El documento con el que la
Comisión Pontificia para América Latina ha resumido los frutos de los cuatro
días de trabajo, proporciona también algunas recomendaciones pastorales
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Reunión Plenaria de la CAL 2018 |
Del
6 al 9 de marzo tuvo lugar en el Vaticano la Asamblea Plenaria anual de
la Comisión Pontificia para América Latina (Cal) sobre el tema:
"La mujer, pilar de la construcción de la Iglesia y la sociedad en América
Latina".
Una
temática elegida por el propio Papa Francisco que, en esta ocasión,
deseaba que se invitara a quince personalidades femeninas latinoamericanas,
además de los veintidós cardenales y obispos miembros y concejales de la
asamblea.
Una Asamblea reforzada por
la mirada de la mujer
El
documento final con el que la Comisión Pontificia para América Latina ha
resumido los frutos de los cuatro días de trabajo, refleja fielmente las
reflexiones de los participantes. Paralelamente, también proporciona algunas
recomendaciones pastorales.
Se
trató, en definitiva, de una sesión plenaria “compuesta de miradas y voces
muy diferentes pero complementarias”, con el fin de reflexionar sobre cómo
el rol y la tarea de las mujeres latinoamericanas ha cambiado a lo largo de la
historia de la Iglesia.
El
trabajo tuvo lugar en una atmósfera de gran comunión y libertad, lo que
permitió experimentar el encuentro entre diecisiete cardenales, siete
obispos, ocho mujeres laicas y seis mujeres consagradas.
Una
elección que, según el secretario de la Cal, Guzmán Carriquiry Lecour,
"ayuda a rechazar las lecturas simplificadas y simplistas de la realidad
para reconocer la complejidad y medirse con ella".
La mujer en nuestros
tiempos
La Comisión hace hincapié, en que el documento conclusivo “no busca ofrecer unas conclusiones fijas tras esta Asamblea”, sino una serie de reflexiones que ayuden a ampliar las perspectivas de los nuevos roles que desempeña la mujer en la actualidad.
“Nuestros
tiempos están marcados profundamente por una renovada autoconciencia de la
mujer sobre su dignidad, libertad y derechos, sobre su participación en
todos los ámbitos de la convivencia, sobre sus reivindicaciones y anhelos”, se
lee en esta síntesis final; que subraya la visión del Papa Francisco sobre el
papel fundamental de la mujer y renueva su llamamiento a que sean reconocidas
como “fuerza social y eclesial”; una fuerza que debe ser acompañada, sostenida,
alentada e incluso potenciada para que produzca todos sus incalculables
beneficios.
Especifidades de la mujer
latinoamericana
Asimismo, la Comisión destaca el hecho de que América Latina ha quedado en las últimas décadas cada vez más integrada en la “cultura global”, que, en gran medida, es la mundialización de la cultura occidental como cultura dominante y hegemónica; resquebrajando así todos los estereotipos sobre el género femenino, imponiendo una figura “moderna” y “post-moderna” de la mujer como totalmente contrapuesta a la de la mujer “tradicional”, considerada según una contraposición maniquea, como esclava desde los tiempos de las “cavernas”.
Sin
embargo, la realidad social y el arraigo de la propia cultura imponen todavía
la consideración de especificidades latinoamericanas: “hay que contar la
historia de los pueblos latinoamericanos desde la mirada de las mujeres,
con especial consideración de las distintas generaciones y personalidades femeninas
que han reflejado y marcado grandes fases de transformación cultural en América
Latina”.
Obstáculos que anulan la
dignidad de la mujer
Por
otra parte, el documento de la CAL, también señala los principales obstáculos
que impiden el desarrollo y la realización personal de la mujer en América
Latina, poniendo en riesgo su dignidad: el machismo, la falta de oportunidades
para acceder a la educación, los altos índices de pobreza e indigencia, la
marginación y la exclusión.
También
ellas son las más sufridas en el campo laboral, ya que por su condición de
mujeres, a menudo son sometidas a trabajos ilegales, sin contratos, ni
seguros, siendo explotadas, en muchas ocasiones, física y psicológicamente.
Jesús, el primero en
dignificar a la mujer
Y este contexto, la voz de la Iglesia católica resuena pidiendo igualdad de condiciones para la mujer, siguiendo el ejemplo de Jesús, y exhorta “a estar muy libre de los prejuicios, estereotipos y discriminaciones”.
El
documento concluye con una serie de recomendaciones pastorales entre
las que destaca la invitación a que las comunidades cristianas, realicen una
seria revisión de vida en pos de una conversión pastoral: "que sepa pedir
perdón por todas las situaciones en que, han sido y aún son, cómplices de
atentados a su dignidad".
“La
apertura a las mujeres debe proceder de la visión de fe y conversión de la
Iglesia, que mira con esperanza al futuro desde el evangelio de
Jesús, quien demostró libertad, respeto y una extraordinaria capacidad para
reencender la llama del amor y de la entrega personal en tantas mujeres que Él
encontró en su vida pública”.
Vatican
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