HOY EL RETO DEL AMOR ES REVISAR JUNTO A JESÚS NUESTRO EDIFICIO

Cemento o mortero

Dominicas de Lerma

Buenos días, hoy sor María Jesús nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

Distinguiendo el cemento del mortero, así me encuentro y aprendo de ello.

Con el tiempo, las lluvias y los hielos, los caminos de cemento de nuestra huerta se han resquebrajado y había que pensar en repararlos. Incluso hay algunas grietas junto a la tapia. Pero… ¡ojo! No podéis usar la misma masa para todo: para los caminos, cemento; pero para junto a la tapia, mortero.

¿Por qué? Porque el cemento es impermeable, endurece y no deja transpirar. En cambio, el mortero tiene un grado de porosidad y no daña la piedra de la tapia. Cada día hay algo que aprender.

También el mortero endurece, pero es una dureza porosa.

Cuántas veces rezamos el salmo 94. Es un salmo que por las mañanas nos invita a alabar al Señor, pero que también nos da buenas recomendaciones: «Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón».

Un corazón como la piedra y el cemento, impermeable, no deja entrar al Señor con su Agua Viva y vivificante. Pero esa piedra necesita al lado una masa que sea firme y porosa para que lo sostenga: un corazón firme y poroso como el mortero, que sostenga el edificio de nuestra vida.

Jesús quiere que distingamos bien entre la firmeza porosa de las verdades de nuestra fe, que nos sostienen dejando penetrar su gracia —que el Espíritu Santo no deja de enviarnos—, y la firmeza impermeable, que son las ideas o incluso vivencias a las que nos aferramos como principios inamovibles y que terminarían enfermando hasta la piedra de la tapia.

Hoy el reto del amor es revisar junto a Jesús nuestro edificio, nuestros cimientos, y ver si hay grietas que necesiten repararse con una actuación concreta.

VIVE DE CRISTO

¡Feliz día!

21 octubre 2025

Fuente: Dominicas de Lerma