LAS HERMANAS DE BELÉN LEVANTAN UN MONASTERIO DESDE CERO EN UNA ALDEA DE HUELVA

En un pueblo de 100 habitantes, las religiosas inician una fundación monástica tras dejar Jerez y construir con los “bolsillos vacíos”
Monasterio de las Hermanas de Belén en Huelva. Dominio público

En una pequeña aldea de Huelva, una comunidad de religiosas ha comenzado a levantar un nuevo monasterio desde cero, buscando el silencio, la soledad y la presencia de Dios en territorio rural. 

Las Hermanas de Belén y su apuesta por el silencio

La comunidad Familia Monástica de Belén – conocidas informalmente como las “Hermanas de Belén” – ha decidido iniciar un nuevo proyecto monástico en el municipio onubense de Zalamea la Real, más concretamente en su pedanía de Marigenta, para erigir el monasterio que llevará el nombre de Nuestra Señora de la Bondad de Dios. 

Tras más de dos décadas en el Monasterio de la Cartuja de Jerez de la Frontera, las religiosas dejaron ese recinto al considerar que ya no reunía las condiciones compatibles con su carisma de clausura, silencio y contemplación. 

La diócesis de Huelva celebró el 1 de marzo la llegada de la comunidad al lugar, con una eucaristía presidida por Santiago Gómez Sierra, obispo de Huelva, quien invitó a los fieles a acogerlas con cercanía. 

Un lugar y un estilo de vida buscado

El enclave elegido —una finca aislada en Marigenta, con apenas cien habitantes— responde a la voluntad de las hermanas de “irse a lo pobre”, “a lo dejado”, como explican a Huelva Información, inspiradas por la llamada a la periferia del Papa. Allí convirtieron una antigua casa de guarda que les donaron en vivienda temporal y un establo adyacente en capilla, mientras se prepara la construcción formal del monasterio. 

Las hermanas relataban que tras visitar 14 posibles terrenos por toda España, una “chispa” les indicó que este era el lugar. Unidos al deseo de estar en un entorno apartado, de silencio y recogimiento, encontraron en Huelva ese rincón. 

La presencia de vida contemplativa en la provincia era escasa, indican, y su apuesta abarcaría tanto a ellas como al espacio para quienes busquen retiro, oración o contemplación en la naturaleza onubense. 

El nuevo monasterio, que llevará el nombre de Nuestra Señora de la Bondad de Dios, será un lugar dedicado a la oración y la contemplación, ofreciendo un espacio de encuentro con Dios en la serenidad de la naturaleza onubense, informa la diócesis de Huelva.

Construir desde cero: desafíos y expectativas

La Fundación Fundación Contemplare se ha sumado al proyecto como soporte a la campaña de recaudación de fondos para levantar el nuevo monasterio, que parte literalmente “sin nada” y se desarrollará a paso sencillo, con la sencillez como valor. 

Aunque el proyecto está en sus inicios —las hermanas viven ya en la finca donada y ofician la capilla improvisada—, subrayan que lo importante es la presencia ya establecida: “Ya está la presencia de Jesús, que la gente puede venir a rezar”, explican. 

Una frase que resume esta vocación es: “Queríamos establecernos a lo lejos, en lo pobre… porque lo que ofrecemos es simplemente la presencia de Dios, y ya está”. 

¿Por qué Huelva y qué significa para la localidad?

La elección de un lugar con tan pocos habitantes puede parecer sorprendente, pero las religiosas Yohanan, Christ Gracia, Salvada y Sol Miriam, consideran que allí se concretan mejor los valores de clausura, silencio y contemplación. Además, la acogida del municipio de Zalamea la Real ha sido descrita como cálida, con ayuda del alcalde y del equipo local. 

Para la comarca, supondrá una nueva presencia espiritual, un centro de vida monástica y, posiblemente, de acogida para quienes buscan un retiro espiritual. También abre una nueva etapa para la comunidad de Hermanas de Belén en España, cuyo modelo apostólico no recurre a grandes estructuras ni multitud de visitantes, sino a la vida monástica de oración. 

Simplicidad, soledad y silencio 

El proyecto de las Hermanas de Belén en Huelva no es simplemente el traslado o réplica de un convento, sino una fundación de cero que apuesta por la simplicidad, la soledad, el silencio y el reclamo a las periferias. En un mundo acelerado y con fuerte mediación digital, la apuesta por lo contemplativo y lo pequeño adquiere un signo más radical.

El reto es grande: construir, financiar, asentarse. Pero el valor, también: ofrecer un espacio donde “ya está la presencia de Jesús” y donde pueda venir quien busca silencio, recogimiento o renovar su fe. La historia está en marcha, y Huelva abre su serena sierra para acoger esta nueva presencia.

M. S.

Fuente: ReligiónConfidencial