Por su modo de redacción queda claro que el Papa con un gran sentido sinodal no ha querido decir nada más allá de lo que el Sínodo ha pronunciado, y quedó muy claro que no hubo una petición de cambio disciplinar en él
La
exhortación post-sinodal del papa Francisco fue presentada el pasado viernes en
la Sala de Prensa de la Santa Sede. Para profundizar este texto, especialmente
en algunos puntos, ZENIT entrevistó al profesor Juan José Pérez Soba,
profesor de teología pastoral de matrimonio y de la familia en
el Pontificio Instituto Juan Pablo II de estudio sobre
matrimonio y familia, junto a la Universidad Lateranense.
El
sacerdote indica que es necesario leer el capítulo octavo a la luz de los
capítulos cuarto y quinto; que no se puede interpretar la exhortación como
un cambio en el magisterio o en la disciplina eclesial; señala que dar la
comunión a los divorciados en una nueva unión sin más requisitos, no encuentra
acogida en la Exhortación y que el mismo Papa dice que no tiene sentido el
hablar de “excepciones”.
¿Ha
cambiado algo en la Iglesia y en la concepción del matrimonio?
— Prof. Pérez Soba: El Papa expresamente indica que no hay un pronunciamiento magisterial ante los nuevos problemas (n. 3), por lo que no se puede interpretar la exhortación como un cambio en el magisterio o en la disciplina eclesial. En ese sentido, se ha de decir con claridad que nada ha cambiado. Por eso quien buscaba ese cambio quedará desilusionado. La misma propuesta de Kasper de definir algunos casos muy específicos en los que poder dar la comunión a los divorciados en una nueva unión sin más requisitos, no se encuentra acogida en la exhortación. El mismo Papa dice que no tiene sentido el hablar de “excepciones” (n. 300).
Por
su modo de redacción queda claro que el Papa con un gran sentido sinodal no ha
querido decir nada más allá de lo que el Sínodo ha pronunciado, y quedó muy
claro que no hubo una petición de cambio disciplinar en él. Como se dijo
desde un principio, la intención era pastoral y no de cambio de doctrina. La
doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio es la misma y se ha confirmado una
vez más. Se ha de afirmar con toda claridad que tanto Humanae vitae como
Familiaris consortio siguen del todo vigentes. Es cierto que muchos
esperaban este cambio, pero no se ha dado.
Existe
una novedad dentro de su impulso pastoral de atención a las personas. Es cierto
que no basta en esta atención recordar las normas sino que hay que abrirlas a
un camino, con las notas de acompañamiento, discernimiento e integración.
¿Cuál
son a su parecer los puntos más importantes de la exhortación?
— Prof. Pérez Soba: Creo que el tema es no centrarlo todo en los divorciados en nueva unión y en los problemas disciplinares, sino en el aliento grande del Evangelio y la gracia dentro del matrimonio. Por ello, no hay que leer el capítulo octavo sobre las situaciones irregulares sino a la luz de los capítulos cuarto y quinto sobre el amor conyugal.
Es
allí donde se ve el impulso pastoral pleno del Papa Francisco, donde se expresa
más a sus anchas. Mientras en las cuestiones debatidas se limita a glosar el
Sínodo al hablar de la caridad conyugal (expresión que glosa largamente de un
modo sin precedencia en el magisterio nn. 120-122). Igualmente pasa con los
afectos a los que concede una gran importancia en el matrimonio y los expone
muy delicadamente, así como la gran extensión con la que trata e impulsa la
educación afectivo sexual (nn. 280-286), como antídoto a la ideología de género
(n. 56).
Igualmente
hemos de señalar la relevancia que se da a la familia en relación a la Iglesia
a la que califica como Familia de familias (n. 87). Este es un principio de
grandes consecuencias para la pastoral familiar.
La
novedad pastoral significa una invitación a una tarea centrada en las tres
claves de acompañar, discernir e integrar. Esto significa una conversión
pastoral grande. Es en esta clave y no en la de cambios eclesiales de doctrina
como hay que comprender la exhortación del Papa.
¿Se
ha abierto una posibilidad pastoral, un camino que puede permitir a algunos
católicos en situación irregular acceder a los sacramentos?
