El Papa celebra una misa
invitado por los trabajadores del centro industrial del Vaticano
“Jesús
viene a nosotros, viene a mí porque soy un pecador”, esta fue la idea central
de la homilía que el papa Francisco celebró este viernes para los trabajadores
del Centro Industrial del Vaticano, recordando cuando el Evangelio habla de la
conversión de Mateo.
Jesús
vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el banco de los impuestos. Era un
cobrador de impuestos. Esta gente era considerada de lo peor” porque “hacían
pagar impuestos y el dinero se lo mandaban a los romanos y una parte se la
metían ellos en su bolsillo”.
“Por
eso -dijo el Papa- los odiaban tanto. Eran traidores. Jesús lo llamó. Lo vio y
lo llamó. Sígueme. Jesús escogió a un apóstol, … entre aquella gente, la peor.
A continuación, este Mateo, invitado a comer, estaba alegre”.
Así
recordó que antes de ser Papa, “cuando me alojaba en Via della Scrofa, me
gustaba ir, ahora no puedo, a San Luis de los Franceses para ver el cuadro de
Caravaggio, La conversión de Mateo. Él agarrado al dinero, así [hace el gesto]
y Jesús lo indica con el dedo […]. Se aferraba al dinero. Y Jesús lo escoge”.
Señaló
también que Jesús “invita a toda la banda a almorzar, a los traidores, los
cobradores de impuestos. Al ver esto, los fariseos que se creían justos, que
juzgaban a todo decían: «Pero ¿por qué vuestro Maestro tiene esa
compañía?».
“Esto
me consuela tanto, porque creo que Jesús ha venido por mí. Porque todos somos
pecadores. Todos. Todos tenemos este grado. Somos graduados. Todo el mundo sabe
cuál es su pecado, su debilidad más fuerte. En primer lugar debemos reconocer
esto: ninguno de nosotros, todos nosotros los que estamos aquí, podemos decir:
‘No soy un pecador’. Los fariseos lo decían. Jesús los condena. Eran soberbios,
altivos, se creían superiores a los demás. En cambio, todos somos pecadores”. Y
añadió: “Este es nuestro consuelo y nuestra confianza: él siempre perdona, cura
el alma siempre, siempre”.
–
‘Pero yo soy débil, voy a tener una recaída …’
– “Jesús te levantará, te curará siempre. Este es nuestro consuelo, Jesús vino por mí”.
Y
el Pontífice recordó que a san Jerónimo el Señor le dijo: «Dame tus pecados».
Es hermoso escuchar esto: Dame tus pecados, tus debilidades, te curaré, tú
sigue”. Y que hoy primer viernes “pensemos en el corazón de Jesús, para que nos
haga comprender esto, con el corazón misericordioso, que sólo nos dice: Dame
tus debilidades, dame tus pecados, yo perdono todo. Jesús perdona todo, siempre
perdona”. Y les invitó a que “ésta sea nuestra alegría”.
Fuente:
Zenit