CANCIÓN 4
¡Oh bosques y
espesuras,
plantadas por la mano del Amado!
¡Oh prado de
verduras,
de flores
esmaltado!
Decid si por
vosotros ha pasado.
DECLARACIÓN
1. Después que el alma
ha dado a entender la manera de disponerse para comenzar este camino, que es el ánimo para no
se andar ya a deleites y gustos, y fortaleza para vencer las tentaciones y dificultades, en lo
cual consiste el ejercicio del conocimiento de sí, que es lo primero
que tiene de hacer el alma para ir al conocimiento de Dios, ahora en esta canción comienza a
caminar por la consideración y conocimiento de las
criaturas al conocimiento de su Amado, criador de ellas.
Porque, después del ejercicio del conocimiento propio, esta consideración de las criaturas es la primera por orden en este
camino espiritual para ir conociendo a Dios, considerando su grandeza y
excelencia por ellas, según aquello del Apóstol (Rm. 1, 20), que dice: Invisibilia enim ipsius
a creatura mundi, per ea quae facta sunt,
intellecta, conspiciuntur, que es como decir: Las cosas invisibles de Dios, del
alma son conocidas por las cosas visibles criadas e invisibles.
Habla, pues, el alma en esta canción con las criaturas, preguntándoles por su
Amado. Y es de notar que,
como dice san Agustín, la pregunta que el alma hace a
las criaturas es la consideración que en
ellas hace del Criador de ellas. Y así, en esta canción se
contiene la consideración de los elementos y de las demás criaturas inferiores, y la
consideración de los cielos y de las demás criaturas y cosas materiales que Dios crió en ellos, y también la
consideración de los espíritus celestiales, diciendo:
¡Oh bosques y espesuras!
2. Llama
bosques a los elementos, que son: tierra, agua, aire y fuego, porque así como amenísimos bosques
están poblados de espesas criaturas, a
las cuales aquí llama espesuras por el grande número y muchas diferencias que
hay de ellas en cada elemento: en la tierra, innumerables variedades de animales y
plantas; en el agua, innumerables diferencias de peces; y en el aire mucha
diversidad de aves, y el elemento del fuego, que concurre con todos para la
animación y conservación de ellos; y así, cada suerte
de animales vive en su elemento y está colocada y
plantada en él como en su
bosque y región donde nace y se cría. Y, a la verdad, así lo mandó Dios en la creación de ellos
(Gen. 1), mandando a la tierra que
produjese las plantas y los animales, y a la mar y aguas los peces, y al aire
hizo morada de las aves. Y por eso viendo el alma que él así lo mandó y que así se hizo, dice el siguiente verso:
Plantadas por la mano del Amado.
3. En el cual
está la consideración, es a saber, que estas diferencias y grandezas
sola la mano del Amado Dios pudo hacerlas y
criarlas. Donde es de notar que advertidamente dice: por la mano del
Amado, porque, aunque otras muchas cosas hace Dios por mano ajena, como de los ángeles o de los hombres, ésta que es
criar nunca la hizo ni hace por otra que por la suya propia. Y así, el alma mucho se mueve al amor de su Amado Dios
por la consideración de las
criaturas, viendo que son cosas que por su propia mano fueron hechas. Y dice adelante:
¡Oh prado de verduras!
4.
Esta es la consideración del cielo,
al cual llama prado de verduras, porque las cosas que hay en él criadas
siempre están con verdura inmarcesible, que ni
fenecen ni se marchitan con el tiempo; y en ellas, como en frescas verduras, se
recrean y deleitan los justos. En la cual
consideración también se
comprehende toda la diferencia de las hermosas estrellas y otros planetas celestiales.
5.
Este nombre de verduras pone
también la Iglesia
a las cosas celestiales cuando, rogando a Dios por las ánimas de los
difuntos, hablando con ellas, dice: Constituat vos Dominus inter amoena virentia; quiere decir:
Constitúyaos Dios entre las verduras
deleitables. Y dice también que este prado de verduras también está de flores esmaltado.
6.
Por las cuales flores entiende
los ángeles y
almas santas, con las cuales está adornado aquel lugar y
hermoseado como un gracioso y subido esmalte en un vaso de oro excelente.
Decid si por vosotros ha pasado.
7. Esta pregunta
es la consideración que arriba
queda dicha, y es como si dijera: decid qué
excelencias en vosotros ha criado.
excelencias en vosotros ha criado.
Fuente: Portal Carmelitano