Moscati fue canonizado por Juan Pablo II el 25 de octubre de 1987
En esta iglesia, Moscati se reúne con el beato Bartolo
Longo, fundador de la ermita de Pompeya al lado de la iglesia y conoció a Santa
Caterina Volpicelli.
En
1892 su hermano Alberto, desafortunadamente, el murió tras una caída de su
caballo durante el ejercicio de su servicio militar: a partir de este episodio
empezó a madurar su pasión por la medicina. Después de la escuela secundaria,
se matriculó en 1897 en la Facultad de Medicina, en el mismo año de la muerte
de su padre, que sufrió una hemorragia cerebral.
Ingresó
en la universidad para estudiar medicina y con 22 años se graduó con las
mejores calificaciones de su promoción. Cada día se levantaba muy temprano para
ir a misa y recibir la comunión. Después se dirigía a las colonias pobres para
ver algunos enfermos y a las 8:30 a.m. iniciaba el trabajo en el hospital.
Sus
pacientes predilectos eran los pobres, algo de lo que dan fe muchas personas
que lo conocieron. Es conocida una anécdota suya con un anciano pobre al que
visitaba cada día. El anciano le pidió en una ocasión que fuera con él
desayunar al café que estaba junto a la iglesia a la que acudía a misa. El día
en el que el anciano no iba a desayunar, el doctor se acercaba preocupado hasta
su domicilio para asistirlo.
Nunca
cobró dinero a los pobres, a los que ayudaba siempre con una sonrisa y sin
hacerse notar.
Su
muerte llegó el 12 de abril de 1927, casi a los 47 años, mientras esperaba en
el despacho de su casa la visita de los enfermos y sentado en un sillón.
La
noticia de su fallecimiento se difundió rápidamente por toda la ciudad con las
palabras “ha muerto el médico santo” y fueron los pobres quienes más lloraron
la pérdida de su amigo y doctor.
Entre
los primeros que acudieron a rezar ante su cadáver estuvo el Cardenal Ascalesi,
quien ante los presentes dijo: “el doctor pertenecía a la Iglesia; no a aquella
de quienes sanó el cuerpo, sino de la de quienes salvó el alma y que salieron a
su encuentro mientras subía al cielo”.
Fue
beatificado en 1975 por el Papa Pablo VI y canonizado gracias al milagro de la
curación de leucemia del joven Giuseppe Montefusco en 1979. Precisamente fue en
la Iglesia de Jesús Nuevo donde la madre del joven pidió la intercesión del
entonces beato.
Algunos
días antes, por la noche, vio en sueños la foto de un médico en batín blanco.
Contó el sueño a su párroco, quien le habló del Beato Moscati. La señora fue a
la Iglesia de Jesús Nuevo y enseguida reconoció el rostro de la imagen que vio
en sueños. Desde ese momento rezó a Moscati y consiguió que se le unieran
parientes y amigos. Su hijo Giuseppe se curó totalmente en pocos días y regresó
a su trabajo como herrero.
Moscati
fue canonizado por Juan Pablo II el 25 de octubre de 1987.
Fuente: ACI