Entrevista al Papa Francisco en su vuelo
desde Filadelfia a Roma

En la misma abordó diversos
asuntos, entre ellos la visita a los dos países, los abusos sexuales por parte
del clero, la crisis migratoria en Europa, el acuerdo de paz entre Colombia y
las FARC, el Sínodo de Obispos sobre la Familia, el próximo
Jubileo de la Misericordia, los recientes bombardeos del gobierno francés al
Estado Islámico (ISIS) en Siria y la reforma en los procesos de nulidad
matrimonial.
Fue su primera visita a
Estados Unidos, ¿qué le sorprendió y qué fue diferente respecto a lo que
esperaba?
Papa Francisco: Sí, fue la
primera visita, nunca estuve aquí. Me ha sorprendido el calor de la gente, tan
amable, una cosa bella y también diferente. En Washington un recibimiento
caluroso pero un poco más formal, en Nueva York un poco extralimitado, y en
Filadelfia muy expresivo. Tres modalidades diversas, pero la misma acogida. Me
ha impresionado mucho el recibimiento, las acogidas en las ceremonias
religiosas y también por la piedad, la religiosidad. Se veía a la gente rezar y
esto me impresionó mucho, mucho, fue bonito.
¿Hubo algún desafío o
provocación que no se esperaba de parte de los Estados Unidos?
Papa Francisco: No, gracias a
Dios no. Todo fue bien, no hubo ninguna provocación, todos educados. Ningún
insulto, no, ninguna cosa fea. No, no.
¿Y sobre los desafíos? ¿Los
obispos?
Papa Francisco: Tenemos que
continuar trabajando con este pueblo creyente como han trabajado hasta ahora,
acompañando al pueblo en el crecimiento de sus cosas buenas y en sus
dificultades, acompañándoles en la alegría, en los momentos malos, de
dificultades, cuando no hay trabajo, en la enfermedad. El desafío de la Iglesia hoy, ahora comprendo bien, es el de
ser como ha sido siempre, próxima a la gente, próxima al pueblo de los Estados
Unidos, con proximidad. No una Iglesia separada del pueblo, sino próxima. Este
es un desafío que la Iglesia de los Estados Unidos ha entendido bien, lo ha
entendido y quiere hacerlo.
En Filadelfia se vivió un
tiempo difícil por los abusos sexuales y la herida está aún abierta. Conozco a
muchas personas en Filadelfia que han quedado sorprendidas de que en sus
palabras a los obispos en Washington ofreciera palabras de consuelo. Muchos en
Filadelfia se preguntarán, ¿por qué tuvo la necesidad de ofrecer palabras de
consuelo a los obispos?
Papa Francisco: En Washington
hablé a todos los obispos de los Estados Unidos, estaban todos, de todas las
ciudades. Sentí la necesidad de expresar la compasión porque pasó una cosa
feísima. Y muchos de ellos sufrieron porque no sabían esto o cuando explotó el
asunto sufrieron mucho. Hombres de Iglesia, de oración, verdaderos pastores, y
yo dije que sabía que ellos -usé una palabra de la Biblia, del Apocalipsis-
“ustedes son los que vienen de la gran tribulación” y eso es lo que sucedió,
fue una gran tribulación, pero no solo el sufrimiento afectivo, es lo que he
dicho hoy al grupo de personas abusadas, fue no digo una apostasía, pero casi
un sacrilegio.
Cuando los abusos, lo
sabemos, están por todas partes, están en el entorno familiar, en el entorno
vecinal, en las escuelas, en los gimnasios... pero cuando un sacerdote comete
un abuso es gravísimo porque la vocación del sacerdote es hacer crecer a ese
niño, esa niña, hacia el amor de Dios, hacia la madurez afectiva, hacia el
bien. En vez de hacer eso, lo ha impulsado al mal y por esto es casi un
sacrilegio. Y él ha traicionado la vocación, la llamada del Señor, por esto la
Iglesia en este momento también sufre. No se debe encubrir.
También son culpables
aquellos que han tapado estas cosas, también hay algunos obispos que han tapado
esto. Es una cosa feísima y las palabras de consuelo no son decir: “estate
tranquilo, no es nada”. No, no, no. Ha sido así, pero ha sido tan feo. “Me
imagino que habéis llorado mucho…” en ese sentido han sido esas palabras. Y hoy
he hablado duro.
