Sorpresas
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Quería preparar una sorpresa para Lety. Para que no me viese, bajé a la
sala durante la siesta. Jubi, la perrita, estaba en su cama.
-Tú calladita y quieta, ¿eh? -susurré.
Estoy segura: me entendió. Al instante se puso en pie y me trajo su
juguete.
-Ahora no, Jubi.
Inmediatamente, salió de la sala y fue decidida hacia las escaleras que
llevan a las celdas.
-¡¡Auuuuuuuuuuuuuuuu!!
-¡Jubi! ¿Pero qué haces? ¡Que es la hora de la siesta!
-Luego, Jubi, luego.
Con cara de "Vale, tú lo has querido", la perrita salió de la
sala y...
-¡¡Auuuuuuuuuuuuuuuu!!
A mí me dio un ataque de risa. ¡No me lo podía creer! ¡Me estaba
chantajeando!
-¡Jubi! ¡Chivata! ¡Traidora!
Al final, acabé corriendo en la huerta, volviendo al ordenador, de nuevo a
la huerta... ¡un desastre!
Ahora, en la oración, de pronto he visto que esta situación nos pasa muy a
menudo. ¡Cuántos "perros ladradores" nos despistan de nuestro
objetivo! Puedes empezar el día con las ideas muy claras, pero van surgiendo
mil cosas que parecen necesitar tu atención inmediata, todas ladrando sin
parar... y, al final, lo importante desaparece entre lo urgente.
Creo que muchas veces Cristo es como el ordenador de la sala: callado, con
miles de sorpresas esperando... pero al que más de una vez, queriendo silenciar
todos los ladridos, le hacemos esperar hasta que se agota el tiempo. ¡Menos mal
que este Ordenador siempre permanece encendido, esperándonos!
Hoy el reto del amor es apostar por lo importante. Comienza tu día estando
un rato con Cristo, presentándole a todas las personas con las que vas a vivir
hoy. Hoy párate a hablar con alguna de ellas: tu esposo o esposa, un amigo, tus
hijos... y, durante esos minutos, sin que esa persona lo sepa, silencia los
ladridos apagando el móvil. En un acto de amor, ¡regálale unos minutos de
atención completa! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma