Un
testigo excepcional cuenta cuáles fueron las últimas palabras del santo fraile
al morir
En
la noche entre el 22 y el 23 de septiembre de 1968, en la celda n.1 del
convento de San Giovanni Rotondo, donde vivía Padre Pío, estaba también
él. Se trata de Pio Miscio, enfermero de la Casa Sollievo, que tenía turno
en el hospital.
Acompañó,
“corriendo”, al doctor Giovanni Scarale con el aspirador que debía ayudar
a la respiración del santo de Pietrelcina. Se añade así otro nombre a quienes
estaban presentes en el momento de la muerte de Padre Pío.
“Padre
Pío murió en los brazos del doctor Scarale“, confirma Miscio con emoción. Una
vez fallecido el Padre Pío, corrió a su puesto para continuar su trabajo como
enfermero de guardia.
Lo que sucedió esa noche
Eran
alrededor de las dos de la noche. En la celda de Padre Pío estaban su médico de
cabecera, el doctor Sala, el Padre Superior del Convento y algunos
frailes. Padre Pío estaba sentado en la butaca, tenía la respiración fatigosa y
estaba muy pálido.
Mientras
el doctor Scarale le quitaba al fraile la sonda de la nariz y le colocaba la
máscara de oxígeno, Pio Miscio asistía silencioso a aquella dramática escena.
“Intentó reanimarle
varias veces…”
“Yo
estaba junto a la calefacción, asistí hasta el final a esos momentos, pero no
hice nada”. Antes de perder el conocimiento, Padre Pío repetía “Jesús,
María, Jesús, María”, sin escuchar lo que le decía el médico.
Tenía
la mirada perdida en el vacío. Cuando perdió el conocimiento, “el doctor
Scarale intentó reanimarle varias veces, sin éxito”.
“No logro pensar en
nada…”
Después,
apenas Padre Pío expiró, el enfermero fue llamado por una monja para que
acudiera al hospital, pues en su turno era el único enfermero.
Por
el camino, Pio se cruzó con un periodista que quería noticias del fraile. “Yo
le dije… pero qué voy a contarte, ahora no logro pensar en nada”. El
enfermero estaba en shock por la muerte de Padre Pío”.
Pio
Miscio y el doctor Scarale son actualmente las únicas personas aún con vida que
asistieron a la muerte de San Pío.
Gelsomino del
Guercio
Fuente:
Aleteia