Trajinando
en la despensa
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
-¡Hoy
vamos a limpiar alcachofas de la huerta!
Las
demás hermanas comenzaron muy resueltas la tarea, pero yo (paleta de asfalto)
me encontraba en “nivel cero”. En mi vida he limpiado un bicho de esos.
Rápidamente
se lanzaron en mi ayuda. En un instante estaba preparada para el asalto:
cuchillo, tijeras... ¡y guantes! Al parecer, las alcachofas tiñen las manos de
color negro, por no hablar del amargor que dejan para un par de días.
Arranca
estas hojas, pela el tallo, corta las puntas, ¡lleva trabajo el asunto! Y todo
entre tirones, pinchazos y algún que otro bichito...
Cuando
ya estábamos acabando, apareció la procuradora: el frutero nos regalaba un par
de cestas de peras, que estaban a punto de estropearse. ¡A limpiarlas corriendo
para hacer compota!
Aquello
fue el cambio radical: había que lavarlo todo para no amargar las peras. Con
los cuchillos limpios y ya sin guantes, continuamos la labor. ¡Qué diferencia!
Las frutas eran suaves, se pelaban sin esfuerzo... ¡y algún pedazo nos tomamos
de aperitivo! ¡Eso sí que era un trabajo agradable!
En
la oración, me venía a la cabeza una frase que me dijo nuestro sacerdote:
“Vivir es la infinita paciencia de recomenzar”. ¡Y qué verdad es! Aunque la
labor era muy parecida, si hubiésemos trabajado las frutas con los cuchillos
sin lavar o con los guantes, se habría estropeado todo.
Así
el Señor va poniendo en nuestra vida etapas diferentes. Tal vez te dé la
sensación de que son parecidas: un año más, un curso más... pero en cada
momento Cristo te llama a empezar de cero, a dejarte sorprender. Y, para ello,
¡te invita a lavar tus cuchillos!
Ha
llegado el verano, el curso ha terminado. Es el momento de descansar, de
cambiar de actividad, pero, sobre todo, es el momento de poner en manos de
Cristo todo lo que ha ido sucediendo estos meses, las alegrías, los triunfos, y
también aquello que tenía un sabor amargo. ¡Cristo te invita a empezar de
nuevo!
Y,
con Él, las sorpresas están aseguradas. No te quedes atascado en el pasado, ¡el
Señor te está preparando algo nuevo!
Hoy
el reto del amor es que pongas en manos de Jesucristo el curso que ha
terminado. Dale gracias por todos los logros y entrégale lo que no ha ido tan
bien. ¡Empieza hoy a vivir la vida nueva que te ofrece! Pues el Señor “sin
cambiar en nada, renueva el universo” (Sab 7, 27). Miles de aventuras te
esperan, ¿te animas a volver a empezar? ¡Feliz verano y feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma