Una verdadera enfermedad
colectiva de consecuencias incalculables
Lo han
dicho hasta las autoridades políticas. Desde luego, la Iglesia y las
asociaciones de padres de familia también: el fácil acceso que tienen hoy los
adultos, los jóvenes, los niños a millones de páginas pornográficas es una
verdadera enfermedad colectiva, de consecuencias incalculables.
Se
trata, dice fray Ed Broom, sacerdote de los Oblatos de la Virgen María en su
blog, de “una de las más poderosas y extendidas adicciones” de los tiempos
modernos, “por la facilidad y la prevalencia del acceso al porno” que poseen en
sus móviles o en su computadora adolescentes e incluso niños. Por lo que se
debe establecer un plan de batalla para derribar este monstruo.
He
aquí diez pasos que fray Ed Broom ha ideado para ganarle la batalla a la
pornografía desde nuestra trinchera personal:
1. El amor de Dios. El primer paso y el
más importante contra la adicción a la pornografía es mi convicción del gran
amor que Dios me tiene. Aún cuando tropiece y caiga, Él me sigue amando.
2. Campo de batalla. Nuestra vida en la
tierra es un campo de batalla entre el bien y el mal, el espíritu y la carne,
lo espiritualmente bueno y lo que hace daño al espíritu. Por lo tanto, debemos
estar siempre vigilantes, orando, alertas, en guardia. Tenemos que saber cuál
es nuestro “talón de Aquiles”. Para muchos es ir aumentando la intensidad de
las imágenes.
3. Desolación. Cuando nos
encontramos en estado de desolación es cuando nuestro enemigo malo nos puede
atacar. Desolación significa que nuestra alma experimenta tristeza, depresión,
desesperación, falta de fe, de esperanza, de amor. Como si la vida no tuviera
sentido y lo mejor fuera “tirar la toalla” y dejar de luchar. Hay que revisar,
ahora, nuestra vida. Después de ver porno, vas a estar, muy probablemente en
estado de desolación. ¿Qué medidas vas a tomar?
4. Oración y compañía. Para salir de la
desolación y de la tentación que viene con ella –a menudo la tentación de ver
porno—tenemos que tomar algunas medidas. Primero que nada, una rápida y
fervorosa oración. No podemos superar la tentación con nuestras propias
fuerzas: necesitamos la Gracia de Dios que viene con la oración. Luego,
absorberse en junto con otros en distracciones saludables. ¿Ejemplos? Deportes,
buena conversación con un amigo, lecturas, un pasatiempo predilecto… Todo esto
sirve para distraer la mente del deseo de ver porno.
5. Caída (y recuperación). Si tenemos el
infortunio de caer en la trampa de la tentación de ver pornografía, nunca
debemos caer en la otra trampa: la de la desesperanza. Por el contrario,
debemos ser humildes, admitir nuestro pecado y confesarnos. Sobre todos
¡confiar en la infinita Misericordia de Dios!
6. Conocimiento de sí
mismo. San
Ignacio de Loyola insistía en que conocernos a nosotros mismos era el principio
de crecimiento de nuestra vida espiritual. El examen diario de conciencia es un
método valiosísimo para salir del patrón que nos lleva a pecar, especialmente
del vicio de la pornografía. Las adicciones no son fáciles de superarse. Hay
cinco pasos para hacerlo: ponte en la presencia de Dios que veraderamente te
ama; dale gracias a Dios por la bendiciones que te ha regalado; apuesta por la
gracia de verte a ti mismo como Dios te ve en total honestidad; reflexiona en
los actos de tu vida, tus caídas y por qué has caído y resuelve reconciliarte,
cambiar tu vida…
7. Alegría estar contento
contigo. La
llave para superar el vicio del porno es experimentar la alegría en nuestras
vidas. La alegría es uno de los frutos del Espíritu Santo. La alegría viene del
Señor, pero se cultiva saliendo de nosotros mismos, sirviendo a los demás. Si
ponemos a Jesús primero, a los otros después y a mi al último, experimentaremos
un tipo de alegría que el espíritu malo de la pornografía no podrá derribar.
8. Trabajar duro. En la pereza entra
el demonio. ¡Qué verdad es esta para el porno! En la abundancia del tiempo
libre trabaja hasta dejarnos exhaustos. Las labores físicas o deportivas, las
labores intelectuales y las actividades espirituales nos privan de la tentación
de “relajarnos” viendo porno. Los santos están de acuerdo en esto: vamos a
trabajar duro en nuestras vidas, que ya descansaremos en el cielo.
9. Confesor o director
espiritual. La
batalla para derrotar al porno no la puedes ganar solo. Sé honesto: necesitas
la ayuda de un confesor o de un director espiritual. Ambos son importantes y
necesarios. La razón es que el perdón viene de la confesión y ése es un
Sacramento que solamente el sacerdote puede administrar. Además, necesitas ser
escuchado, recibir consejos y darle seguimiento a tu batalla. Eso lo puede
hacer un director espiritual. ¡El demonio trabaja en la oscuridad y en la
secrecía!
10. Llama a la Virgen
María. La
experiencia de los grandes amigos de Dios, los santos, ha probado que el grande
amor y la fidelidad a la Santísima Virgen María nos ayuda a superar cualquier
tentación del demonio, cualquier pecado, cualquier conducta pecaminosa en
nuestras vidas. Nuestra Señora es especialmente fuerte ayudando a aquellos que
le entregan sus vidas para pedirle la gracia de la pureza. El que haya caído en
el porno, podría consagrarse a María, rezar el Rosario todos los días, llevar
el Escapulario e invocarla sobre todo en momentos de tentación.
Jaime Septién
Fuente:
Aleteia