— Prof. Pérez Soba: La idea fundamental es por eso acompañar lo cual centra la atención no en la situación de las personas sino en su respuesta a lo que Dios les pide en concreto, en palabras del Papa (n. 299): “Se trata de un itinerario de acompañamiento y de discernimiento que «orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios”. Es un camino a la luz de la doctrina de la Iglesia y en cuanto tal siempre abierto a la gracia, pero como es lógico centrado en la conversión.
El
Papa no ofrece sino una serie de disposiciones generales que iluminan
genéricamente los casos. En el fondo impulsa al camino y lo alienta, pero no lo
clarifica. Expresa el deseo de ayudar hasta el fin esas personas sin mayores
precisiones.
Como
es lógico en cualquier acción humana, lo esencial son las razones por las que
actuamos de un modo y no de otro, esto es lo que hace un acto libre y racional.
En todo el documento no se da ninguna razón por la que haya que dar la comunión
a una persona en situación irregular y no a otra.
Esta
falta de razones parece indicar dada la libertad con la que el Papa se expresa
que no encuentra ninguna diferente a las ya dadas y expresadas en Familiaris
consortio 84. Mientras no se diga con la suficiente claridad una razón nueva
esta es a la que se ha de apoyar y en donde se expone con qué condiciones se
puede dar la comunión a un divorciado en una nueva unión. En todo el capítulo
octavo de la exhortación se habla de los casos irregulares en general. Esto es
especialmente importante para entender la famosa nota 351 que expresa un deseo
de la ayuda de los sacramentos, de ella no se desprende pues ninguna razón para
actuar fuera de las que ya se había dicho.
Una
cosa es la rigidez de quedarse en una letra de la ley e ignorar su espíritu,
otra es la de no dar claridad en asuntos en los que las personas piden razones.
El mismo Papa lo señala hablando de un camino de reflexión abierto (n. 2): “La
reflexión de los pastores y teólogos, si es fiel a la Iglesia, honesta,
realista y creativa, nos ayudará a encontrar mayor claridad”.
¿Ese
camino de acompañamiento y discernimiento significa que se acaba con la
indisolubilidad matrimonial?
— Prof. Pérez Soba: Todo lo contrario, es el camino que parte de esa indisolubilidad que la exhortación dice “no hay que entenderla ante todo como un “yugo” impuesto a los hombres sino como un “don” hecho a las personas unidas en matrimonio” (n. 62, citando la Relatio 2014, 14). Es una fuente de gracia que es precisamente la que acompaña todos los procesos de discernimiento que ilumina con su luz.
Creo
que una de las afirmaciones principales de la exhortación es la que dice (n.
211): “La pastoral prematrimonial y la pastoral matrimonial deben ser ante todo
una pastoral del vínculo, donde se aporten elementos que ayuden tanto a madurar
el amor como a superar los momentos duros. Estos aportes no son únicamente
convicciones doctrinales, ni siquiera pueden reducirse a los preciosos recursos
espirituales que siempre ofrece la Iglesia, sino que también deben ser caminos
prácticos, consejos bien encarnados, tácticas tomadas de la experiencia,
orientaciones psicológicas.
Todo esto configura una pedagogía del amor que no
puede ignorar la sensibilidad actual de los jóvenes, en orden a movilizarlos
interiormente”. Aclara que el vínculo es la razón principal del modo de actuar
con las personas. Todo ello entendido desde la acción de Dios que nos precede
con su gracia.
Una
persona interrogada sobre si el matrimonio es indisoluble para la Iglesia, ¿qué
debe responder?
Prof. Pérez Soba: Sin duda alguna que sí. Corroborado por lo que dice la exhortación, (n. 123): “el matrimonio agrega a todo ello una exclusividad indisoluble, que se expresa en el proyecto estable de compartir y construir juntos toda la existencia”.
Esta
afirmación no queda allí, la Iglesia no se queda en una profesión de los
labios. Sino en la invitación a participar e integrarse en la vida de la
Iglesia en donde se hace posible vivir en plenitud ese amor hermoso. La
“alegría del amor” que todo hombre desea.
Fuente: Zenit