Porque está
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ya
llevo dos meses largos en Comu... ¡y todavía hay sitios que no me he aprendido!
Sí, como ahora anochece pronto, ¡es importante saber de memoria dónde están los
interruptores... y los obstáculos!
Ayer
salí del taller a toda velocidad, cerrando detrás de mí la puerta, sin
detenerme a pulsar la luz. Evidentemente, al instante tuve que efectuar la
frenada en seco.
Oscuridad
total a mi alrededor. Recordaba que había otro interruptor justo delante de
mí... y también recordaba un enorme escalón. Lo que no recordaba era qué estaba
primero, el escalón o el interruptor, ni era capaz de calcular la distancia que
me quedaba hasta el “precipicio”.
Palpando
la pared, di un par de pasos. Iba pisando con cuidado, pero cada vez sentía más
inseguridad. La oscuridad se volvía agobiante. Sin embargo, no me di la vuelta.
Estaba convencida: no podía faltarme mucho para encontrar el interruptor.
Extendí
el brazo con miedo a dar un paso más... ¡y se hizo la luz! Sólo me quedaban
unos centímetros para llegar al temido escalón, que bajé de un saltito. ¡Qué
fácil era ahora no tenerle miedo!
En
la oración, el Señor me hizo ver un detalle muy curioso: lo que me animó a seguir
fue la plena certeza de que allí estaba el interruptor, aunque no pudiese
verlo. ¡Y así nos pasa con el Señor!
Los
apóstoles estaban acostumbrados a ver a Jesús como un hombre cualquiera. Sin
embargo, tras la Resurrección, tuvieron que aprender a descubrir de una forma
nueva su Presencia. No con los ojos del cuerpo, sino con los ojos de la fe.
Seguramente
tuvieron muchos momentos en que no lograban encontrarLe, pero no se rindieron
gracias a la certeza de su promesa: “Yo estaré con vosotros todos los días”.
No
hay duda. Él está. Fue verdad entonces... y es verdad hoy.
Si
sigues adelante, si luchas por descubrir a Cristo en cada instante de tu vida,
toda la realidad quedará iluminada, y los “precipicios” podrás bajarlos de un
salto. En toda situación, no dejes de buscaLe... porque Él está.
Hoy
el reto del amor es que le pidas al Señor poder verle al menos una vez a lo
largo de esta jornada que empiezas. Abre los ojos de la fe y descubre su
caricia en el viento, o sus palabras en ese hermano... Al acabar el día, repasa
todo lo que te ha ido sucediendo, ¡seguro que descubres aún más detalles de Su
amor! Y este día, quedará iluminado. ¡Feliz domingo!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma