El Papa Francisco destacó
la apremiante actualidad del apostolado de Santa Cabrini verdadera misionera de
la acogida y testimonio del amor cristiano a los migrantes
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Santa Francisca Javier Cabrini, Patrona de los migrantes |
Al
recibir a las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, en ocasión del
primer centenario de la muerte de Santa Francisca Javier Cabrini, a la que
Pío XII proclamó «Patrona celeste ante Dios de todos los migrantes», el Obispo
de Roma recordó el camino vocacional de la Madre Cabrini, que vivió
profundamente la espiritualidad del Corazón del Señor, haciéndola conocer y
amar.
Nacida
en Italia, nacionalizada estadounidense, escuchando la exhortación del Papa
León XIII, comprendió dónde Dios la enviaba para su misión. No a China, como
ella pensaba sino a las Américas, para desarrollar su apostolado asistiendo a
los migrantes. Misión que ella realizó infatigablemente llegando hasta los
Andes y Argentina y falleciendo luego en Chicago, el 17 de diciembre de 1917.
«He
aquí el ejemplo de una verdadera vocación olvidarse de sí mismos para
entregarse plenamente al amor de Dios»:
«Después
de tantos años, la realidad de los migrantes a los que Santa Francisca
Javier dedicó toda su vida, ha evolucionado y es más actual que nunca. Nuevos
rostros, de hombres, mujeres y niños, marcados por tantas formas de pobreza y
de violencia, están nuevamente ante nuestros ojos y esperan encontrar en su
camino manos tendidas y corazones acogedores como los de la Madre Cabrini. A
ustedes, en particular, se les ofrece la responsabilidad de ser fieles a la
misión de vuestra Santa Fundadora».
En
este contexto, el Papa Francisco hizo hincapié en la importancia de esta
misión evangélica en el momento presente, los migrantes necesitan leyes, pero
en primer lugar, necesitan el testimonio activo del amor de Dios:
«Su
carisma tiene una actualidad extraordinaria, porque los migrantes tienen
necesidad ciertamente de buenas leyes, de programas de desarrollo,
de organización, pero siempre tienen necesidad también y ante todo de
amor, de amistad, de cercanía humana; tienen necesidad de ser escuchados, de
que se les mire a los ojos, de ser acompañados: tienen necesidad de Dios,
encontrado en el amor gratuito de una mujer que, con el corazón consagrado, es
hermana y madre tuya».
«Que
el Señor renueve siempre en ustedes la mirada atenta y misericordiosa hacia los
pobres que viven en nuestras ciudades y en nuestros países», deseó el Papa Francisco
y añadió:
«La
Madre Cabrini tenía la valentía de mirar a los ojos a los niños huérfanos que
se le encomendaban, a los jóvenes sin trabajo que tenían la tentación de
delinquir, a los hombres y mujeres explotados en los trabajos más humildes. Por
ello estamos todos aquí para agradecer a Dios por su santidad. En cada uno de
esos hermanos y hermanas, ella reconocía el rostro de Cristo. Y siendo
genial como era ella, fue capaz de hacer fructificar los talentos que el Señor
le había confiado».
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