La crisis en Nicaragua
cumplirá tres meses este 16 de julio y hasta la fecha se ha cobrado la vida de
más de 300 personas
"La
Iglesia de Nicaragua repudia y lamenta profundamente la agresión física y
verbal, que fueron objeto este día en la Basilíca Menor de San Sebastián en
Diriamba, Su Exc. Cardenal Leopoldo José Brenes, Arzobispo de Managua, Su Exc.
Silvio José Báez, Obispo Auxiliar, el Nuncio Apostólico Mons. Waldemar Somertag
representante del Santo Padre en Nicaragua. La delegación cumplía la misión de
Jesucristo, estar al lado del pueblo sufriente, una visita pastoral a
Sacerdotes y fieles de la zona de Carazo, víctima de policías, paramilitares y
turbas produciendo muerte y dolor": es el mensaje de la Conferencia
Episcopal de Nicaragua publicado ayer, con motivo de las agresiones sufridas
por el Nuncio Apostólico, el Arzobispo y el Auxiliar de Managua.
Los hechos
Los
prelados se dirigieron este nueve de julio para realizar una visita
pastoral en compañía de otros sacerdotes y de la Asociación Nicaragüense
Pro Derechos Humanos, para manifestar su cercanía a los sacerdotes y fieles de
Diriamba y Jinotepe, localidades del departamento de Carazo azotadas por la
violencia, y en donde este domingo se registró la muerte de al menos 14
personas.
En
la Iglesia de san Sebastián cerca del mediodía, los obispos fueron agredidos
por paramilitares y por las así llamadas "turbas", grupos de choque
del gobierno de Ortega que asediaban la basílica.
Tras
rodear la Basílica en donde habían buscado refugio una docena de personas desde
el domingo pasado, entre los cuales enfermeros y misioneros franciscanos,
las "turbas", que se habían presentado ondeando banderas del Frente
sandinista, hicieron su ingreso forzoso en la Iglesia, y agredieron allí a los
obispos y a reporteros que seguían la visita.
Las
heridas, aunque de poca gravedad, demostraron una vez más el clima de violencia
que se vive en el país, y la intolerancia hacia representantes de la Iglesia
católica que busca estar cerca de su pueblo.
«No importa lo hecho
contra nosotros, lo grave es lo que está sufriendo el pueblo»
El
Obispo Auxiliar de Managua, Mons. Silvio Báez, tranquilizó, en su cuenta
oficial de facebook a los fieles que preocupados se contactaron con él
tras las agresiones sufridas:
"Asediado
por una turba enardecida que quería ingresar a la Basílica San Sebastián en
Diriamba, esta mañana fui herido en un brazo, golpeado en el estómago, me
arrebataron las insignias episcopales y agredido verbalmente. Estoy bien
gracias a Dios. Se liberó la basílica y a quienes allí estaban. Gracias a todos
por solidaridad y oraciones", expresó.
"Lo
que menos importa - escribió en un post sucesivo- es lo que hayan hecho hoy
contra nosotros, los golpes que me dieron, lo que me tiraron encima y la herida
que me hicieron en el brazo. Es mucho más grave lo que está sufriendo nuestro
pueblo, y hoy más que nunca la Iglesia estará al lado del pueblo, al lado de
quienes no tienen voz, al lado de los que no tienen fuerza para pedir
auxilio".
La
agresión no frenó la misión de los prelados. Una vez en la Catedral,
el Card. Leopoldo José Brenes, Arzobispo Metropolitano de Managua, explicó
lo sucedido a los fieles: “Mis buenos hijos hemos venido a acompañar a nuestros
hermanos sacerdotes de Diriamba y Jinotepe, sin embargo hemos sentido esa
acción dura, fuerte y brutal en contra de nuestros sacerdotes. Nunca habíamos
visto en Nicaragua situaciones así, verdaderamente es triste ",
dijo.
"Vivo
contento en medio de mis debilidades, de los insultos, de las persecusiones
sufridas por Cristo; sin duda alguna se ha cumplido en nosotros y lo hemos
experimentado en carne propia. Nuestra misión es hacer presente a Jesucristo.
No hemos ido en una acción de violencia, hemos ido a las parroquias para
consolar a nuestros sacerdotes, para acompañarlos en el sufrimiento, sin
embargo hemos recibido esa agresión y todo lo sufrimos por Cristo. Nos sentimos
débiles ante esta agresión pero ahí está la Palabra del Señor «Te basta mi
gracia, te basta mi fuerza»
Solidaridad de la Iglesia
de Costa Rica y Panamá
Las
Iglesias de Costa Rica y Panamá, en sendos mensajes, además de diversas
diócesis del país, manifestaron su solidaridad a los obispos y su repudio a la
violencia. La Conferencia Episcopal de Costa Rica instó además a la comunidad
internacional a colaborar con la solución a este conflicto, para que se
encuentre el camino que lleve a la paz.
El
Comité permanente de la Conferencia Episcopal Panameña afirmó que estos hechos
son perpretados por aquellos que no han comprendido que "con la violencia
jamás se podrán encontrar los caminos del diálogo y de la reconciliación para
solucionar la grave crisis que se vive en Nicaragua".
La
crisis actual inició en el mes de abril cuando el Presidente Ortega aprobó la
reforma de la ley del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS),
que preveía un descuento del 5% de las jubilaciones, y un incremento de
los aportes de las empresas y los trabajadores.
El
pueblo ante esta situación, y en modo particular, los universitarios comenzaron
una huelga, a la que sucedieron las manifestaciones en contra de la reforma del
INSS.
Como
es sabido, el gobierno como represalia atacó a los jóvenes. Hubo un
enfrentamiento represivo hacia los jóvenes que estaban en contra de la
aprobación de esta ley. A las protestas de los jóvenes, se sumaron luego
tanto las empresas privadas como la Iglesia, convirtiéndose en una protesta
masiva.
Griselda
Mutual - Ciudad del Vaticano
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