En la misa cotidiana Francisco invita: “Pidamos al
Señor, que con la misma ternura mire las pequeñas y grandes insensateces de
nuestro corazón”
Los doctores
de la ‘letra’ juzgan a los demás usando la Palabra de Dios, contra la
Palabra de Dios, y cierran su corazón a la profecía, porque a ellos no les
interesa la vida de las personas pero solamente los esquemas hechos de leyes y
de palabras. Lo indicó este lunes el papa Francisco en la homilía
de su misa cotidiana en la capilla de la Casa Santa Marta.
El Santo Padre parte de la Primera Lectura, de los
Actos de los Apóstoles, donde los doctores de la Ley calumnian a Esteban porque
no logran “resistir a la sabiduría y al Espíritu” con la cual él
habla. Así instigan a falsos testimonios para que denuncien haberle
escuchado decir “palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios”.
Porque “el corazón cerrado a la verdad de Dios,
permanece agarrado solamente a la verdad de la ley”, y precisa que “más que de
la ley, de la letra”, y no encuentran otra salida que la mentira, el falso
testimonio y la muerte”.
Jesús ya les había reprendido por esta actitud,
porque “sus padres habían asesinado a los profetas” y ellos ahora, construían
monumentos a aquellos profetas”, con una respuesta más cínica que hipócrita.
Pero el corazón está cerrado a la Palabra de Dios,
está cerrado a la verdad, está cerrada a la Palabra de Dios, al mensaje de Dios
que lleva a la profecía, para conducir hacia adelante al pueblo de Dios”.
El Pontífice confía, que le duele leer los
versículos del Evangelio que narran cuando Judas arrepentido va delante de
los sacerdotes y asevera: “He pecado”, y quiere devolver las monedas. Ellos
responden que no les importa, y Judas va a colgarse. Y los doctores cuando
hablan no se preocupan por el hombre pero por las monedas, porque como son a
precio de sangre no pueden entrar en el Templo… “la regla tal, tal, tal… los
doctores de la letra”.
No les importa ni la vida de una persona, ni el
arrepentimiento de Judas: “solo le importan los esquemas de la Ley y las tantas
palabras y cosas que han construido”.
“Esteban –afirma el Santo Padre– termina como todos
los profetas, como Jesús. Y esto se repite en la historia de la Iglesia”.
“La historia nos habla de mucha gente que fue
asesinada, juzgada, aun siendo inocente: juzgada con la Palabra de Dios, contra
la Palabra de Dios. Pensemos a la cacería de las brujas, o a santa Juana de
Arco, y todos aquellos que fueron quemados, condenados porque no se
ajustaron según los jueces, a la Palabra de Dios”.
Y Jesús es el modelo que por ser fiel y haber
obedecido a la Palabra del Padre, termina en la cruz. Con mucha ternura
Jesús dice a los discípulos de Emaus: “Ho insensatos y flojos de corazón”.
El Papa concluye proponiendo que hoy pidamos al
Señor, que con la misma ternura mire las pequeñas y grandes insensateces de
nuestro corazón, nos acaricie y nos diga: ‘oh insensato y lento de corazón’ e
“inicie a explicarnos las cosas”.
Fuente: Radio Vaticano