De la diferencia que ha de haber en la
perfección de la vida de los contemplativos a los que se contentan con oración
mental, y cómo es posible algunas veces subir Dios un alma distraída a perfecta
contemplación y la causa de ello. -Es
mucho de notar este capítulo y el que viene cabe él (1).

1. Y no os parezca mucho todo esto, que voy entablando el
juego, como dicen. Pedísteisme os dijese el principio de oración; yo, hijas,
aunque no me llevó Dios por este principio, porque aún no le debo tener de
estas virtudes (2), no sé otro. Pues creed que quien no sabe concertar las
piezas en el juego de ajedrez, que sabrá mal jugar, y si no sabe dar jaque, no
sabrá dar mate.
Así me habéis de reprender porque hablo en cosa de juego, no le
habiendo en esta casa ni habiéndole de haber. Aquí veréis la madre que os dio
Dios, que hasta esta vanidad sabía; mas dicen que es lícito algunas veces. Y
cuán lícito será para nosotras esta manera de jugar, y cuán presto, si mucho lo
usamos, daremos mate a este Rey divino, que no se nos podrá ir de las manos ni
querrá.
3. Diréis, mis hijas, "que para qué os hablo en
virtudes, que hartos libros tenéis que os las enseñan, que no queréis sino
contemplación". -Digo yo que aun si pidierais meditación pudiera hablar de
ella y aconsejar a todos la tuvieran, aunque no tengan virtudes; porque es
principio para alcanzar todas las virtudes, y cosa que nos va la vida en comenzarla
todos los cristianos, y ninguno, por perdido que sea, si Dios le despierta a
tan gran bien, lo habrá de dejar, como ya tengo escrito en otra parte (5), y
otros muchos que saben lo que escriben, que yo por cierto que no lo sé; Dios lo
sabe.
4. Mas contemplación es otra cosa, hijas, que éste es el
engaño que todos traemos, que en llegándose uno un rato cada día a pensar sus
pecados (que) está obligado a ello si es cristiano de más que nombre), luego
dicen es muy contemplativo, y luego le quieren con tan grandes virtudes como
está obligado a tener el muy contemplativo, y aun él se quiere, mas yerra. En
los principios no supo entablar el juego: pensó bastaba conocer las piezas para
dar mate, y es imposible, que no se da este Rey sino a quien se le da del todo.
5. Así que, hijas, si queréis que os diga el camino para
llegar a la contemplación, sufrid que sea un poco larga en cosas aunque no os
parezcan luego tan importantes, aunque a mi parecer no lo dejan de ser. Y si no
las queréis oír ni obrar, quedaos con vuestra oración mental toda vuestra vida,
que yo os aseguro a vosotras y a todas las personas que pretendieren este bien
(ya) puede ser yo me engañe, porque juzgo por mí que lo procuré veinte años)
que no lleguéis a verdadera contemplación.
6. Quiero ahora declarar -porque algunas no lo entenderéis-
qué es oración mental, y plega a Dios que ésta tengamos como se ha de tener;
mas también he miedo que se tiene con harto trabajo si no se procuran las
virtudes, aunque no en tan alto grado como para la contemplación son menester.
Digo que no vendrá el Rey de la gloria a nuestra alma -digo a estar unido con
ella- si no nos esforzamos a ganar las virtudes grandes. Quiérolo declarar,
porque si en alguna cosa que no sea verdad me tomáis, no creeréis cosa, y tendríais
razón si fuese con advertencia, mas no me dé Dios tal lugar; será no saber más,
o no lo entender. Quiero, pues, decir que algunas veces querrá Dios a personas
que estén en mal estado hacerles tan gran favor para sacarlas por este medio de
las manos al demonio (6).
7. ¡Oh Señor mío, qué de veces os hacemos andar a brazos (7)
con el demonio! ¿No bastara que os dejasteis tomar en ellos cuando os llevó al
pináculo, para enseñarnos a vencerle? Mas, ¡qué sería, hijas, ver junto a aquel
Sol con las tinieblas y qué temor llevaría aquel desventurado sin saber de qué,
que no permitió Dios lo entendiese! (8) Bendita sea tanta piedad y
misericordia; que vergüenza habíamos de haber los cristianos de hacerle andar
cada día a brazos -como he dicho- con tan sucia bestia. Bien fue menester,
Señor, los tuvieseis tan fuertes; mas ¿cómo no os quedaron flacos de tantos
tormentos como pasasteis en la cruz? ¡Oh, que todo lo que se pasa con amor
torna a soldarse! Y así creo, si quedarais con la vida, el mismo amor que nos tenéis
tornara a soldar vuestras llagas, que no fuera menester otra medicina (9). ¡Oh
Dios mío, y quién la pusiese tal en todas las cosas, que me diesen pena y
trabajos! Qué de buena gana las desearía, si tuviese cierto ser curada con tan
saludable ungüento!
