El Papa León XIV preside "Caminando juntos en la esperanza", una celebración de los 60 años de "Nostra aetate", la Declaración del Concilio Vaticano II sobre el diálogo interreligioso
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"Hace 60
años", con la publicación de Nostra aetate, la Declaración del Concilio Vaticano
II sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas,
"se plantó una semilla de esperanza para el diálogo interreligioso",
dijo el Papa León XIV el martes por la noche. "Hoy, su presencia atestigua
que esta semilla ha crecido hasta convertirse en un árbol poderoso, cuyas ramas
se extienden a lo largo y ancho, ofreciendo cobijo y dando los ricos frutos de
la comprensión, la amistad, la cooperación y la paz".
El Santo Padre
se dirigía así a los representantes de las religiones del mundo, a los miembros
del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y a los responsables
vaticanos y eclesiásticos comprometidos en el diálogo interreligioso, reunidos
en el Aula Pablo VI para celebrar el aniversario de la histórica Declaración
del Concilio.
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EL DISCURSO INTEGRAL EN ESPAÑOL AQUÍ
El diálogo como
forma de vida
Nostra
aetate, dijo el Papa, "nos abrió los ojos a un principio simple pero
profundo: el diálogo no es una táctica o una herramienta, sino una forma de
vida - un viaje del corazón que transforma a todos los implicados, al que
escucha y al que habla".
Refiriéndose al
título de la celebración del aniversario, "Caminando juntos en la
esperanza", el Papa León dijo: "Recorremos este camino" no
comprometiendo nuestras creencias, sino permaneciendo fieles a nuestras
convicciones. El diálogo auténtico continuó, "no comienza en el compromiso
sino en la convicción - en las raíces profundas de nuestra propia creencia que
nos da la fuerza para llegar a los demás en el amor".
Mártires por el
diálogo
El Santo Padre
comenzó su discurso recordando a las muchas personas de todas las creencias que
han trabajado en los últimos sesenta años "para dar vida a Nostra
aetate", hasta el punto de dar su propia vida, "mártires por el
diálogo, que se opusieron a la violencia y al odio".
Estamos donde
estamos hoy, dijo, "gracias a su valor, su sudor y su sacrificio".
Video histórico
de los 60 años de la Nostra Aetate realizado por el Dicasterio para la
Comunicación
Nostra
aetate: todavía de gran actualidad
Insistiendo en
que el mensaje de Nostra aetate sigue siendo "de gran
actualidad", el Papa León recordó las lecciones del Concilio: que la
humanidad se está uniendo cada vez más, que todos los seres humanos pertenecen
a una única familia humana con un único origen y una única meta; que todas las
religiones intentan responder a "la inquietud del corazón humano"; y
que la Iglesia católica "no rechaza nada de lo que hay de verdadero y
santo en estas religiones."
El Papa León
recordó, asimismo, los orígenes de la Declaración en el deseo de un documento
que describiera "una nueva relación entre la Iglesia y el judaísmo" -
un deseo realizado en el capítulo cuarto de Nostra aetate, que forma "el
corazón y el núcleo generador de toda la declaración".
Ese capítulo
continuó el Papa, conduce al capítulo final, que enseña que "no podemos
invocar verdaderamente a Dios, Padre de todos, si nos negamos a tratar
fraternalmente a cualquier hombre o mujer creados a imagen de Dios".
Una
responsabilidad sagrada
En la parte
final de su intervención, el Papa recordó a los líderes religiosos que
"comparten una responsabilidad sagrada: ayudar a nuestros pueblos a
liberarse de las cadenas de los prejuicios, la ira y el odio; ayudarles a
elevarse por encima del egoísmo y el egocentrismo; ayudarles a superar la
codicia que destruye tanto el espíritu humano como la tierra".
"De este
modo", dijo, "podemos guiar a nuestro pueblo para que se convierta en
profeta de nuestro tiempo: voces que denuncien la violencia y la injusticia,
sanen la división y proclamen la paz para todos nuestros hermanos y
hermanas".
Les recordó la
"gran misión" que se les ha encomendado: "despertar en todos los
hombres y mujeres su sentido de humanidad y de lo sagrado".
Llevar
esperanza a la humanidad
"Esto,
amigos míos, es precisamente por lo que nos hemos reunido en este lugar",
dijo, "cargando con la gran responsabilidad, como líderes religiosos, de
llevar esperanza a una humanidad que a menudo se ve tentada por la
desesperación".
El Papa León
concluyó su intervención con las palabras del Papa San Juan Pablo II, quien, en
Asís en 1986, dijo: "si el mundo va a continuar, y los hombres y mujeres
van a sobrevivir en él, el mundo no puede prescindir de la oración".
Y así les
invitó a todos a detenerse juntos en oración silenciosa, con la invocación:
"Que la paz descienda sobre nosotros y llene nuestros corazones".
Christopher Wells
Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News