Usted ha hablado mucho del
perdón, que Dios nos perdona y los que a menudo estamos pidiendo perdón somos
nosotros. Hay muchos sacerdotes que han cometido abusos sexuales a menores y no
han pedido perdón a sus víctimas. ¿Usted los perdona? Y por otra parte, ¿usted
entiende a las víctimas y a las familias que no logran perdonar o no quieren
perdonar?
Papa Francisco: Si una
persona ha hecho mal, es consciente de lo que ha hecho y no pide perdón, yo le
pido a Dios que lo tenga en cuenta. Yo lo perdono, pero él no recibe el perdón.
Está cerrado al perdón. Una cosa es dar el perdón. Todos estamos obligados a
perdonar porque todos fuimos perdonados, pero otra cosa es recibir el perdón y
si ese sacerdote está cerrado al perdón no lo recibe porque él cerró la puerta
con la llave desde adentro y lo que queda es rezar para que el Señor le abra
esa puerta. O sea, para dar el perdón hay que estar dispuesto, pero no todos lo
pueden recibir, lo saben recibir o no están dispuestos a recibirlo. Es duro lo
que estoy diciendo y así se explica que haya gente que termine su vida dura, mal, sin recibir la caricia de
Dios. ¿La segunda pregunta cuál era?
¿Usted entiende a las
víctimas y sus familias que no han logrado perdonar o no quieren perdonar?
Papa Francisco: Si, los
comprendo, rezo por ellos y no los juzgo, rezo por ellos. Una vez en una de
estas reuniones me encontré con varias personas y una mujer me dijo: 'cuando mi
madre se enteró de que me habían abusado blasfemó contra Dios, perdió la fe y
murió atea'. Yo comprendo a esa mujer. La comprendo. Y Dios, que es más bueno
que yo, la comprende. Y estoy seguro de que a esa mujer Dios la ha recibido
porque lo que fue manoseado, lo que fue destrozado era su propia carne, la
carne de su hija. Yo la comprendo. No juzgo a alguien que no puede perdonar.
Rezo y le pido a Dios, porque Dios es un campeón en buscar caminos de solución.
Pido que lo arregle.
Padre, sobre todo gracias por
este momento. Todos lo hemos sentido hablar mucho del proceso de paz en
Colombia, entre las FARC y el gobierno. Ahora hay un acuerdo histórico. ¿Usted
se siente un poco parte de este acuerdo? Usted había dicho que pensaba ir a
Colombia cuando se firmase un acuerdo y ahora muchos colombianos lo están
esperando. Y otra pequeñita, ¿qué piensa cuándo pasó este viaje tan largo y el
avión se va?
Papa Francisco: La primera.
Cuando tuve la noticia de que en marzo se va a firmar el acuerdo le dije al
Señor: “Señor haz que lleguemos a marzo, que se llegue con esta bella intención
porque faltan pequeñas cosas pero la voluntad existe de ambas partes, de ambas
partes. Existe”. También del pequeño grupo, los tres están de acuerdo. Tenemos
que llegar a marzo al acuerdo definitivo. Queda el punto de la justicia
internacional. Yo me quedé contentísimo y me sentí parte en el sentido de que
yo siempre quise esto. Hablé dos veces con el Presidente Santos sobre este
problema, y la Santa Sede, no solo yo,
está muy abierta a ayudar como pueda.
Lo otro, esto es un poco
personal pero debo ser sincero. Cuando el avión parte después de una visita me
vienen las miradas de tanta gente, me vienen las ganas de rezar por ellos,
decirle al Señor: “Yo vine aquí para hacer algo, para hacer el bien. Tal vez
hice mal, perdóname pero custodia a toda esa gente que me ha visto, que ha
pensado las cosas que yo he dicho, me ha escuchado, incluso los que me
criticaron y por todos siento esto”. No se, me viene. Me perdone, es un poco
personal. Esto no se puede decir en los periódicos.
Quería preguntarle sobre la
crisis migratoria. Muchos países están construyendo nuevas barreras de alambre
de espino. ¿Qué piensa sobre esto?
Papa Francisco: Usted ha
usado una palabra: crisis. Se convierte en un estado de crisis después de un
proceso largo. Esto es el resultado de un proceso de años, porque las guerras
de las que aquella gente huye son guerras de años. El hambre es hambre de años.
Cuando yo pienso en África, esto es un poco simple, eh, pero lo digo como
ejemplo. Pienso en África, el continente explotado y ahora vienen las guerras
rivales, pero tienen detrás intereses económicos. Y yo pienso que antes de
explotar un continente, un país, una guerra, se podrían hacer inversiones para
que aquella gente tenga trabajo y así evitar esta crisis. Es verdad, es una
crisis de refugiados, como he dicho en el Congreso, nunca vista desde la Segunda
Guerra Mundial. Y usted me pregunta sobre las barreras. Usted sabe cómo
terminan los muros. Todos, todos los muros caen, hoy, mañana, o dentro de cien
años, pero todos caen. No es una solución. El muro no es una solución. En este
momento Europa está en dificultades es verdad. Debemos ser inteligentes porque
viene toda aquella ola migratoria y no es fácil encontrar soluciones. Pero con
el diálogo entre países deben encontrarlo. Los muros nunca son la solución. En
cambio, los puentes sí. Siempre. Siempre. Eso es lo que pienso sobre los muros
y las barreras. No son una solución. El problema permanece y permanece con más
odio.
Santo Padre, usted no puede
obviamente anticipar el debate de los padres sinodales, lo sabemos
perfectamente, pero queríamos saber si antes del Sínodo en su corazón de pastor
quiere realmente una solución para los divorciados vueltos a casar. Queremos
también saber si su Motu Proprio sobre la regulación de la nulidad, ha cerrado
para Ud. este debate. Y para terminar, Qué responde a aquellos que temen que
con esta reforma la creación de facto del llamado divorcio católico. Gracias
Papa Francisco: Empiezo por
la última. En la reforma de los procesos, del modo, he cerrado la puerta a la
vía administrativa, que era la vía por la cual podía entrar el divorcio. Y se
puede decir que aquellos que piensan en el divorcio católico, se equivocan,
porque este último documento ha cerrado la puerta al divorcio que podía entrar,
y era más fácil, por la vía administrativa, siempre estará la vía judicial.
Luego, continuando con la
tercera, el documento: este ha estado pedido por la mayoría de los padres
sinodales en el Sínodo del año pasado, acelerar los procesos, porque hay
procesos que duraban diez, quince años, en una sentencia, y luego otra
sentencia, y una apelación y otra apelación y no se terminaba nunca.
La doble sentencia, cuando
era válida y que no había apelo fue introducida por el Papa Lambertini,
Benedicto XIV, porque en Centroeuropa, no digo el país, había algunos abusos, y
para pararlos él introdujo esto (la doble sentencia), pero no es una cosa esencial
al proceso. Los procesos cambian y la jurisprudencia cambia y se mejora
siempre, en ese momento era urgente hacerlo. Luego Pio X ha querido acelerar y
ha hecho alguna cosa pero no tuvo el tiempo o la posibilidad de hacerlo. Los
padres sinodales han pedido esto en el aceleramiento del proceso de nulidad
matrimonial y termino en eso, este documento, este Motu Proprio, facilita los procesos en el tiempo,
pero no es un divorcio, porque el matrimonio es indisoluble cuando es sacramento, y
esto la Iglesia no lo puede cambiar, es doctrina, es un sacramento indisoluble.
El procedimiento legal es
para probar que eso que parecía un sacramento no era sacramento por falta de
libertad, por ejemplo, o por falta de madurez, o por enfermedad mental, pero
tantos son los motivos que llevan luego de un estudio, una investigación a
decir 'no, ahí no hubo un sacramento', por ejemplo, porque esa persona no era
libre, un ejemplo ahora no es común pero en algunos sectores en la sociedad es
común, al menos en Buenos Aires era, el matrimonio cuando la novia estaba
embarazada, deben casarse, yo en Buenos Aires al sacerdote les aconsejaba con
fuerza casi prohibía hacer el matrimonio en esta condición, nosotros lo llamamos
matrimonio en apuro, para cubrir todas las apariencias, y el niño nace, algunos
van bien pero no hay la libertad y luego va mal se separan y si 'yo he estado
forzado a hacer el matrimonio porque debía cubrir esta situación', y esta es
una causa de nulidad, tantas, la causa de nulidad, ustedes pueden buscarlo en
el internet, están todas ahí, son tantas. Luego el problema de los divorciados
que están en una segunda unión, ustedes lean, lo tiene, el Instrumentum
Laboris, aquello que se discute, a mí me parece un poco simplista
decir que el Sínodo, que la solución para estar personas es que puedan
comulgar, esa no es la solución, la única, aquello que el Instrumentum
Laboris propone es
tanto y también el problema de la nueva unión, de los divorciados, no es el
único problema, en el Instrumentum Laborishay
tantos, por ejemplo los jóvenes no se casan, no quieren casarse, es un problema
pastoral para la Iglesia, otro problema la madurez afectiva para el matrimonio,
otro problema la fe, “yo creo, que esto es por siempre , si, si, si creo”, pero
¿creo? la preparación para el matrimonio, yo pienso tantas veces que para ser
sacerdote hay una preparación de ocho años, y luego como no es definitivo la
Iglesia puede quitarte el estado clerical, para casarse para toda la vida se
hacen cuatro cursos cuatro veces, hay algo que no va, el Sínodo debe pensar
bien cómo hacer la preparación al matrimonio, es una de las cosas difíciles,
pero todo está listado en el Instrumentis Laboris, pero me gusta que me haga
esta pregunta sobre el divorcio católico, eso no existe, o no hubo matrimonio,
esto es nulidad, no ha existido, y si ha existido es indisoluble, esto es
claro.
Santo Padre, usted visito a
las Pequeñas Hermanas de los Pobres, y nos dijeron que usted quería mostrar su
apoyo a ellas por su caso en la corte. Y, Santo Padre, usted también apoya a
las personas, incluso funcionarios del gobierno, que por objeción de
conciencia, de su conciencia, no llevarían adelante por ejemplo una legislación
en favor del matrimonio homosexual, ¿Usted apoyaría también este tipo de
reivindicaciones en el marco de la libertad religiosa?
Papa Francisco: No puedo
conocer todos los casos que pueden existir de objeción de conciencia. Pero sí
puedo decir que la objeción de conciencia es un derecho que entra en cada
derecho humano. Es un derecho. Y si una persona no permite hacer objeción de
conciencia, niega un derecho. En cada estructura judicial debe entrar objeción
de conciencia porque es un derecho, un derecho humano. En caso contrario,
terminamos en la selección de los derechos: este es un derecho de calidad, este
es un derecho de no calidad, este... Es un derecho humano, eh. A mi siempre, y
esto va en mi contra, siempre me conmovió cuando de joven leí muchas veces “La
Chanson de Roland”, cuando estaban todos los mahometanos en fila y delante
estaba la pila bautismal, o la espada. Y tenían que elegir. No le estaba
permitido la objeción de conciencia. No, es un derecho y si tenemos que hacer
paz, hay que respetar todos los derechos.
Incluyendo también a
funcionarios gubernamentales...
Papa Francisco: ¡Es un
derecho humano! Si el funcionario de gobierno es una persona humana, tiene ese
derecho. Es un derecho humano.
Usted en la ONU utilizó
palabras muy fuertes para denunciar el silencio del mundo ante la persecución
de los cristianos que son privados de sus casas, son privados de sus bienes,
esclavizados y además brutalmente asesinados. Ahora el presidente de Holanda
anunció el inicio de bombardeos de parte de Francia contra las bases del ISIS,
en Siria. ¿Qué piensa de esta acción militar? ¿Por otra parte, también una
curiosidad, el alcalde de Roma, Ignazio Marino, el alcalde del Jubileo, declaró
que vino a la misa del Encuentro Mundial de Familias porque usted lo invitó. ¿Cómo
fueron las cosas?
Papa Francisco: Empiezo por
la segunda: yo no invité al alcalde Marino ¿claro? No lo hice y ni le pregunté
a mis colaboradores y ni siquiera ellos lo invitaron. Él ha venido, él se dice
católico y vino espontáneamente. Es claro.
La otra sobre el bombardeo.
En verdad tuve noticia antes de ayer y no leí, la verdad es que no conozco bien
la situación como irá. Escuché decir que Rusia tenía una posición, los Estados
Unidos aún no estaba claro. La verdad, no sé que decirte, no entendí bien la
cosa... Pero cuando escucho la palabra bombardeo, muerte, sangre, repito lo que
dije en el Congreso y en las Naciones Unidas: hay que evitar estas cosas, pero
no sé, la situación política no la juzgo porque no la conozco.
Santo Padre me gustaría
hacerle una pregunta sobre la relación de la Santa Sede y la China y la
situación en este país que es ya muy difícil también para la Iglesia Católica.
¿Qué piensa de esto?
Papa Francisco: La China es
una gran nación que aporta al mundo una gran cultura, tantas cosas buenas, yo
dije una vez en el avión cuando estábamos regresando de Corea, me gustaría
tanto ir a China, yo amo al pueblo chino, lo quiero tanto eh, yo espero que se
den las posibilidades de buenas relaciones, tenemos contactos, hablamos, andar
adelante, para mi tener un país amigo como la China que tiene tanta cultura y
tanta posibilidad de hacer el bien sería una alegría.
Santo Padre, por primera vez
ha visitado EE.UU. nunca había estado antes, ha hablado ante el Congreso, ha
hablado ante Naciones Unidas, se ha llevado auténticos baños de multitudes. ¿Se
siente más poderoso? Y quería preguntarle también, porque le hemos escuchado
destacar el papel de las religiosas, de las mujeres en la Iglesia
estadounidense, ¿veremos alguna vez mujeres sacerdotes en la Iglesia católica,
como piden algunos grupos en EE.UU. y como tienen otras iglesias cristianas?
Papa Francisco: Las monjas en
EE.UU. han hecho maravillas. En el campo de la educación, en el campo de la
salud... El pueblo de EE.UU. ama a las monjas; no sé cuánto ama a los curas,
pero a las monjas las ama, las ama mucho. Son buenas, son mujeres estupendas,
estupendas. Cada una sigue a su congregación, sus reglas, hay diferencias...
Pero son magníficas. Y por eso yo me he sentido en la obligación de agradecer
todo lo que han hecho. Una persona importante del gobierno de EE.UU. me ha
dicho en estos días: “Yo, lo que tengo de cultura, se lo debo primariamente a
las monjas”. Las monjas tienen escuelas en todos los barrios, ricos, pobres,
trabajan con los pobres en los hospitales. Esta era la primera, de la tercera
me acuerdo, ¿y la segunda cuál era?
Si se siente poderoso después
de haber estado en EEUU con esta agenda y de haber tenido tanto éxito
Papa Francisco: Yo no sé si
he tenido éxito o no. Pero yo tengo miedo de mí mismo. Porque me siento siempre
débil, no sé, en el sentido de no tener el poder, pero también el poder es una
cosa pasajera, hoy está y mañana no está. Es importante si tú con el poder puedes
hacer el bien. Y Jesús ha definido el poder: el verdadero poder es servir.
Hacer los servicios más humildes. Y yo tengo todavía que avanzar en este camino
del servicio, porque siento que no hago todo lo que debo hacer. Ese es el
sentido que yo tengo del poder. Y en tercer lugar, las mujeres sacerdotes. Eso
no puedo hacerlo. El Papa San Juan Pablo II, después de
largos tiempos de reflexión, lo ha dicho claramente. ¡No porque las mujeres no
tengan la capacidad! Mira que en la Iglesia son más importantes las mujeres que
los hombres. Porque la Iglesia es mujer. La Iglesia, no es el iglesia. La
Iglesia es la esposa de Jesucristo. Y la Virgen es más importante que los papas
y los obispos, y que los curas. Hay una cosa que debo reconocerte: nosotros
estamos un poco con retraso en una elaboración de la teología de la mujer;
debemos avanzar en esa teología. Eso sí es verdad. Gracias
Santo Padre, en EE.UU. usted
se ha convertido en una estrella. ¿Es bueno para la Iglesia que el Papa sea una
estrella?
Papa Francisco: ¿Tú sabes
cuál era el título que usaban los Papas y que se debe usar? Siervo de los
siervos de Dios. Es un poco diferente de una estrella. Las estrellas son
bonitas para verlas. A mí me gusta mirar cuando el cielo está sereno en verano... Pero el Papa
debe ser, debe ser, el siervo de los siervos de Dios. Sí, en los medios se usa
esto, pero hay otra verdad: cuántas estrellas hemos visto que después se apagan
y caen, es una cosa pasajera. En cambio, ser el siervo de los siervos de Dios,
esto es bello, no pasa. Así lo pienso.
Fuente: ACI