Con certeza solo sabemos
que estuvo casado uno de los Doce
Tener
respuesta a esta pregunta es una legítima curiosidad, pero por lo que se ve el
Espíritu Santo no ha querido satisfacerla.
Con
certeza solo sabemos que estuvo casado uno de los Doce (o trece, si contamos
tanto a Judas Iscariote como a quien ocupó su puesto, Matías): san Pedro. Tanto
el Evangelio de San Mateo (8, 14) como el de San Lucas (4, 38) narran que Jesús
curó una fiebre a la suegra de Pedro.
Sin
embargo, eso no significa necesariamente que estuviera casado cuando conoció al
Señor, pues podía ser viudo por entonces. La total ausencia de noticias o
referencias a su mujer hacen que muchos autores se inclinen por esta última
posibilidad.
Eusebio
de Cesarea, que alrededor del año 300 escribió la primera Historia de la
Iglesia, menciona que, según fuentes más antiguas (Clemente de Alejandría, de
un siglo antes), también estuvo casado el apóstol Felipe, pero los detalles que
dan esas fuentes antiguas inclinan a pensar que hay una confusión entre el
apóstol Felipe y el diácono Felipe –uno de los siete primeros diáconos que
aparecen en los Hechos de los Apóstoles-, ambos con el mismo nombre.
Por
otra parte, se puede dar por seguro que el apóstol Juan fue célibe. Cuando el
Señor le llamó era todavía un adolescente, y el desprendimiento que pedía el
Señor era tan radical que no dejaba sitio para pensar en casarse.
¿Y
los demás? Pues no sabemos nada, ni en un sentido ni en el otro. Podría
pensarse, por ejemplo, que sería raro que un hombre como Mateo, que en su
encuentro con el Señor era ya un publicano –un recaudador de impuestos- con
puesto propio, amigo de sus colegas -por tanto, con una edad que ya no
correspondía a la primera juventud- , no estuviera casado. Y, efectivamente,
eso hubiera sido raro en la sociedad de entonces. Raro, pero no imposible, y en
realidad esto no pasa de la conjetura.
En
conclusión: de los Apóstoles y sus vidas solo sabemos lo que el Espíritu Santo
ha querido que sepamos. Y de lo preguntado, ya se ve, hay muy poco. ¡Qué le
vamos a hacer! Nos quedamos con las ganas.
JULIO DE LA VEGA-HAZAS
Fuente:
Aleteia