“Levántate y ve, de pie y en camino. Así debe actuar la Iglesia en la evangelización, subraya el Pontífice
“Existe
un resumen de toda la historia de la Iglesia en estos primeros ocho capítulos
de los Hechos de los Apóstoles: ‘la predicación, el bautismo, las conversiones,
los milagros, las persecuciones, la alegría y también ese feo pecado de
aquellos que se acercan a la Iglesia para hacer sus propios intereses’, esos
benefactores de la Iglesia que luego al final engañan a la Iglesia como Ananías
y Safira”. Parte de esta consideración el Papa Francisco en su homilía en la
Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
“Levántate y ve”. La
vocación de la Iglesia es evangelizar.
El
Pontífice reflexionó en particular, sobre tres palabras tomadas de la primera
lectura que la liturgia presenta hoy en el capítulo ocho de los Hechos de los
Apóstoles, invitando a releer este pasaje en casa, con tranquilidad. La primera
expresión es “Levántate y ve”, lo dice el Ángel a Felipe. “Esto – dice el Papa
– es un signo de evangelización”. La vocación y la gran consolación de la
Iglesia, de hecho, es evangelizar:
“Pero
para evangelizar, ‘levántate y ve’. No dice: quédate sentado, tranquilo, en tu casa:
¡No! La Iglesia siempre para ser fiel al Señor debe estar de pie y en camino:
‘Levántate y ve’. Una Iglesia que no se levanta, que no está en camino, se
enferma”.
Y
termina cerrada con muchos traumas psicológicos y espirituales, puntualiza el
Santo Padre, “cerrada en su pequeño mundo de las habladurías, de las cosas…
cerrada, sin horizontes”, “Levántate y ve, de pie y en camino. Así debe actuar
la Iglesia en la evangelización, subraya el Pontífice.
Escuchar las inquietudes
del corazón de todo hombre
“Ve
adelante y acércate a ese carruaje” es la sucesiva exhortación, que Felipe
recibe del Espíritu, y la segunda expresión que el Papa Francisco evidencia. En
el carruaje estaba un etíope – un prosélito de religión judía, eunuco, llegado
a Jerusalén para adorar a Dios – que mientras viajaba, leía al profeta Isaías.
Se trata de la conversión de un “ministro de economía” y por eso, resalta el
Papa, de un gran milagro. El Espíritu exhorta a Felipe a acercarse a este
hombre, no le pide predicar, evidencia el Pontífice, para subrayar la
importancia que la Iglesia tiene al escuchar las inquietudes del corazón de
todo hombre:
“Todos
los hombres, todas las mujeres tienen una inquietud en el corazón, buenas y
malas, pero existe la inquietud. Escucha esas inquietudes. No dice: ‘Ve y has
proselitismo’. ¡No, no! ‘Ve y escucha’. Escuchar es el segundo paso. El
primero, ‘levántate y ve’, el segundo ‘escucha’. Aquella capacidad de escucha:
¿Qué cosa siente la gente, qué cosa siente el corazón de esta gente, qué cosa
piensa? Pero, ¿piensan cosas equivocadas? Pero yo quiero escuchar estas cosas
equivocadas, para entender bien donde está la inquietud. Todos tenemos las
inquietudes dentro. El segundo paso de la Iglesia es encontrar las inquietudes
de la gente”.
Y
luego el etíope viendo acercarse a Felipe, le pregunta de quién estaba hablando
el profeta Isaías y lo hace subir al carruaje. Entonces, con humildad, subraya
el Papa, Felipe comienza a predicar. Las inquietudes de ese hombre encuentran
así una explicación que llena la esperanza de su corazón. “Pero esto – prosigue
– ha sido posible porque Felipe se había acercado y ha escuchado”.
La alegría del cristiano.
La misión
Entonces,
mientras el etíope escuchaba, el Señor trabajaba dentro de él. De este modo el
hombre entiende que la profecía de Isaías se refería a Jesús. Su fe en Jesús
crece a tal punto que cuando llegan allí, donde había agua, pide ser bautizado.
“Ha sido él a pedir el Bautismo, porque el Espíritu había trabajado en su
corazón”, precisa el Papa, exhortando a dejar trabajar el Espíritu en el
corazón de la gente. Y cuando, después del bautismo, el Espíritu, “siempre
presente”, toma a Felipe y lo lleva a otra parte, el eunuco “lleno de alegría”
prosigue su camino. La tercera palabra que el Papa subraya es pues la alegría:
“la alegría del cristiano”.
El
Papa Francisco concluye su homilía deseando que la Iglesia este de pie, como
una madre que escucha y con la gracia del Espíritu Santo, encuentra la palabra
justa:
“La
Iglesia madre que da a la luz tantos hijos con este método digamos – usemos la
palabra – este método que no es proselitista: es el método del testimonio a la
obediencia. La Iglesia, que hoy nos dice: ‘Alégrate’. La alegría, el gozo. La
alegría de ser cristianos también en los malos momentos, porque después de la
lapidación de Esteban estalló una gran persecución y los cristianos se
esparcieron por todas partes, como las semillas que lleva el viento. Y han sido
ellos en predicar la palabra de Jesús. Que el Señor nos de la gracia a todos
nosotros de vivir una Iglesia así: de pie y en salida, a la escucha de las
inquietudes de la gente y siempre con alegría”.
Renato
Martinez
Radio
Vaticano