Nuestra Señora de El
Quinche, muy querida en Ecuador, tuvo un origen humilde, pero provocó un
acontecimiento increíble
De
vez en cuando, Dios hace algo extraordinario para mostrarnos, incluso en esta
vida, que su bondad triunfa sobre el poder del mal y la muerte, y que la
resurrección es real.
Imagina
cómo te sentirías si alguien que conoces muriera y volviera a la vida en
circunstancias milagrosas. Aunque no es algo que escuchemos todos los días, lo
cierto es que ha sucedido en múltiples ocasiones. Por supuesto, siempre ha sido
una experiencia poderosa, lo bastante poderosa como para traer esperanza a
muchas personas, para reafirmar la fe de los creyentes y acercar a Dios a
aquellos que no lo conocían.
Una
de estas resurrecciones milagrosas hizo que una pequeña imagen de Nuestra
Señora oculta en el bosque se convirtiera en un popular lugar de peregrinación
durante siglos.
Nuestra
Señora de El Quinche, patrona nacional de Ecuador, tuvo unos comienzos
humildes. A mediados del siglo XVI, un escultor y tallador de madera recibió el
encargo de elaborar una imagen de la Virgen María para una tribu ecuatoriana.
Cuando fue a entregar la talla, la tribu no pudo pagarle por ella, así que el
artista terminó intercambiándola con una tribu vecina, los oyacachis, a cambio de
más madera de cedro.
Los
oyacachis tallaron un nicho en una formación rocosa para dar cobijo a la imagen
de María. Los cantos de los pájaros acompañaban a la estatua durante el día y,
por la noche, los indígenas se reunían en torno a ella para cantar y tocar
música en honor a la Virgen. Ya que su devoción a la Santísima Madre no paraba
de crecer, decidieron construir una capilla donde alojar a la imagen.
Una
pareja que ayudaba en la construcción del santuario tuvo un bebé. Un día,
mientras trabajaban, dejaron al bebé durmiendo junto a un árbol. Entonces llegó
un oso, se llevó al bebé y lo mató. La pareja recuperó el cuerpo del bebé y lo
trajo ante la imagen de Nuestra Señora para llorar por su pérdida. Mientras la
pareja rezaba, el bebé abrió los ojos y estiró los brazos hacia la Santísima
Virgen. La oración de duelo se convirtió en una de agradecimiento.
Varias
personas presenciaron tanto el ataque como la inexplicable resurrección del
bebé. Se difundió la noticia de este milagro entre las aldeas vecinas, luego
entre otras regiones y naciones y se convirtió así en medio fundamental para
establecer la extendida devoción a Nuestra Señora de El Quinche, que continúa
hasta hoy día.
Pasados
unos pocos años, la capilla original ya no era suficiente para recibir a la
cantidad de peregrinos que acudía a alabar a Dios y suplicar Sus favores por la
intercesión de la Madre. Con el paso de los siglos, se fue reconstruyendo el
santuario, cada vez más grande, para dar cobijo a la creciente devoción.
El
actual santuario fue consagrado en 1928 y nombrado Basílica Menor por el papa
Juan XXIII en 1959. La imagen misma fue coronada canónicamente en 1943 y el
Vaticano designó al lugar santuario nacional de Ecuador en 1985.
Nuestra Señora de El
Quinche, ¡reza por nosotros!
Ellen
Mady
Fuente:
Aleteia