A ojímetro
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Esta
semana me toca encender la gloria (primitivo sistema de “suelo radiante” que
consiste en encender fuego debajo del suelo).
Admito
que no es precisamente mi deporte favorito. Acabar oliendo a barbacoa sin ver
una sola chuleta, con ceniza y hollín hasta las cejas, y siempre con la tensión
de que el fuego puede apagarse sin dar más explicaciones...
Bien,
pues a este cóctel, añádele un dato más: del buen funcionamiento de la gloria
depende, nada menos que... ¡la salud de toda la Comunidad! Sí, porque esta
gloria calienta la sala de trabajo. ¡Se me pueden morir todas las monjas por
congelación!
Imagina
el nudito en el estómago al encender cada mañana. “Señor, que esto tire” ... y
el Señor, que es muy bueno, me ha regalado que todos los días funcione.
Esta
mañana, metiendo la leña, me daba cuenta de que no hay un “botón” con el que
calcular la temperatura.
“Si
hace mucho frío, mete más leña; si el día está agradable, mete menos...” ¡¿Y
cuánto es ese ‘más’ y ese ‘menos’?! Hay que ir calculando “a ojo”, por lo que
la gloria de cada día se convierte en pura artesanía.
¡Y
así pasa también con el amor! El “te quiero” que dijiste ayer, no vale para
hoy, aunque lo repitieses mil veces. De la misma manera, puede ser que la otra
persona mañana necesite algún detalle, mientras que otros días basta con una
sonrisa...
El
amor auténtico es una artesanía diaria, que requiere tiempo, dedicación, y
tener los ojos abiertos para ver la realidad del otro, lo que necesita.
¡Y
así es el amor de Cristo con cada uno de nosotros! ¡¡Pura artesanía!! Él te
conoce, es interpelado por tus reacciones, busca hacerte feliz cada día. Y
siempre con suavidad, discretamente, sin querer forzar nuestro corazón...
Hoy
el reto del amor es amar “artesanalmente” a dos personas. La primera es muy
fácil: Jesucristo. La segunda... deja que sea Él quien la elija. Busca amar en
este día a esas dos personas con un amor renovado. Piensa qué pueden necesitar
hoy de ti y busca sacarles una sonrisa a lo largo de la jornada. No puedo darte
una “receta” ... ¡ellos esperan tu propia artesanía! ¡Feliz día!
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma