La Conferencia Episcopal ofrece una colaboración leal
(y crítica) al nuevo gobierno durante la presentación de la Memoria de
actividades de la Iglesia católica en España 2016
«Habrá
asuntos en que nos pongamos de acuerdo en seguida y «otros donde seguro que
no», pero «la Iglesia no está para hacer política», dijo en la presentación el
vicesecretario para Asuntos Económicos.
«Vamos
a hablar de dinero, pero sobre todo vamos a hablar de personas, y de lo que
hace la Iglesia a favor de la sociedad española». Así comenzaba este martes el
vicesecretario para Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal la
presentación de la Memoria de actividades de la Iglesia su presentación a la prensa.
Más
allá de dar cuenta de los cerca de 260 millones de euros recibidos de la
asignación tributaria, el objetivo es cuantificar la labor de la Iglesia en
España en la medida de lo posible –«presentar en una publicación el total
de la aportación de la Iglesia a favor de la sociedad es una tarea
prácticamente imposible», advierte la CEE–.
Año
a año, se amplía la cantidad de datos incluidos –todos ellos contrastados por
la consultora PwC, con el objetivo no solo de ofrecer una radiografía de la
labor de las 70 diócesis y más de 23.000 parroquias que existen en España, sino
también de las 12.718 entidades religiosas adicionales presentes en el
territorio nacional, entre cofradías y hermandades, fundaciones, asociaciones,
ONG católicas y movimientos.
La
Memoria refleja el trabajo de 18.000 sacerdotes, 54.000 religiosos y 9.300
monjes y monjas de clausura (distribuidos en 812 monasterios), además de 439
diáconos permanentes, 106.000 catequistas y 1.250 seminaristas. El tiempo total
dedicado a actividad pastoral ascendió en 2016 a 46,4 millones de horas.
Además,
España aportó en 2016 113.000 misioneros, el 10 % del total que tiene la
Iglesia en el mundo. La mayoría, por vínculos históricos y culturales, se
encuentra en el continente americano. Resalta también la creciente presencia de
laicos (ya son el 7 %), incluyendo a 502 familias en misión.
El impacto en la
sociedad
Cerca
de 8,5 millones de personas acuden regularmente a Misa, según datos del CIS.
«Ya sé que antes había mucha más gente, pero me parece un dato muy relevante»,
dijo Giménez Barriocanal al presentar estos datos, que incluyen 226.000
bautizos, 240.000 primeras comuniones, 130.000 confirmaciones o 50.000
matrimonios canónicos. Mención especial hizo el vicesecretario de la CEE a los
párrocos rurales, a menudo «los únicos agentes» que existen sobre el terreno, y
que, además de celebrar los sacramentos, «visitan a los enfermos en los
hospitales» o a «los ancianos en sus hogares».
Muy
significativa es también la importancia de la actividad de los 2.591 centros
educativos católicos, en los que estudian cerca de millón y medio de alumnos y
trabajan más de 125.000 personas. Según un reciente estudio presentado por la
CEE, cada euro invertido en ellos supone para la sociedad un beneficio 4,1
veces superior, tanto por «la eficiencia en la gestión» como por la
insuficiente financiación pública que reciben, destacó Barriocanal.
En
lo que respecta al impacto económico del patrimonio cultural de la Iglesia
(objeto de otro estudio anterior de PwC), el beneficio estimado para la
sociedad en torno al 3 % del PIB español, según la Memoria, incluyendo el
turismo a catedrales o los beneficios que generan la Semana Santa y el Camino
de Santiago. «A veces nos dicen: “Ustedes tienen muchos bienes”. Y sí, es
cierto. No hay problema en decirlo: 3,168 bienes inmuebles declarados de
interés cultural. ¿Pero qué significa esto? La Iglesia mantiene, cuida,
conserva y pone a disposición de toda la sociedad esos bienes que nos permiten
crecer culturalmente y enriquecen a la sociedad», resumió el vicesecretario
para Asuntos Económicos.
Capítulo
aparte dedica la memoria a la actividad caritativa y asistencial, «una de las
páginas más hermosas de la solidaridad que podamos poner nunca en un papel», en
palabras de Barriocanal. En total, 4.765.869 personas, alrededor del 10 % de la
población en España, fueron atendidas en alguno de los más de 9.000 centros
sociales y asistenciales de la Iglesia en 2016. Allí recibieron atención a sus
necesidades más básicas, como un sitio donde comer y dormir, o ayuda para pagar
la factura de la luz.
También
se incluye aquí a parados y migrantes, a los que la Iglesia asiste «cuando el
tema está de moda y cuando no, recibiéndolos a pie de playa, o seis meses
después», trabajando por su integración en la sociedad española. Por los 215
centros de migrantes de la Iglesia pasaron en 2016 140.000 personas. Madres
solteras, mujeres víctimas de violencia de género, niños en riesgos de
exclusión… completan la lista de beneficiarios. «A pesar de que todos pensamos
que las cosas van mucho mejor [económicamente], la Iglesia no ha parado de
abrir centros y asistir a más gente», apostilló el vicesecretario.
¿Por qué descendieron
las declaraciones?
Para
financiar toda esa labor, las diócesis españoles invirtieron cerca de 950
millones de euros. La mayor parte (el 36 %) procedieron de las aportaciones de
los fieles, vía colectas, donativos o suscripciones. Los 256,66 millones
recibidos de la declaración de la renta de los 8,5 millones de contribuyentes
que marcaron la casilla de la Iglesia supusieron, de media, un 24 %, si bien en
diócesis pequeñas y rurales el porcentaje es mucho mayor. Fernando Giménez
Barriocanal puso como ejemplo Guadix, donde la cifra supera el 70 %.
La
recuperación económica explica que la recaudación por esta vía aumentara en
2016, pese al descenso en las declaraciones. Se trata –dijo el vicesecretario–
de una «disminución proporcional en todas las Comunidades Autónomas» y muy similar
a la experimentada por la casilla de otros fines sociales. «Estamos estudiando
conjuntamente por qué ha habido ese descenso», anunció. Poco después,
Barriocanal insistió en la importancia de contar bien a la sociedad lo que hace
la Iglesia. «Probablemente no nos hemos explicado bien, ha faltado una buena
comunicación… Por eso estamos aquí, por eso nos sometemos a auditoría», afirmó.
En
cuanto al uso de esos fondos procedentes del IRPF, el responsable económico del
episcopado precisó que, salvo las partidas dedicas al pago de la Seguridad
Social del clero (6,5 %) y otras como los centros de formación de la Iglesia
(2,4 %), el grueso (80,4 %) se destinó directamente a las diócesis, las cuales
emplean más de la mitad de sus recursos (52 %) en acciones pastorales y
asistenciales y mantenimiento de las estructuras básicas para poder desarrollar
su función.
Sobre
la partida extraordinaria enviada por la CEE a Cáritas (algo más de 6
millones), matizó que se trata simplemente de un aporte extra, puesto que la institución
forma parte de la estructura de cada parroquia y se financia de ella.
Mano tendida al nuevo
gobierno
Preguntado
sobre la relación con el nuevo gobierno, el vicesecretario afirmó que «nosotros
siempre hemos colaborado con las Administraciones Públicas, sean del signo que
sea», en el marco de la Constitución que –recordó– recoge tanto la
aconfesionalidad del Estado, como la colaboración de las autoridades con las
distintas confesiones religiosas. «Habrá asuntos en que nos pongamos de acuerdo
en seguida», dijo, aludiendo al ejemplo de la llegada de migrantes y refugiados
a Valencia procedentes del Aquarius, para los que la Iglesia ha ofrecido sus
recursos. Y «hay otros temas donde seguro que no nos vamos a poner de acuerdo».
Pero «la Iglesia no está para hacer política». «Presentaremos propuestas y
acataremos lo que digan los poderes públicos, con libertad por parte de
ambos».
Del
sistema vigente de financiación, el vicesecretario destacó que fue pactado con
un gobierno socialista (el de Rodríguez Zapatero).
Y
sobre la hipótesis de que el gobierno se planteara eliminar la casilla,
respondió que «siempre estamos abiertos al diálogo en todo», si bien recordó el
dato, avalado por la consultora KPMG, de que el retorno para la sociedad
española de cada euro destinado a la Iglesia es del 138 %, una rentabilidad por
tanto del 38 % que –subrayó Barriocanal– «no está nada mal».
Ricardo Benjumea
Fuente: Alfa y Omega