Goteras que delatan
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El otro día, con tanta lluvia, nos dimos cuenta de que se nos estaba
inundando una zona del Noviciado por una gotera. Esto nos dio la señal de
alarma de que algo ocurría por allí arriba. Así que, manos a la obra: subimos a
los tejados a poner fin a aquel desastre.
Estaba todo lleno de agua, que fuimos echando hacia fuera por una
claraboya. Era increíble ver que, al tirar el agua, si pillaba una teja movida,
se volvía a colar hacia dentro otra vez. Fue todo un reto, pero al final nos
pudimos ir tranquilas sabiendo que no seguiría goteando hacia abajo.
Nuestro tejado personal es nuestra cabeza, nuestra razón. Y casi siempre es
por donde entran las más dolorosas goteras, que acaban haciendo mella muy
dentro. Cuando pienso mal de otra persona, o cuando miro en negativo... es como
si dejara abrir un agujero en mi tejado, por el que se cuela un agua que,
aunque sea gota a gota, al final a quien hace daño es a mí mismo.
Pero lo genial es eso: que aparecen goteras, y esto nos avisa de que se ha
producido un daño, y, por tanto, que necesitamos frenar ese agujero en el
tejado.
Qué difícil es esto, ¿verdad? Sí, en verdad sólo hay una forma, y es
poniendo tu cabeza a los pies de Cristo. Sólo Él puede reconstruir tu tejado,
sanar las goteras que se han colado hasta tu interior y regalarte una nueva
forma de amar, desde el sí, desde la confianza hacia el otro, desde el saberte
totalmente reconstruido por Él.
Hoy el reto del Amor es frenar tus razones a los pies de Cristo. Cuando
notes que se abre una brecha y comienzas a meterte en una espiral contra el
otro o contra ti mismo, frena, ve y pon tu cabeza a los pies de Cristo. Deja
allí, en Sus Manos, tu tejado, para que con su Amor repare todo tu interior de
pies a cabeza. Porque sólo desde Cristo se puede mirar con buenos ojos, sólo
con Él sabes que los demás son hermanos, y puedes ser libre y vivir confiado
porque vas de Su Mano.
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma