Encantada de conocerte
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
unos días tuvimos retiro. El sacerdote nos dijo que iba a hablar sobre el
pasaje de la viuda de Naín.
-¿Sabéis
qué significa el nombre de esta ciudad? -preguntó al empezar.
Mi
respuesta era “no”. Jamás me había planteado que ese nombre pudiese tener algún
significado. Lo que sí que había hecho muchas veces es imaginarla. ¿Cómo es
Naín para ti?
Para
mí es una ciudad gris, fría, de calles estrechas y altos muros agobiantes, sin
ventanas, desde la que casi no se puede ver el cielo. Un lugar marcado por la
muerte y la tristeza. Una ciudad definida por esa pobre viuda que iba a
enterrar a su hijo. Eso es lo que me evoca a mí el nombre de “Naín”.
Pero
el sacerdote continuaba:
-“Naín”
significa paraíso, felicidad, calma, serenidad... Podríamos traducirlo por
“Lugar de delicias”. ¡Y Jesús se dirige hacia allí con sus discípulos! Es al
lugar de la felicidad verdadera hacia donde nos guía Jesús.
¡Y
pensar que yo siempre veía Naín como un sitio terriblemente triste! Con esta
charla, ¡todo cambiaba de color! Al imaginar esta ciudad, me centraba en la
viuda... ¡pero lo fundamental es lo que Cristo hizo en la vida de la viuda!
Así
puede pasarnos muchas veces con los de nuestro alrededor. Podemos
“clasificarlos” en nuestro interior por un acontecimiento negativo, por un
malentendido... Les ponemos una etiqueta, y cerramos el corazón, pues les damos
por perdidos. Son así, y siempre serán así.
Sin
embargo, ¡nos estamos quedando en “la viuda”! Cada persona lleva en su interior
una riqueza inmensa por descubrir, riquezas que, tal vez, ahora no somos
capaces de imaginar.
No
te quedes en la viuda que sale a tu encuentro, no pierdas la esperanza ante esa
persona: lo importante no es cómo la ves hoy, ¡sino las maravillas que hará
Cristo en ella!
Hoy
el reto del amor es ver más allá de las apariencias. Te invito a que, en tu
oración, le pidas a Cristo unos ojos nuevos para dejar atrás tus prejuicios,
tus clasificaciones... ¡para dejarte sorprender con la realidad que Él quiere
mostrarte! Y hoy, cuando vayas a acercarte a esa persona que te cuesta,
¡recuerda hacerlo con amor, de la mano de Cristo! A través de tu sonrisa, el
Señor resucitará corazones. ¡Bienvenido a Naín! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma