5 regalos que ayudarán al niño a darse
cuenta de que recibir la Eucaristía es una fuerza dinámica y para toda la vida
Estamos en esa época del año
en la que chicos y chicas que acaban de entrar en la edad de la discreción,
celebran con nervios sus Primeras Confesiones y están preparando sus
corazones para la presencia real de su Salvador.
Estas
almas cándidas esperan entusiasmadas recibir el don divino en su Primera
Comunión, aunque seguro que también están ansiosas por unos cuantos regalitos.
Desde Aleteia proponemos las siguientes ideas como
regalos para vuestros primeros y primeras comulgantes, unos regalos que
disfrutarán y que, además, les ayudarán a profundizar en su primera experiencia
de la Comunión con Cristo.
Y no tienen que regalarse precisamente el
día de la Primera Comunión; de hecho, se trata de regalos cuyo
objetivo es ayudar a los chicos y chicas a darse cuenta de que la Primera
Comunión es sólo eso: una primera experiencia de amor que anuncia la
venida de muchas más comuniones.
1) Haced una pequeña peregrinación a vuestra catedral diocesana (o a otra) o a otra iglesia
designada, para entrar por la Puerta Santa en este Año Jubilar de la
Misericordia.
Es un
gran regalo dar la oportunidad a un nuevo comulgante de ganarse una indulgencia plenaria nada más empezar su andadura, y además
ofrece la oportunidad de enseñarles qué son las indulgencias.
Incluye
un almuerzo en el evento y le habrás regalado a tu hijo o hija un día memorable, instructivo y lleno de
misericordia, además de haber ganado algunos nuevos
intercesores en el paraíso.
Si
disponéis de un poco más de tiempo, embarcaos en una peregrinación más larga y
visitad un santuario del país, así viviréis vuestra fe católica en familia.
2) Contrata a un dibujante o un diseñador para que realice un boceto del santo patrón
favorito de tu hijo o hija y que lo cuelgue en la puerta de su cuarto. Si es un
boceto y es pequeño, en vez de una obra terminada, no debería ser demasiado
caro.
Si no
conoces a ningún artista personalmente, tal vez puedas encontrar a alguien en
la web Etsy.
Puedes
preguntar también en alguna parroquia local, tal vez sepan de algún taller de
artesanía de imágenes. Seguramente en estos talleres habrá artistas en ciernes
que estarán encantados de colaborar contigo para crear una imagen hermosa para
tu hijo.
3) Ayuda a tu hijo a valorar no sólo el sacramento de la Eucaristía, sino también a aquellos
que nos ayudan a acercarnos a tan valioso regalo: nuestros
sacerdotes. Tantea a tu párroco, por si
estuviera disponible para almorzar (invítale a comer, claro) contigo y tu hijo.
Es
posible que tu párroco bendiga una de las medallas/figuritas/rosarios que tu
hijo vaya a usar el día de su Primera Comunión, o que ya haya usado, si os
reunís a título pasado.
Si tu
hijo o hija también recibe algo de dinero por la Primera Comunión, puedes
animarle a que contribuya gastando una pequeña parte en la comida que
compartís.
Este
gesto le ayudará a empezar a comprender que debemos ser buenos administradores
de todos nuestros tesoros y que compartir nuestras “riquezas” es una forma de
experimentar y de dar alegría.
4) La mayoría de los primeros comulgantes está empezando a leer y
escribir por placer propio. Así que, ¿por qué no invitarles a llevar un diario de oraciones como herramienta para profundizar en
su relación con ese Dios que les ama tanto que quiere habitar en su interior?
Para
ello, quizás podrías regalarle un buen diario de páginas blancas, sin líneas,
así tendrá libertad para dibujar también, además de escribir; los hay muy
elaborados. ¡Nuestro Señor se deleitará tanto como cualquier padre o madre con
las obras de sus hijos!
5) Por último, para poner énfasis en que recibir la comunión es la
fuente de una relación íntima y de amor con alguien, sugerimos una Biblia católica ilustrada.
Como
dijo San Jerónimo, la ignorancia de las Escrituras es la ignorancia de Cristo,
y puesto que tu primer comulgante recibe el Pan bajado del Cielo, sin duda el
Espíritu Santo alimentará su deseo de conocer cada vez mejor a su Huésped.
El
Concilio Vaticano II nos recuerda que “la Iglesia ha venerado siempre las
Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor”.
¿Que
qué hay de especial en ello? Bueno, quizás cuando lleguen a la imagen del Arca
de Noé encontrarán una carta diciendo que una familia pobre recibió 20 polluelos para que les
abastecieran de nutritivos huevos y los recibieron en nombre de un niño por su Primera
Comunión. Nada mal, ¿no?
