Documental que muestra la
barbarie de los “asesinatos de honor” gana un Óscar y suscita compromisos de
cambio en autoridades de Pakistán
La noche más esperada, el
súper domingo de Hollywood, con pasarela de estrellas y montajes
espectaculares, de pronto se vio oscurecido por el drama de los llamados
“delitos de honor” que se cometen en países como Pakistán.
En la 80ª ceremonia de los
premios Óscar, que otorga la Academia Cinematográfica de Estados Unidos, el
premio al mejor cortometraje documental recayó –por segunda ocasión en su
trayectoria- en la periodista y directora Sharmeen Obaid-Chinoy por A Girl in the River: The Price of
Forgiveness (Una Chica en el Río: El precio de Perdonar).
En este cortometraje Sharmeen Obaid-Chinoy denuncia la práctica
del “precio del dinero” y los abusos de los derechos de las mujeres en
Pakistán.
La cineasta ya cuenta con un
Oscar, el que ganó junto a Daniel Junge, por otro poderoso documental llamado Saving Face (“Salvando
la Cara”, en 2012) sobre los ataques con ácido contra mujeres en Pakistán.
Se convierte, así, en la
primera persona pakistaní en conseguir dos premios de la Academia.
El cortometraje documental
con el que ganó este 2016 está basado en una historia verídica, que la
periodista ha seguido en primera persona.
Es la historia de Saba Qaiser, una joven
pakistaní de 19 años, que, yendo contra del deseo de su familia, se casó con el
hombre del cual está enamorada (y no con el que le tenía destinado su familia,
“deshonrándola”).
Poco después del matrimonio, el padre y el tío de Saba la llevaron a
la orilla del río, la golpearon, le dispararon en la cabeza, la colocaron en una
bolsa plástica y la arrojaron al río, convencidos de haberla matado.
Un milagro que puede cambiar la historia
Habiendo sobrevivido de milagro, Saba logró arrastrarse hasta la
primera aldea, donde fue llevada a un hospital y salvada por un médico, que a
lo largo de meses le reconstruyó parte del rostro desfigurado por el disparo de
pistola.
Con el padre y el tío en prisión, Saba sufrió enormes presiones de la comunidad, a tal punto que decidió
perdonarlos, permitiendo que ellos recuperen su libertad, según la ley vigente
en Pakistán.
El cortometraje está
totalmente centrado en el punto de vista de Saba, a quien la directora conoce
en persona.
El gobierno pakistaní estima
que cada año cerca de mil mujeres son ajusticiadas
en “delitos de honor”, pero otras estimaciones más neutrales
consideran que las víctimas son al menos 4,000 cada año.
El “delito” de Saba fue faltar al “honor familiar” por haberse
enamorado y casado con un joven al que su familia no aprobaba. La ley pakistaní contempla
una cláusula en la que los atacantes pueden salir impunes si son perdonados por
la víctima o un familiar.
Cuando aceptó el Oscar, la
directora dijo: “No hay lugar en el islam para estas prácticas vergonzosas.
Esto sucede cuando mujeres, convencidas, se unen: que ahora se haga lo mismo
para abolir esta terrible realidad”.
Lo cierto es que el primer
ministro pakistaní, Nawaz Sharif, se reunió con Sharmeen Obaid-Chinoy una
semana antes de la noche de los Oscar. En esa reunión, la directora proyectó el
film en la residencia privada del líder en Islamabad donde estuvieron presentes
miembros del Senado y de la Asamblea nacional pakistaní. Al finalizar la
proyección, Sharifprometió “liberar a Pakistán de este mal con leyes
apropiadas”.
Una campaña en Avaaz.org está activa aún para sumarse a la voz
de Saba y la directora Sharmeen Obaid-Chinoy para pedir al primer ministro que
no olvide su promesa, así como llamar al presidente de Pakistán, Mamnoon
Hussain, y a todos los parlamentarios paquistaníes a que hagan lo propio para
tomar medidas contra los asesinatos por honor y suprimir el vacío legal que
existe.
Fuente: Aleteia
