Al ser preguntado sobre
lo que se necesita para convertir a otros, el Papa respondió: “Más que la
palabra, sirve el ejemplo”
El Papa Francisco compartió esta tarde un alegre y distendido
almuerzo con 12 jóvenes voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ)
en Cracovia a quienes escuchó con atención y los alentó a dar testimonio de
Cristo y a "no dejarse robar la esperanza".
Los jóvenes estaban liderados por la
vocera de la JMJ, Dorota Addelmoula. Todos de distintos países de los cinco
continentes como Brasil, Polonia, Nueva Zelanda, Canadá, Costa Rica, Costa de
Marfil, Zimbawe, Rusia, Vietnam y Colombia.
Addelmoula comenta que esta experiencia
de almorzar con el Santo Padre “es un momento que nos ha inspirado y nos
seguirá inspirando”.
En el almuerzo conversaron en español y
comieron unos típicos ravioles del estilo polaco, ensalada, frutos de mar y
pescado.
Al ser preguntado sobre lo que se
necesita para convertir a otros, el Papa respondió: “Más que la palabra, sirve
el ejemplo”.
Fatima Leung-Wai es de Nueva Zelanda y
cuenta que le preguntó al Pontífice “cuál es el desafío más importante para él
y me ha respondido: ‘¡que los jóvenes no pierdan la esperanza!’”
José Pasternak es de Sao Paulo, Brasile,
pertenece a la comunidad Shalom y es misionero en Italia desde hace nueve años.
Desde hace dos está en Cracovia sirviendo como voluntario. “Siempre he ayudado
a otros a ir a una JMJ. Ahora con 36 años vivo mi primera Jornada Mundial de la
Juventud”, afirma.
Para él, las palabras de Francisco “han
quedado impresas, nos ha hablado de varios temas y tenía una respuesta para
todo”. Él le preguntó cómo explicarle la Palabra de Dios a quien no cree y “el
Papa me ha respondido que primero es el testimonio. Y cuanto te vean alegre y
te pregunten qué cosa tienes, ha dicho, entonces podrás comenzar a hablar”.
Paula Mora es de Colombia y ella le
preguntó al Pontífice cómo se sintió al momento de su elección. El Santo Padre,
narra la joven, respondió que “estaba muy tranquilo, y esta calma no lo ha
dejado aún. La ha definido como un don de Dios”.
“Le hemos preguntado si es que quería
pedirnos alguna cosa, pero él nos ha dicho que quería escucharnos. Las
preguntas han sido muy espontáneas y él ha respondido con paciencia y con un
espíritu vivaz y disponible”, cuenta Paula.
También hablaron
de Polonia y de la importancia de que mantenga su religiosidad. Malgorzata
Krupnik, una de las encargadas de las inscripciones, también estuvo en el
almuerzo y comenta que “ha sido una alegría enorme ver aquí a las personas que
han llegado” para esta JMJ Cracovia 2016.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva.
Publicado originalmente en ACI Stampa
