Tienes dueño
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Llevamos
unos días dedicando ratos a limpiar la huerta. El año pasado, en un pequeño
terreno puse plantas medicinales junto con algunas flores. Todo estaba
distribuido de forma que quedase bonito y estético, pero ha pasado el otoño, el
invierno... y tenía que quitar las malas hierbas que habían salido.
Sí,
parece fácil si solo piensas en hierba común, pero ante mí tenía una marea
verde de plantas, hierbas... ¡no sabía ni por dónde empezar! ¿Qué planta era
buena? ¿Cuál era mala?
Observando,
descubrí cuáles eran “malas hierbas” porque eran las que ahogaban o invadían a
otras plantas. Y así fueron apareciendo las plantas que plantamos el año pasado.
Ahora respiran, tienen su espacio y empezarán a dar flor.
Tú
eres esa planta que el Señor ha soñado, que ha creado para que des flores, para
que seas realmente feliz, y te ha puesto ahí donde estás ahora.
¿Te
ves? ¿O llevas tiempo oculto entre las hierbas, ahogado por el tener que
aparentar ser quien no eres, por tus miedos, e invadido por la inseguridad?
¡Es
momento de preparar el jardín para el buen tiempo!, de dejar que Cristo aparte
tus ahogos, todo aquello que te invade, para que puedas descubrirte como eres.
No eres parte de un montón de hierba, eres único, tienes dueño y eres
profundamente amado.
Eres
propiedad del Señor y, ¿no te va a cuidar? Él está a tu lado, velando por ti a
cada instante. Y, para retirar todos los hierbajos, solo tienes que hacerte
consciente de que Cristo cuida de ti. Si vives con esa certeza, tu corazón
descansará, pues vivirá confiado.
Jesús
dijo: “Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que
ellas?” (Mt 6, 26).
Hoy
el reto del amor es que te descubras como esa flor con dueño. Cuando acabe el
día, para un rato y repasa todo lo que has vivido dando gracias al Señor:
“Gracias, Señor, por el nuevo día que me has regalado, por haber podido
desayunar con..., por la sonrisa de..., por cómo se ha solucionado...”. Si
vives en acción de gracias, descubrirás que realmente tienes dueño, que Cristo
cuida de ti.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma