Quincuagésimo aniversario de
la ordenación sacerdotal de nuestro párroco D. Isaac Benito Melero
Ayer
nuestra comunidad parroquial se reunió para celebrar y acompañar con alegría y
gratitud a D. Isaac por sus 50 años de entrega sacerdotal al servicio de la
Iglesia y, en una gran parte de su vida, a los más pobres del mundo allá en Zimbabwe.
Lo
celebramos como merecía la ocasión, con una solemne eucaristía que es acción de
gracias a nuestro Padre celestial y encuentro con Jesucristo, Sumo Sacerdote, y
lo hicimos desde la gratitud a Dios, que le eligió y ha sostenido fielmente en
su servicio, al cual D. Isaac ha respondido con generosidad y entrega durante
este medio siglo, donde el camino ha sido largo en medio de alegrías,
trabajo, luchas y dificultades que han aportado a su vida la experiencia
de poder animar a otros desde los dones y ánimo que ha recibido de Dios.
GALERÍA FOTOGRÁFICA
Cincuenta años de vida sacerdotal se han convertido en la oportunidad para que el corazón manifieste su gratitud y así lo expresó D. Isaac en su homilía agradeciendo a Dios todo lo que le ha concedido para el desarrollo de su ministerio.
Dios,
en su gran bondad y misericordia ha permitido que la fidelidad haya sellado la
existencia de D. Isaac y que ahora podamos contemplar en su rostro la belleza
de una vida de entrega generosa en el servicio y en la caridad, realizada con
esa mansedumbre y humildad de corazón que Jesús nos pedía ayer en el evangelio.
Por
ello, toda su feligresía, entre la que se encuentra esta comunidad parroquial
de S. Cristóbal, nos sentimos agradecidos con el Buen Dios por habernos
cuidado, enseñado, y guiado a través del ministerio sacerdotal de D. Isaac y,
por ello, podemos decir como el salmo 125: el Señor ha estado grande con nosotros
y estamos alegres.
Significar,
como detalle emotivo de esta celebración, que la casulla que vistió D. Isaac,
símbolo del suave yugo de la ley del Señor, y el cáliz, vaso sagrado por
excelencia, indispensable para el sacrificio de la Santa Misa, son los que
utilizó cuando celebró su primera Misa.
Después
de la eucaristía se celebró un pequeño ágape de fraternización entre los asistentes
a la celebración.