En apuros
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
“¿Qué
quiere decir vocación? ¿Oís bien con el pañuelo tapándoos las orejas? ¿Con
quién estáis casadas? ¿Y el anillo que lleváis baja desde el Cielo? ¿Por qué
lleváis cinturón? ¿Qué hacéis aquí? ¿No os aburrís? ¿Os peleáis? ¿Podéis llevar
pantalón vaquero? ...”
Éstas
y otras preguntas nos hicieron cuatro pequeños en una visita con su familia.
¿Qué te parece? Pues sí, tienes razón, nos pusieron en apuros, y a la vez me
quedaba admirada de la sencillez de los pequeños.
Con
qué sencillez nos decían lo que les pasaba por la cabeza, buscaban respuestas,
ponían su inquietud al descubierto.
Imaginaba
la escena del Evangelio en que aparece Jesús rodeado de niños; seguro que le
bombardearían a preguntas de este tipo, preguntándole dónde estaban sus padres,
por qué iba con sus amigos de un sitio para otro, qué decía cuando rezaba, por
qué decía que era rey y no llevaba corona, ni espada, ni tenía sirvientes... y
los apóstoles se agobiarían con tanta pregunta que ni siquiera ellos sabrían
contestar aún, y empezaron a apartar a los niños... pero Jesús pidió que se
acercasen, los puso como ejemplo, los abrazó y los acogió por su sencillez.
Muchas
veces pensamos ser más o mejores si no mostramos debilidad, si sabemos o somos
autosuficientes. Sin embargo, un niño es sencillo para preguntar, inquieto para
descubrir, tiende los brazos cuando se cae, pide ayuda cuando siente que no
llega, es dependiente y confiado. Un niño deja entrar a Jesús porque aún no
opta por llevar las riendas de su vida.
Hoy
el reto del amor es que no “crezcas”, que seas niño. Que la sencillez marque tu
día en algo concreto: pide ayuda, pregunta algo que no sabes o déjate ayudar en
el momento de debilidad por el que estás pasando. Así, pequeño, acércate a
Jesús y deja que te abrace. Y, si tienes oportunidad, deléitate mirando a un
niño, ora mirándole.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