8. Tornando a lo que decía (10), hay almas que entiende Dios
que por este medio las puede granjear para sí. Ya que las ve del todo perdidas,
quiere Su Majestad que no quede por El, y aunque estén en mal estado y faltas
de virtudes, dale gustos y regalos y ternura que la comienza a mover los
deseos, y aun pónela en contemplación algunas veces, pocas, y dura poco. Y
esto, como digo, hace porque las prueba si con aquel favor se querrán disponer
a gozarle muchas veces. Mas si no se dispone, perdonen -o perdonadnos Vos,
Señor, por mejor decir- que harto mal es que os lleguéis Vos a un alma de esta
suerte, y se llegue ella después a cosa de la tierra para atarse a ella.
9. Tengo para mí que hay muchos con quien Dios nuestro Señor
hace esta prueba, y pocos los que se disponen para gozar de esta merced; que
cuando el Señor la hace y no queda por nosotros, tengo por cierto que nunca
cesa de dar hasta llegar a muy alto grado. Cuando no nos damos a Su Majestad
con la determinación que El se da a nosotros, harto hace de dejarnos en oración
mental y visitarnos de cuando en cuando, como a criados que están en su viña
(11). Mas estotros son hijos regalados, no los querría quitar de cabe sí; ni
los quita, porque ya ellos no se quieren quitar; siéntalos a su mesa, dales de
lo que come hasta quitar el bocado de la boca para dársele.
10. ¡Oh dichoso cuidado, hijas mías! ¡Oh bienaventurada
dejación de cosas tan pocas y tan bajas, que llega a tan gran estado! Mirad qué
se os dará, estando en los brazos de Dios, que os culpe todo el mundo. Poderoso
es para libraros de todo, que una vez que mandó hacer el mundo, fue hecho: su
querer es obra. Pues no hayáis miedo que si no es para más bien del que le ama,
consienta hablar contra vos: no quiere tan poco a quien le quiere (12). Pues
¿por qué, mis hermanas, no le mostraremos nosotras, en cuanto podemos, el amor?
Mirad que es hermoso trueco dar nuestro amor por el suyo. Mirad que lo puede
todo y acá no podemos nada sino lo que El nos hace poder. Pues ¿qué es esto que
hacemos por Vos, Señor, Hacedor nuestro? Que es tanto como nada, una
determinacioncilla. Pues si lo que no es nada quiere Su Majestad que merezcamos
por ello el todo, no seamos desatinadas.
11. ¡Oh Señor! que todo el daño nos viene de no tener
puestos los ojos en Vos, que si no mirásemos otra cosa sino al camino, presto
llegaríamos; mas damos mil caídas y tropiezos y erramos el camino por no poner
los ojos -como digo- en el verdadero camino. Parece que nunca se anduvo, según
se nos hace nuevo. Cosa es para lastimar, por cierto, lo que algunas veces pasa
(13).
Pues tocar en un puntito de ser menos, no se sufre, ni
parece se ha de poder sufrir; luego dicen: "¡no somos santos!". [12]
Dios nos libre, hermanas, cuando algo hiciéremos no perfecto decir: "no
somos ángeles", "no somos santas". Mirad que, aunque no lo
somos, es gran bien pensar, si nos esforzamos, lo podríamos ser, dándonos Dios
la mano; y no hayáis miedo que quede por El, si no queda por nosotras. Y pues
no venimos aquí a otra cosa (14), manos a labor, como dicen: no entendamos cosa
en que se sirve más el Señor, que no presumamos salir con ella con su favor.
Esta presunción querría yo en esta casa, que hace siempre crecer la humildad:
tener una santa osadía, que Dios ayuda a los fuertes y no es aceptador de
personas.
13. Mucho me he divertido. Quiero tornar a lo que decía
(15), que es declarar qué es oración mental y contemplación. Impertinente
parece, mas para vosotras todo pasa; podrá ser lo entendáis mejor por mi
grosero estilo que por otros elegantes. El Señor me dé favor para ello, amén.
NOTAS
1 Los
cuatro primeros números de este capítulo están tomados de la primera redacción.
También en la segunda los incluyó la Autora, pero luego arrancó ella mismas las
páginas que los contenían y comenzó con el n. 5. Los cuatro párrafos suprimidos
llevan por título: Que trata de cuán necesario ha sido lo que queda dicho para
comenzar a tratar de oración.
2 Estas
virtudes: humildad y silencio cuando se nos acusa (cf. c. 15, nn. 2-3)).
3 La
dama: la reina.
4 Alusión
a Ct 4, 9.
5 En Vida
c. 8, n. 4 y passim.
6 Con
esta proposición comienza un pasaje doctrinalmente interesante, profusamente
discutido y comentado por teresianistas y teólogos de la espiritualidad.
Facilitamos su estudio con los siguientes datos de índole textual: -1º. La
proposición que precede enmienda un texto tachado al arrancar los cuatro
primeros números del capítulo, y que decía así: En el capítulo pasado dije que
no vendría el Rey de la gloria a nuestra alma -digo a estar unido con ella-, si
no nos esforzábamos a ganar las virtudes que allí dije. -2º. Ténganse en cuenta
los matices nuevos del segundo planteamiento del problema en el número 8:
aunque estén en mal estado y faltas de virtudes... -3º. La primera redacción
contiene diferencias textuales importantes; en el n. 6: Acaece muchas veces que
el Señor pone un alma muy ruin -entiéndase no estando en pecado mortal
entonces, a mi parecer- ... [el sentido queda suspenso; probablemente quiso
escribir: "el Señor pone en contemplación un alma muy ruin, etc."];
porque una visión, aunque sea muy buena, permitirá el Señor que la vea uno
estando en mal estado para tornarle a sí; mas ponerle en contemplación no lo
puedo creer porque en aquella unión divina, adonde el Señor se regala con el
alma y el alma con El, no lleva camino alma sucia deleitarse con ella la
limpieza de los cielos y el regalo de los ángeles con cosa que no sea suya,
pues ya sabemos que, en pecando uno mortalmente, es del demonio: con él se
puede regalar, pues le ha contentado (que ya sabemos son sus regalos continuo
tormento aun en esta vida), que no le faltará a mi Señor hijos suyos con quien
se huelgue sin que ande a tomar los ajenos. Hará Su Majestad lo que hace muchas
veces, que es sacárselos de las manos. -El comienzo del n. 8: Ansí que, cuando
el Señor quiere, torna el alma a sí; pónela, estando aun sin tener estas
virtudes, en contemplación algunas veces; pocas, y dura poco. -Finalmente, en
la redacción del manuscrito de Toledo, autorizada por la Santa, se leen nuevas
variantes; en el n. 6: "Quiero, pues, decir que querrá Dios algunas veces
hacer tan gran merced a personas que están en mal estado, que las suba a
perfecta contemplación, para sacarlas por este medio de las manos del
demonio".
-Todo
este forcejeo de la Santa por llegar a una formulación satisfactoria de
"su problema", demuestra que había en él datos huidizos, no captados
plenamente por su mente, ni fáciles de expresar.
7 Andar a
brazos: luchar a brazo partido, cuerpo a cuerpo. -Sigue una alusión a Mt 4, 5.
8 ... y
cuán merecido había por tan gran atrevimiento que criara Dios otro infierno
nuevo para él: frase que tachó la propia Santa en el autógrafo de El Escorial
(1ª red.).
9 La 1ª
redacción continuaba: Parece que desatino; pues no hago, que mayores cosas que
éstas hace el amor divino, y por no parecer curiosa -ya que lo soy- y daros mal
ejemplo, no traigo aquí algunas.
10
Tornando a lo que decía en el n. 6.
11
Alusión a Mt 21, 37.
12 La 1ª
redacción añadía: de cuantas maneras puede mostrar el amor, le muestra; pero
uno de los censores juzgó poco atildada teológicamente la frase y la borró.
13
Proseguía la 1ª redacción: Digo que no parecemos cristianos, ni que leímos la
Pasión en nuestra vida. ¡Válgame Dios, tocar en un puntillo de honra! Luego,
quien os dice que no hagáis caso de ello parece no es cristiano. Yo me reía -o
me afligía- alguna vez de lo que veía en el mundo, y aun, por mis pecados, en
las religiones: ¡tocar en un puntillo de ser menos no se sufre! Luego dicen que
no somos santos, o lo decía yo...
14 Aquí
otra cosa, escribió la Santa. Lo corregimos por la 1ª redacción.
15 Ef 6,
9. -La 1ª redacción contiene variantes de interés: ... humildad: siempre estar
con ánimo, que Dios le da a los fuertes -y no es aceptador de personas y os le
dará a vosotras y a mí.
16 En el
n. 6.
Fuente: Mercaba