de colmarnos con sus consolaciones
y nos prepara para una mayor alegría", y exhorta "a fijar nuestra
mirada en el ejemplo de tantos fieles y pastores que no dudaron en ofrecer su
"hermoso testimonio" (1 Tim 6, 13) al Evangelio, hasta donar su propia
vida. ¡Deben ser considerados verdaderos amigos de Dios! ".
Diálogo iniciado por Juan
Pablo y continuado por Benedicto XVI
El
Papa señala que el Acuerdo Provisorio es "el fruto del largo y complejo
diálogo institucional de la Santa Sede con las autoridades del gobierno chino,
inaugurado por San Juan Pablo II y continuado por el Papa Benedicto XVI".
A través de este proceso, la Santa Sede no tuvo -y no tiene- en mente, más que
realizar los objetivos espirituales y pastorales de la Iglesia, es decir,
apoyar y promover el anuncio del Evangelio, y alcanzar y preservar la unidad
plena y visible de la comunidad católica en China ".
Con fe partimos incluso
sin saber el camino
Luego
siguen indicaciones "para el viaje que, en esta nueva fase, estamos
llamados a recorrer". Este camino - explica citando de nuevo la carta de
Benedicto XVI a los católicos chinos - "requiere tiempo y presupone la
buena voluntad de las partes." Francisco indica a Abraham como ejemplo,
que "llamado por Dios, obedeció partiendo hacia una tierra desconocida que
tenía que recibir en herencia, sin conocer el camino que se la abría por
delante. Si Abraham hubiera pretendido condiciones, sociales y políticas, ideales
antes de abandonar su tierra, tal vez nunca se habría ido. En cambio, él confió
en Dios, y por su Palabra dejó su hogar y sus certezas. Por tanto, no fueron
los cambios históricos los que le permitieron confiar en Dios, sino su fe pura
la que provocó un cambio en la historia. " "Como Sucesor de Pedro -
Francisco dice con fuerza - Quiero confirmar en esta fe (...) invitándolos a
poner cada vez con mayor convicción vuestra confianza en el Señor de la
historia y en el discernimiento de su voluntad cumplida por la Iglesia."
La cuestión del
nombramiento de los Obispos
"Fue
fundamental, explica el Papa, abordar, en primer lugar, la cuestión de los
nombramientos episcopales. Es bien sabido por todos, que, por desgracia, la
historia reciente de la Iglesia católica en China ha sido dolorosamente marcada
por profundas tensiones, heridas y divisiones, que se han polarizado sobre todo
alrededor de la figura del Obispo como el custodio de la autenticidad de la fe
y garante de la comunión eclesial. Cuando, en el pasado, se pretendió
determinar también la vida interna de las comunidades católicas, imponiendo un
control directo más allá de los poderes legítimos del Estado, en la Iglesia en
China, apareció el fenómeno de la clandestinidad".
Pido a los obispos
"reconciliados" que expresen la unidad encontrada con gestos visibles
Francisco
revela de haber sentido un "gran consuelo al constatar el sincero deseo de
los católicos chinos de vivir la propia fe en plena comunión con la Iglesia
universal y el sucesor de Pedro", incluyendo a los obispos "que han
herido la comunión en la Iglesia, por debilidad y errores, pero también, no
pocas veces, por una fuerte e indebida presión externa". "Por lo
tanto - añade - después de haber examinado atentamente cada situación individual,
personal, y escuchado diferentes opiniones, he reflexionado y rezado mucho
buscando el verdadero bien de la Iglesia en China" y "ante el Señor y
con serenidad de juicio, en continuidad con la orientación de mis inmediatos
predecesores, he decidido conceder la reconciliación a los restantes Obispos
'oficiales' ordenados sin el Mandato Pontificio y, tras eliminar las sanciones
canónicas relacionadas, los he readmitido en la plena comunión eclesial. Al
mismo tiempo, les pido a expresar, a través de gestos concretos y visibles, la
unidad reencontrada con la Sede Apostólica y con las Iglesias esparcidas por el
mundo, y mantenerse fieles a pesar de las dificultades ".
Volver a abrazar a
aquellos que reconocen que han cometido un error
La
invitación va a todos los católicos chinos que sean "artesanos de la
reconciliación" en la conciencia de que "no hay ninguna ley o regla
que puede impedir que Dios vuelva a abrazar a su hijo, que vuelve a Él
reconociendo su equivocación, pero decidido a volver a empezar". En este
espíritu - afirma – se puede iniciar "un recorrido inédito, que esperamos
ayudará a sanar las heridas del pasado, a restablecer la plena comunión entre
todos los católicos chinos."
