¿Quién dijo que sólo unos pocos afinan?
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Si te pregunto si desafinas, ¿qué responderías? "Ufff, ¿yo? Canto fatal" o "Creo que no, llego bastante alto y
siempre me ha gustado cantar"?
El martes, en la clase de canto, el profesor dijo algo
que no deja de venirme a la memoria. Algo así como que, si desafinas, es que te
estás mirando a ti mismo: que se afina cuando se mira a los demás.
Y me impresionó porque es verdad que, cuando se canta
con más gente, no es indispensable que uno cante bien o cante mal; lo
importante es escuchar la música, escucharse unos a otros y, juntos, ser una
gran unidad armónica.
Cuántas veces pensamos que "cantamos
genial", que todo nos sale bien respecto al resto y arrasamos en el
trabajo, en los estudios, en casa... Tal es la velocidad que alcanzamos, que
desafinamos quedándonos totalmente solos en un grito que se sale hasta del
pentagrama.
Y otras veces creemos que cantamos fatal: todos siguen
con su canto y nosotros nos sumergimos en nuestros miedos e inseguridades
temiendo meter la pata, ser descubiertos en la ignorancia... aportando un
tembloroso susurro que pasa desapercibido.
Cristo quiere que afines, que no vivas el día desde
ti. Si eres de los que creen que "cantan genial", baja de nota para
que otros puedan disfrutar contigo, para que otros puedan también mostrar sus
dones sin ser atropellados: descubrirás que el Señor te regala hermanos, no
enemigos.
Si, por el contrario, crees que eres de los que
"cantan mal", deja que los hermanos te ayuden, deja que te suban,
pide ayuda, comparte tu pobreza, tus dificultades, déjate acompañar.
Hoy el reto del amor es que, antes de actuar, le
preguntes al Señor si estás "afinando" o si te sales del pentagrama.
Pídele vivir el día mirando a los demás.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma
