Denuncia la visión negativa
sobre la maternidad
Amaya
Azcona, directora general de la Fundación RedMadre, asegura que la causa
principal del invierno demográfico en España es que se ha trabajado desde hace
más de 50 años para que las mujeres no tuviéramos «muchos» hijos puesto que se
contemplaba, y se sigue contemplando, la maternidad como un freno al desarrollo
personal y profesional de la mujer.
Ocho
comunidades autónomas se han reunido con el comisario europeo
de Empleo y Asuntos Sociales para solicitarle apoyo ante el grave problema
demográfico que sufren: pérdida de población (por defunciones y emigración
a otros lugares) y envejecimiento. Uno de cada cinco españoles es mayor de 65
años y ya hay 1,5 millones más de personas mayores que niños.
Leemos con
sorpresa las declaraciones de Rosa Balas (PSOE): «Queremos que sea un tema
importante en la agenda política española y europea con el objetivo que el
reparto de la financiación pública tenga en cuenta elementos como la dispersión
y el envejecimiento para poder garantizar los servicios y las pensiones. La
despoblación no es un problema de unos pocos, sino un problema global».
Estos mismos
argumentos se esgrimieron el mes pasado en Madrid en el I Congreso de
Demografía e Igualdad. Los ponentes explicaron muy bien la situación
demográfica actual (pirámide invertida y sus consecuencias), así como las
proyecciones para el año 2030. Se analizaron las repercusiones que esta
cuestión demográfica tendrá en un futuro no muy lejano y se cuestionó la manera
de financiar el sistema, puesto que ya no es sostenible como se ha venido haciendo
hasta ahora, a través de las cuotas de la Seguridad Social, y habrá que
recurrir a otras formas de financiación.
Analizar causas
La mayoría de
los analistas se limitan a hacer un diagnóstico de los síntomas. Pero para
poder solucionar estos problemas habría que analizar las causas que la han
provocado y tratar de modificarlas, si aún fuera posible.
Se escribe y se
reflexiona sobre «el problema demográfico». ¿Cuál es el problema? Pareciera que
la clave está en resolver cómo sostener a una población envejecida cada vez más
numerosa con una población activa cada vez más pequeña.
Pero no se
aborda el problema de fondo que es cómo revertir la tendencia. ¿O no es este
el problema de fondo?
Desde el último
tercio del S.XX ha habido un conjunto de políticas e intervenciones sociales
que han propiciado este desastre. Nuestros políticos conocían perfectamente lo
que iba a ocurrir y no sólo no han hecho nada para evitarlo, sino que han
fomentado, y siguen haciéndolo, actitudes que provocaban la caída de la
natalidad.
La causa
principal del invierno demográfico en España es que se ha trabajado desde
hace más de 50 años para que las mujeres no tuviéramos «muchos» hijos
puesto que se contemplaba, y se sigue contemplando, la maternidad como un
freno al desarrollo personal y profesional de la mujer. Las instituciones
públicas, los partidos políticos, los sindicatos, las asociaciones de mujeres,
la sanidad, las instituciones educativas, los medios de comunicación, la
literatura, la música, etc., han contribuido a transmitir esta visión de la
maternidad.
Varias
generaciones de mujeres (y también de hombres) han estado recibiendo este
mensaje de una manera insistente y el mensaje ha calado en la población,
tanto como para modificar los comportamientos. Se ha producido el cambio social
que se perseguía. Ante este éxito me pregunto ¿por qué nuestros políticos y
gestores se sorprenden del resultado alcanzado? El resultado ha sido excelente.
Argumentos despreciativos
Además hay todo
un acoso a aquellas mujeres que no cumplen con los patrones de comportamiento
generales y tienen más hijos de los que la sociedad está dispuesta a admitir
como «normal». A esas mujeres se les ataca con argumentos muy agresivos o
despreciativos: «Tener tantos hijos es signo de incultura», «los niños
contaminan», «si tienes más de dos hijos eres egoísta porque no les vas a poder
ofrecer la educación que ellos necesitan», «con la superpoblación que hay no se
debe tener tantos hijos», «si los has tenido no te quejes de que no hay ayudas,
porque tú has querido tenerlos», «las mujeres que tienen muchos hijos no son
productivas», «si no tienes trabajo no te quedes embarazada», «ya sabes que a
mí no me gusta que mis empleadas se queden embarazadas»…, frases que si se
utilizaran para otros colectivos se considerarían como agresiones intolerables.
«Materfobia» es la actitud que nuestra sociedad presenta frente a la
maternidad. ¿Algún político o agente de cambio
social se ha planteado esta cuestión? La maternidad se decide personalmente,
pero se apoya, persigue, o ignora socialmente.
Trabajar para
desterrar de la sociedad esa discriminación a las mujeres que tienen hijos es
objetivo prioritario en Fundación RedMadre. A nuestras asociaciones llegan
todos los días mujeres con situaciones difíciles por causa de la maternidad:
abandonadas de sus parejas, amenazadas con despidos, chantajeadas por sus
familias, sin recursos económicos para afrontar la crianza y muchas otras
situaciones. Mujeres que recurren a nosotros porque las instituciones públicas
no les dan soluciones a sus problemas y carecen de apoyos suficientes en su
entorno familiar y social para seguir adelante.
Mujeres que la sociedad ha
decidido que no tienen «nivel» para ser madres, que no cumplen las
condiciones para criar un hijo según los parámetros de esta sociedad consumista
y que la única solución que se les ofrece es el aborto. Esta es una de las
paradojas mayores de nuestro sistema social: nuestra sociedad necesita que
nazcan más de 200.000 niños, pero se financian los abortos de casi 100.000.
Evitar que una
mujer embarazada sea discriminada y ello le induzca a abortar, cuando ella
quiere continuar con el embarazo, es una de las misiones principales de
Fundación RedMadre.
Fuente: ABC