Al
día siguiente de su regreso a Roma desde Lituania, Letonia y Estonia, Francisco
dedicó su catequesis a reflexionar sobre los países visitados, recorriendo las
etapas del viaje
El
tema de la catequesis del Papa Francisco en el miércoles 26 de setiembre fue el
Viaje Apostólico realizado a Lituania, Letonia y Estonia, desde donde regresó
la noche anterior. El Santo Padre explicó que realizó la visita con
ocasión del centenario de la independencia de dichos Países, que sufrieron bajo
el bajo el yugo de las ocupaciones, primero la nazi, y la soviética después, y
agradeció a los presidentes de las tres Repúblicas y a las Autoridades civiles
por la acogida que le dispensaron, además de demostrar su gratitud a todos los
obispos y a quienes colaboraron para la preparación de este evento.
A cien años de libertad en los Países Bálticos
“Ahora
que gozan de libertad –dijo - mi misión fue anunciarles nuevamente la alegría
del Evangelio y la revolución de la misericordia y de la ternura, porque para
darle sentido y plenitud a la vida, además de la libertad, es indispensable el
amor que viene de Dios”. Y recordó que el Evangelio, que en el tiempo de la
prueba da fuerzas y anima la lucha para la liberación, en el tiempo de la
libertad es luz para el camino cotidiano de las personas, las familias, las
sociedades, y sal que da sabor a la vida ordinaria y la preserva de la
corrupción de la mediocridad y los egoísmos.
El desafío ecuménico y el
diálogo entre generaciones
Subrayando
el carácter ecuménico de la visita a estos países - dos de ellos
predominantemente luteranos y ortodoxos- el Papa expresó que el desafío ha sido
reforzar la comunión entre todos los cristianos.
“Durante
este viaje, - contó en español - con marcado carácter ecuménico, me encontré
con muchas personas. En Vilna, les recordé a los jóvenes la importancia del
diálogo entre las generaciones, y en Riga, les subrayé a los ancianos la
estrecha relación que existe entre la paciencia y la esperanza. También a los
sacerdotes, consagrados y seminaristas, les manifesté que es indispensable
estar centrados en Dios y arraigados en su amor, manteniendo viva la memoria de
los mártires, para seguir su ejemplo y ser testigos de esperanza. Tampoco me
faltó la oportunidad para honrar a las víctimas del genocidio judío en Lituania
y de las persecuciones a todos los ciudadanos.”
Pensar hasta dónde puede
llegar la crueldad humana
A
las “autoridades de los tres países - se explayó en italiano- puse el
acento en la contribución que dan a la comunidad de las naciones y
especialmente a Europa: la contribución de los valores humanos y sociales
pasados por el crisol de la prueba”. Y añadió que en la visita al Museo de las
Ocupaciones y las Luchas por la Libertad se detuvo en oración en las
habitaciones donde eran detenidos, torturado y asesinados los opositores del
régimen: "Asesinaban a cerca de cuarenta cada noche. Es conmovedor ver
hasta qué punto puede llegar la crueldad humana. Pensemos en esto",
exhortó.
“A
estas tres Naciones -prosiguió- las une una fuerte devoción mariana. Por ello,
en las tres celebraciones eucarísticas, el santo Pueblo fiel de Dios que
peregrina en esas tierras, ha renovado con María su «sí» a Jesucristo,
suplicando a la Madre de Dios que continúe protegiendo y acompañando a sus
hijos en estos momentos de su historia”.
Conforto y salud por
intercesión de Cosme y Damián
Al
concluir la catequesis, en el momento de los saludos, dirigió un pensamiento
especial a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados,
recordándoles la memoria litúrgica hodierna de los santos médicos y mártires,
Cosme y Damián: “Por su intercesión, el Señor les dé conforto y salud a todos
los que están sufriendo y en enfermedad, y les inspire generosidad y espíritu
de servicio a quienes se ocupan de los cuidados sanitarios”.
A
los fieles de lengua española, les animó a ser fieles al Evangelio de Jesús,
que en tiempos de prueba da fuerza y alienta en la esperanza, y en tiempos de
libertad ilumina la vida cotidiana de las personas, las familias y la sociedad.
“Que María, Madre de la Misericordia, nos acompañe en el camino de la caridad
concreta y del servicio gratuito. Muchas gracias”, concluyó.
Griselda
Mutual - Ciudad del Vaticano
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