¿IGLESIA PEREGRINA? ¿QUÉ QUIERE DECIR ESTE TÉRMINO?

Quien peregrina va caminando hasta alcanzar su destino, por eso, así se le llama a la Iglesia que va de paso en esta vida para llegar al fin con su Señor

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"Estamos de paso en esta vida", es una sentencia muy conocida que se refiere a que la existencia en este mundo es efímera. Por eso tiene mucho sentido hablar de una Iglesia Peregrina a la que también se le llama "militante", como lo encontramos en una homilía de san Juan XXIII:

"¡Ah! ¡Qué misterio de verdad, de gracia y de salvación es la Santa Iglesia Católica en su triple manifestación de vitalidad divina y humana: Iglesia militante, purgante, triunfante!"

Por eso, cuando se habla de Iglesia militante, el Catecismo Romano del Concilio de Trento (Cap. X, art. 9 - V n. 138) se refiere a que:

"Está integrada por todos los fieles que aún viven en el mundo. Llámase así porque sus miembros deben aún sostener una dura y continua lucha contra los terribles enemigos espirituales: mundo, demonio y carne".

Por lo tanto, quienes vivimos aún en la tierra pertenecemos a la Iglesia militante y también, peregrina.

La Iglesia peregrina

En la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium se menciona a la Iglesia de los "viadores". De acuerdo con el diccionario, viador proviene del latín viātor, - oris 'caminante'. Por lo tanto, viador se refiere a la:

"Criatura racional que está en esta vida y aspira y camina a la eternidad".

De este modo la Iglesia peregrina es mencionada en la Lumen Gentium:

 "Así, pues, hasta que el Señor venga revestido de majestad y acompañado de sus ángeles (cf. Mt 25, 31) y, destruida la muerte, le sean sometidas todas las cosas (cf. 1 Co 15, 26-27), de sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; otros, finalmente, gozan de la gloria, contemplando 'claramente a Dios mismo, Uno y Trino, tal como es'"

Esta es la razón por la que debemos rogar la intercesión de los santos y orar por los difuntos, como lo explica el Catecismo de la Iglesia católica:

 "La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión de todo el cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció sufragios por ellos; 'pues es una idea santa y piadosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados (2 M 12, 46)' (LG 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor" (CEC 958).

Llegar a la meta

Así mismo, desde el bautismo fuimos integrados a la Iglesia, y con el cuidado y educación de nuestros padres y luego de los miembros de la comunidad, recibimos la instrucción necesaria para vivir como hijos de Dios.

Todos cobijados por nuestra Madre, la santísima Virgen María, con los ángeles, los santos y orando por nuestros difuntos, luchamos a diario para llegar a la meta.

Caminamos en medio de las dificultades de la vida con esperanza y con la fe puesta en que nuestro destino es el cielo, y que, a pesar de los tropiezos, la Iglesia peregrina avanza con paso firme, sabiendo que va por el Camino seguro que es Cristo.

Mónica Muñoz

Fuente: Aleteia