La elección de los
Obispos: pastores según el corazón de Jesús
"El
Acuerdo Provisorio - explicó el Papa – no obstante, se limita en algunos
aspectos de la vida de la Iglesia y siendo necesariamente perfectible, puede
ayudar - por su parte - a escribir esta nueva página de la Iglesia católica en
China. Esto, por primera vez, introduce elementos estables de colaboración
entre las Autoridades del Estado y la Sede Apostólica, con la esperanza de
garantizar a la Comunidad católica, buenos Pastores. En este contexto, la Santa
Sede tiene la intención de hacer plenamente lo que le compete, pero también
ustedes, Obispos, sacerdotes, personas consagradas y fieles laicos, les espera
un papel importante: buscar juntos buenos candidatos que sean en grado de
asumir en la Iglesia el delicado e importante servicio episcopal. No se trata,
de hecho, de nombrar funcionarios para la administración de los asuntos
religiosos, sino tener verdaderos Pastores según el corazón de Jesús,
comprometidos en obrar generosamente al servicio del Pueblo de Dios,
especialmente de los más pobres y los más débiles”.
Papel de los católicos
chinos en la sociedad
"En
el plano civil y político - escribe Francisco – los católicos chinos son buenos
ciudadanos, aman plenamente su país y sirven a su nación con compromiso y
honestidad, de acuerdo con sus capacidades. En el plano ético, son conscientes
de que muchos conciudadanos esperan de ellos una mayor medida en el servicio al
bien común y al desarrollo armonioso de toda la sociedad. En particular, los
católicos son capaces de ofrecer la contribución profética y constructiva que
ellos llevan consigo por su propia fe en el reino de Dios. Esto puede requerir
de ellos también el esfuerzo de decir una palabra crítica, no por una
contraposición estéril, sino con el objetivo de construir una sociedad más
justa, más humana y más respetuosa de la dignidad de cada persona".
Obispos y sacerdotes
superen las contraposiciones para evangelizar
Dirigiéndose
a los obispos, sacerdotes y personas consagradas, el Papa les pide que superen
"las contraposiciones del pasado, la búsqueda de la afirmación de los
intereses personales" para cuidar en cambio, a los fieles,
comprometiéndose "humildemente por la reconciliación y la unidad y
retomando "Con energía y entusiasmo, el camino de la evangelización, como
lo indica el Concilio Ecuménico Vaticano II".
Llamamiento a los jóvenes
católicos chinos: llevar a todos la alegría del Evangelio
El
Papa se dirige también a los jóvenes católicos chinos, exhortándoles a
colaborar en la construcción del futuro del país y llevar a todos, con
entusiasmo, la alegría del Evangelio, superando "prejuicios personales y
contraposiciones entre grupos y comunidades, para abrir un valiente y fraterno
recorrido a la luz de una auténtica cultura del encuentro ".
Los fieles de todo el
mundo no dejen solos a los católicos de China
A
los católicos de todo el mundo, el Papa les pide "que acompañen con una
ferviente oración y con una fraterna amistad a nuestros hermanos y hermanas en
China. De hecho, ellos deben sentir que en el camino, que en este momento, que
se abre frente a ellos, no están solos".
Continuar en confianza el
diálogo con las autoridades chinas
Así,
el Papa se dirigió "con respeto a Aquellos que dirigen la República
Popular China", renovando la invitación "para continuar, con
confianza, coraje y visión, un diálogo emprendido hace tiempo" para
superar "las contraposiciones, incluso las recientes, y escribir una
página de una más serena y concreta colaboración en la creencia común de que
“la incomprensión no ayuda ni a las autoridades chinas ni a la Iglesia católica
en China '(Benedicto XVI, Carta a los católicos chinos, el 27 de mayo de 2007,
4).' "De esta forma, China y la Sede Apostólica" podrán promover
"el desarrollo integral de la sociedad, asegurando un mayor respeto por la
persona humana también en el ámbito religioso". El Papa también dijo que
"hay que aprender un nuevo estilo de colaboración sencilla y cotidiana
entre las autoridades locales y las eclesiásticas - obispos, sacerdotes,
ancianos de la comunidad - de manera de asegurar el desarrollo normal de las actividades
pastorales, en armonía entre las expectativas legítimas de los fieles y las
decisiones que tienen que ver con las Autoridades ". Y reitera: "La
Iglesia en China no es ajena a la historia china, ni pide ningún
privilegio".
Oración a María para llevar
unidos el anuncio del Evangelio
El
Papa, por último, implora al Señor por el don de la paz e invita a todos a
invocar la protección maternal de la Virgen María: "(...) la Virgen de la
esperanza, a tí confiamos el camino de los creyentes en la noble tierra de
China. (...) Consoladora de los afligidos, nos dirigimos a ti porque eres
refugio de los que lloran en la prueba. Vigila a tus hijos que alaban tu
nombre, permítales que lleven juntos el anuncio del Evangelio. Acompaña sus
pasos hacia un mundo más fraterno, ¡Haz que todos lleven la alegría del perdón
oh Reina del Cielo! María, Auxilio de los cristianos, por China te pedimos días
de bendición y paz. Amén".
Patricia
Ynestroza-Ciudad del Vaticano
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