El
Papa ha recordado recientemente que detrás de cada actividad (económica) hay
una persona humana
Sociólogo
inglés conocido por haber acuñado el concepto postdemocracia sostiene la tesis
del Pontífice en tiempos de Brexit, nacionalismo y populismo. “El mercado crea
valor, pero también descartados como dice el Papa, por eso sirve un Estado para
reparar los daños”
El
papa Francisco tiene las ideas claras de porque hoy tenemos que decir “no a una
economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata”. Y no
habla como un técnico, sino “según la doctrina social de la Iglesia, y
esto no significa ser marxista”. Lo dijo en el libro: “Papa Francisco: Esta
economía mata” (Planeta, 2015). Pero resulta que la sociología y la economía
también fundamentan la doctrina social profesada por el pontífice
latinoamericano.
El
sociólogo inglés, Colin Crouch, que acuñó en el año 2000 el concepto de
postdemocracia asegura que “el capitalismo no mantuvo la promesa de bienestar
generalizado. Y ahora el mundo está en una situación muy difícil”. El también
politólogo explica que la crisis del capitalismo arrastra como consecuencia la
Brexit en el Reino Unido, la elección de Donald Trump en Estados Unidos y el
gobierno en Italia del partido nacionalista y xenófobo de la Liga en alianza
con el Movimiento 5 Estrellas.
“En
los años triunfales de Reagan y Thatcher nos hemos olvidado de que el
capitalismo necesita reglas, especialmente en las finanzas, como vimos en la
crisis de 2008. Los mercados y la iniciativa empresarial crean valor, pero
también daños, o “desechos” como el Papa Francisco los definió al hablar de las
personas descartadas”, expresó Crouch en una entrevista a Il Corriere della
Sera publicada este 27 de septiembre de 2018.
“El
capitalismo – continuó Crouch- produce excluidos para ser más eficiente, pero
tenemos que hacer algo para limitarlos, necesitamos un estado que cree
infraestructura y repare los daños. Y cuando hay más mercado, necesitamos
más políticas sociales. En cambio, nada ha cambiado, hemos vuelto al modelo de
deuda excesiva. Por lo tanto, siempre caminamos hacia una nueva crisis”.
El
politólogo inglés insiste por un nuevo modelo: “Para un nuevo capitalismo,
se necesita colaboración internacional. Después de 2008 vimos una cooperación
global extraordinaria que limitó los efectos de la crisis. Hoy necesitaríamos
aún más colaboración. En cambio, con la extrema derecha, el nacionalismo y el
racismo han regresado, a diferencia de la otra derecha neoliberal, que en
cambio necesita de la globalización.
Observamos
tres culturas políticas: la socialdemocracia, ahora muy débil; la política
neoliberal, incluso en crisis; y la posición xenófoba. Hay varias alianzas
posibles. Cuando la socialdemocracia se fusiona con la derecha xenófoba,
tenemos un fascismo social que funciona para sus ciudadanos; la tercera via
planteada por Blair fue la alianza entre la socialdemocracia y la derecha
neoliberal. Pero, como vemos en Suecia, las coaliciones hacen que todo sea más
complicado”.
En
este contexto, el Papa ha recordado recientemente que “detrás de cada actividad (económica)
hay una persona humana. La centralidad actual de la actividad financiera
respecto a la economía real no es casual: detrás de esto se anida la decisión
de alguien que piensa, equivocándose, que el dinero produce dinero. El dinero,
el de verdad, se hace con el trabajo”, dijo el Papa a IL Sole 24 Ore, el
primer periódico económico y financiero de Italia, el pasado 7 de septiembre de
2018 en Italia.
En
esa entrevista, el papa Bergoglio cita a menudo la doctrina social de Pablo VI
y considera necesario luchar para recuperar la centralidad de las familias y
las personas.
“La
distribución y la participación en la riqueza producida, el establecimiento de
la empresa en un territorio, la responsabilidad social, el bienestar empresarial,
la igualdad de trato en materia de retribución entre hombres y mujeres, la
armonización de los tiempos dedicados al trabajo y a la vida, el respeto del
medio ambiente, el reconocimiento de la importancia del hombre respecto a la
máquina, el reconocimiento del salario justo y la capacidad de innovación son
elementos importantes que mantienen viva la dimensión comunitaria de una
empresa”.
El
mensaje del Papa sienta mal en los salones donde la economía tiene un pedestal.
Francisco denuncia que el desempleo afecta a varios países europeos como
consecuencia “de un sistema económico que ya no es capaz de crear trabajo,
porque en el centro colocó a un ídolo que se llama dinero”.
Asimismo
afirma: “Creo que sea muy importante trabajar juntos para construir el bien
común y un nuevo humanismo del trabajo, promover un trabajo que respete la
dignidad de la persona, que no apuesta únicamente por el provecho o las
exigencias productivas, sino que promueve una vida digna, sabiendo que el bien
de las personas y el bien de la empresa van de la mano”.
Ary
Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia