El alimento que se desecha es como si se robara de
la mesa del pobre, de quien tiene hambre
El Papa
Francisco pidió hoy desde la sede en Roma del Programa Mundial de Alimentos
(PMA) acabar de manera definitiva con el hambre en el mundo y desnaturalizar la
miseria.
El Pontífice
visitó la asamblea plenaria de este organismo internacional con motivo de la
sesión inaugural de 2016 y ofreció un discurso en el que habló del problema del
hambre en el mundo y lo que conlleva.
Al comienzo, el Papa denunció que “la excesiva información con la que contamos va generando paulatinamente la ‘naturalización’ de la miseria”. Es decir, “poco a poco, nos volvemos inmunes a las tragedias ajenas y las evaluamos como algo ‘natural’”.
“Son tantas las
imágenes que nos invaden que vemos el dolor, pero no lo tocamos; sentimos el
llanto, pero no lo consolamos; vemos la sed pero no la saciamos. De esta
manera, muchas vidas se vuelven parte de una noticia que en poco tiempo será
cambiada por otra. Y mientras cambian las noticias, el dolor, el hambre y la
sed no cambian, permanecen. Tal tendencia –o tentación– nos exige un paso más
y, a su vez, revela el papel fundamental que Instituciones como la vuestra
tiene para el escenario global. Hoy no podemos darnos por satisfechos con sólo
conocer la situación de muchos hermanos nuestros”.
En su opinión,
“es necesario ‘desnaturalizar’ la miseria y dejar de asumirla como un dato más
de la realidad” porque “la miseria tiene rostro”. “Tiene rostro de niño, tiene
rostro de familia,
tiene rostro de jóvenes y ancianos. Tiene rostro en la falta de posibilidades y
de trabajo de muchas personas, tiene rostro de migraciones forzadas, casas
vacías o destruidas. No podemos ‘naturalizar’ el hambre de tantos; no nos está
permitido decir que su situación es fruto de un destino ciego frente al que
nada podemos hacer”.
Por otro lado,
el Santo Padre manifestó que “las burocracias mueven expedientes; la compasión,
en cambio, se juega por las personas”. Por eso, volvió a decir que “es
necesario trabajar para ‘desnaturalizar’ y desburocratizar la miseria y el
hambre de nuestros hermanos".
Desnaturalizar
la miseria
“La falta de
alimentos no es algo natural, no es un dato ni obvio, ni evidente. Que hoy en
pleno siglo XXI muchas personas sufran este flagelo, se debe a una egoísta y
mala distribución de recursos, a una ‘mercantilización’ de los alimentos”, dijo
el Papa en este punto de su discurso.
Así pues, el
alimento es “un don” que “hemos convertido en privilegio de unos pocos”. “Hemos
hecho de los frutos de la tierra –don para la humanidad– commodities de
algunos, generando, de esta manera, exclusión”, alertó.
Francisco
aludió al consumismo como una de las causas que “nos ha inducido a
acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a
veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros
parámetros económicos”. Por ello, recordó que “el alimento que se desecha es
como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre”.
Desburocratizar
el hambre
El Santo Padre
recordó que vivimos en un mundo inestable y en el que “últimamente las guerras
y las amenazas de conflictos es lo que predomina en nuestros intereses y
debates”.
Denunció que
“las armas han alcanzado una preponderancia inusitada, de tal forma que han
arrinconado totalmente otras maneras de solucionar las cuestiones en pugna” y
habló de la paradoja de que “mientras las ayudas y los planes de desarrollo se
ven obstaculizados por intrincadas e incomprensibles decisiones políticas, por
sesgadas visiones ideológicas o por infranqueables barreras aduaneras, las
armas no; no importa la proveniencia, circulan con una libertad jactanciosa y
casi absoluta en tantas partes del mundo”. “Y de este modo, son las guerras las
que se nutren y no las personas. En algunos casos la misma hambre se utiliza
como arma de guerra”, agregó.
“Somos
plenamente conscientes de ello, pero dejamos que nuestra conciencia se
anestesie y así la volvemos insensible. De tal modo, la fuerza se convierte en
nuestro único modo de actuar y el poder en el objetivo perentorio a alcanzar.
Las poblaciones más débiles no sólo sufren los conflictos bélicos sino que, a
su vez, ven frenados todo tipo de ayuda. Por esto urge desburocratizar todo
aquello que impide que los planes de ayuda humanitaria cumplan sus objetivos”.
En opinión del
Papa, parte de la solución pasa por “que los Estados miembros incrementen
decisivamente su real voluntad de cooperar con estos fines” y por colaborar con
el PMA.
“El PMA es un
valioso ejemplo de cómo se puede trabajar en todo el mundo para erradicar el
hambre a través de una mejor asignación de los recursos humanos y materiales,
fortaleciendo la comunidad local. A este respecto, les animo a seguir adelante.
No se dejen vencer por el cansancio, ni permitan que las dificultades los
retraigan”, aseguró.
Sobre la misión
concreta de la Iglesia
al respecto, el Pontífice explicó que “quiere trabajar mancomunadamente con
todas las iniciativas que luchen por salvaguardar la dignidad de las personas,
especialmente de aquellas en las que están vulnerados sus derechos”. “Para hacer
realidad esta urgente prioridad de ‘hambre cero’, les aseguro todo nuestro
apoyo y respaldo a fin de favorecer todos los esfuerzos encaminados”.
“Un pueblo se
juega su futuro en la capacidad que tenga para asumir el hambre y la sed de sus
hermanos. En esta capacidad de socorrer al hambriento y al sediento podemos
medir el pulso de nuestra humanidad”, concluyó entre aplausos el discurso.
Fuente: ACI
Prensa