Escribe el Papa Bergoglio “se
trata de una trágica contradicción e incoherencia la aparente unidad en foros
comunes con finalidad económica o social y la querida o aceptada persistencia
de los enfrentamientos bélicos”
La
cumbre de dos días del G20, que reúne en Hamburgo – en el noroeste de Alemania
– a los líderes de las principales economías del mundo y a las potencias
emergentes, comenzó el 7 de julio con una reunión centrada en el terrorismo
internacional, mientras en las calles se registraban nuevos enfrentamientos
entre la policía y los manifestantes.
El Papa Francisco se hizo
presente con un mensaje dirigido al canciller alemán, Angela Merkel –
anfitriona de esta cita – tras el reciente encuentro celebrado en la Ciudad del
Vaticano para responder, con algunas consideraciones, a su oportuna petición.
Ante
todo el Obispo de Roma manifiesta
su interés, y el de todos los Pastores de la Iglesia Católica, por los
esfuerzos realizados a fin de asegurar la “gobernabilidad y la estabilidad de
la economía mundial”, con especial atención a los mercados financieros, al
comercio, a los problemas fiscales y, en general, a un crecimiento
económico mundial que sea inclusivo y sostenible.
Aludiendo
al Documento
pragmático de su Pontificado, la Exhortación
Apostólica Evangelii
Gaudium, el Papa
Bergoglio recuerda que ha propuesto cuatro principios de
acción para la construcción de sociedades fraternas, justas y pacíficas con los
siguientes términos: “El tiempo es superior al espacio”; “la unidad prevalece
sobre el conflicto”; la realidad es más importante que la idea”; y “el todo es
superior a las partes”.
De
manera que – como afirma el Sucesor
de Pedro – siendo evidente que estas líneas pertenecen a
la sabiduría multisecular de toda la humanidad, considera que bien pueden
servir como contribución a esta reunión de Hamburgo así como para evaluar sus
resultados.
Desglosando
los cuatro principios, Francisco escribe
que “en los corazones y en las mentes de los gobernantes y en cada una de las
fases de actuación de las medidas políticas hay necesidad de dar prioridad
absoluta a los pobres, a los prófugos,
a los
que sufren, a los desplazados y a los
excluidos, sin distinción de nación, raza, religión o cultura,
así como de suprimir los conflictos
armados.
De
ahí que el Pontífice afirme
que no puede dejar de dirigir a los Jefes de Estado y de Gobierno del G20, y a
toda la comunidad mundial, un apremiante llamamiento por la trágica
situación de Sudán del Sur, de la
cuenca del Lago Chad, del Cuerno de África y del de Yemen,
donde hay treinta millones de personas que no tienen agua ni comida para
sobrevivir. Y añade que el empeño para salir urgentemente al encuentro de estas
situaciones y dar una ayuda inmediata a esas poblaciones será un signo de la
seriedad y sinceridad del empeño a medio término para reformar la economía
mundial y una garantía de su desarrollo eficaz.
Además,
al acercarse el centenario de la Carta de Benedicto XV a los Jefes
de los Pueblos Beligerantes, el Santo Padre escribe que se siente obligado a
pedir al mundo que ponga fin a estos inútiles estragos. A la vez que recuerda
que la
finalidad del G20, y de otros encuentros anuales semejantes, es la
de “resolver en paz las diferencias económicas y encontrar reglas financieras y
comerciales comunes que permitan el desarrollo integral de todos, para alcanzar la Agenda
2030 y los Objetivos del desarrollo sostenible.
Naturalmente
el Pontífice no deja de
recordar que esto sólo será posible si las partes se empeñan en reducir
sustancialmente los niveles de conflictividad, detener la actual carrera
armamentista y renunciar a implicarse directa o indirectamente en los
conflictos, y si no se acepta discutir de modo sincero y transparente acerca de
todas las divergencias. Porque como escribe el Papa Bergoglio “se trata de una trágica
contradicción e incoherencia la aparente unidad en foros comunes con finalidad
económica o social y la querida o aceptada persistencia de los enfrentamientos
bélicos.
El Santo Padre Francisco concluye
su mensaje invocando la bendición de Dios sobre el encuentro de Hamburgo y
sobre todos los esfuerzos de la comunidad internacional para activar una nueva
era de desarrollo innovadora, interconectada, sostenible, respetuosa del
ambiente e inclusiva de todos los pueblos y de todas las personas.
María
Fernanda Bernasconi
Radio
Vaticano